La alegría y la crueldad de un dedo / Dionisio Sánchez

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Por Dionisio Sánchez Rodríguez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

   Queridos amigos, compañeros y camaradas:

    En los buenos tiempos del stalinismo soviético, sobre todo en las afueras de la aldea de  Sandormoj, dentro del campo del archipiélago de Solovki,  se hizo célebre una frase que decía: “дерматит пальцев рук у рабочих, занятых на выращивании тюльпанов” y que tuvo un éxito extraordinario entre los condenados.

   Tanto, que los que sobrevivieron al castigo y posteriormente se integraron en la burocracia kruscheviana la enmarcaban y presidía casi todos los despachos. Su traducción aproximada era: “Quien a dedo entra, a dedo sale..” Algunos numerarios, los más sofisticados, le añadían un “Recuerda que…” que, sin duda, le daba a la frase una rotundidad inequívoca.

   Todo esto viene a cuento del llanto y lagrimeo que se ha producido entre algunos espíritus sensibles de nuestra ciudad porque el responsable de la cosa, el concejal de Cultura, decidió recientemente mandar a cascala al hasta ahora responsable de la Gerencia del Patronato Municipal de las Artes Escénicas y de la Imagen del Ayuntamiento de Zaragoza y Director Artístico del Teatro Principal desde el año 2004.

   Como viene siendo habitual entre los burócratas, en cuanto pasan de los cuatro años ocupando un cargo de libre elección–algunos incluso a los diez minutos- se creen que el puesto  y sus prebendas (que no son pocas) les pertenecen a perpetuidad, olvidándose de la vía amistosa, vergal, vaginal o culera,  y siempre digital, que lo colocó en dicha sinecura.

   Todos, cuando llegan, se  vacunan contra su antecesor tachándolo por lo bajini de antediluviano, vetusto y, sobre todo, de  casposo o conservador. Para que su gestión sea digna del dedazo que los colocó en órbita nos contarán en su decálogo de intenciones que aplicarán fórmulas  progresistas que lanzarán su actividad a la estratosfera del arte y el conocimiento universal. También hay algunos que si entran socialistas, enseguida se vuelven comunistas, cuando no, actualmente, acérrimos  podemitas.

   La realidad es muy otra pues el soñado y apetecible cargo es, generalmente, adormecedor. Es muy duro luchar contra las inercias y la plácida calma conjugada con una nómina exorbitante te lleva, sencillamente, a degustar con solvencia las cartas de los restaurantes cercanos y devorar licores espirituosos sin medida ¡Quién se puede privar de media docena de whiskys Macallan Rubi de a 170 euros la botella!… Y no te digo nada si es un “Nº 6 in Lalique Decanter” de  ¡5.700 euros la unidad!

     En fin, el asunto es que para los signados van pasando  los años disfrutando alegremente  de la vida. Pero la política tiene esas cosas: unos se van y otros llegan. Y los puestos disfrutados por  los amiguetes,  como son ¡legalmente! adjudicados a dedo, poco a poco, van teniendo otros novios más afines  con los políticos entrantes. Así pues, nada que objetar

   Por eso no entiendo ni la lágrima corporativa que ha corrido húmeda por algunos cristales de la ciudad  ni  que el nuevo dedo rivaresiano aluda al cansancio para mandar al viejo signado a escaparrar.

    Los dedos, cuando son dedos de verdad, no han de manifestar nunca fragilidad, antes bien, si se quiere impresionar y acogotar al resto de los servidores públicos en parecida situación han de lanzarse como un auténtico “dedazo” ¡Con dos cojones!

    Por otra parte, he de recordarle al concejal de la cosa un principio  universal: en los puestos a dedo, es imposible, repito, imposible, que pueda haber cansancio cansancio. Y hablando de dedos, ¿saben los lectores que le dijo el timbre al dedo? “If you touch me, I’ll scream”

     Amigos, compañeros y camaradas: A caballo, ¡Yihiiiii! Salud. 

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