Director: Dionisio Sánchez Rodríguez. El Pollo Urbano. Desde 1977 la primera revista de sátira política, información, ocio y cultura . Zaragoza. España. Nº 245. Extra Verano 2025.
Las bicicletas, ya lo contó hace cuarenta años Fernando Fernán Gómez, son para el verano. También los certámenes cinematográficos parecen tener un hueco prioritario en la canícula. El cine es ocio, diversión, pero también compromiso y un instrumento para la sensibilización.
Lloramos. Lo decía el ‘Eclesiastés’: “Por muchos años que viva el hombre, que los disfrute todos, considerando que sus días de oscuridad serán más”. La vida pende siempre de un suspiro. Acumular obituarios es una manera de dibujar una existencia con los granos de un reloj de arena viciada por los sentimientos.
El tiempo es algo relativo. No solo lo decía Einstein, sino también Chester Himes en una de sus novelas de serie negra sobre Harlem: “Eran diez minutos a pie si estuvieras yendo a la iglesia y unos dos y medio si tu señora te estuviera persiguiendo con una navaja”.
Que algunos hagan pis sin utilizar el retrete (la abuela de El Bola involuntariamente; el colega de clase en las vías del tren, voluntariamente), y que la clave del conflicto (el padre maltrata a su hijo) se descubra en un cuarto de baño, convierten la película en un monumento escatológico de patetismo ilimitado.
Decía el gran Francisco Umbral, en uno de sus maravillosos artículos, que “el cine es una extraña e insospechada madre colectiva y científica que acoge en sí cada crepúsculo a infinidad de hombres-niños que buscan con freudiana subconsciencia una negrura amparadora en que dormir y soñar”.
Detrás del logotipo acuchillado a la Fontana no hay nada o, peor, lo que hay viene siendo la same old story, vieja de un par de décadas de cine que, a su vez, han empastado millones de años geológicos: cuestión de escala. La franquicia jurásica busca, sedicentemente, la atracción WOW, el no va más glandular, el definitivo salto espectacular.
Con palos o sin ellos, la filmoteca de Zaragoza termina el curso 2014-2015 con el estreno del cortometraje documental del aragonés Ignacio Lasierra ‘Mi tío Ramón’ (2015), la coproducción hispanofrancoitaliana dirigida por el madrileño Antonio Drove ‘La verdad sobre el caso Savolta’ (1978) y el final de la retrospectiva en torno al singular productor musical y cineasta español Gonzalo García Pelayo, con la programación de sus películas ‘Manuela’ (1976), ‘Vivir en Sevilla’ (1977), ‘Intercambio de parejas frente al mar’ (1978), ‘Corridas de alegría’ (1981), ‘Rocío y José’ (1983), ‘Alegrías de Cádiz’ (2012), ‘Niñas’ (2013), ‘Amo que te amen’ (2014) o ‘Copla’ (2015), estas dos últimas en rigurosos estrenos mundiales.
Se ha celebrado en Zaragoza una nueva edición –y van diez- de Zinentiendo, y sus organizadores lo defienden a través de aquello en lo que creen, es decir, el transfeminismo, la superación de la dicotomía del género construido, la libertad de los deseos, los afectos y las sexualidades.