México: Murales de la Capilla Riveriana

Por Emilio Mendoza

     Estimados lectores, aquí les propongo una obra más de nuestro gran muralista Diego Rivera. En esta ocasión les comentaré algo acerca de los murales que plasmó en la capilla del casco de la ex Hacienda de Chapingo, actualmente sede de la Universidad Autónoma Chapingo.


Emilio Mendoza
Corresponsal del Pollo en México
www.emimendoza.com

     En 1924 se inició la restructuración del casco de la Ex Hacienda de Chapingo que daría lugar a la Escuela Nacional de Agricultura y que, a su vez, se convertiría en la Universidad Autónoma Chapingo, considerada la institución educativa en ciencias agronómicas más importante de México. En aquel año, Diego Rivera fue invitado a participar en la decoración de diferentes espacios del edificio de Rectoría, entre los cuales se destaca, particularmente, la decoración de la capilla anexa al casco, mejor conocida como la Capilla Riveriana, en alusión a la Capilla Sixtina de Miguel Ángel en Roma.

    Diego Rivera comenzó a pintar los murales ese mismo año y los terminó en 1927. Pintó 24 paneles al fresco con la ayuda de varios ayudantes. Sin alterar la arquitectura original de la construcción que data del siglo XVII, pintaron respetando las cornisas, tableros, bóvedas y lunetos. Los paneles laterales a la derecha, con varios desnudos femeninos, son un homenaje a la madre naturaleza, principio femenino asociado a la fecundidad. Mientras que, los paneles sobre el muro izquierdo evocan la transformación social, por efecto de la revolución mexicana, asociada simbólicamente con lo masculino. Al ser un edificio para la enseñanza agronómica, el tema a desarrollar era el de la revolución agraria y Diego Rivera intituló su obra: “Canto a la Tierra”. De hecho, el significado de los murales concuerda con el lema de la Universidad: “Enseñar la explotación de la tierra, no la del hombre”.

   En la parte superior de la capilla, donde se encontraba el antiguo coro, se encuentra una mujer recostada que protege con su mano el germen de una planta, representa la fertilidad de la tierra. Más arriba, en el techo de la bóveda, otra mujer desnuda simboliza a la tierra lista para el proceso de la fecundación cuya idea es apoyada por la representación del sol, el viento y la lluvia, esta última simbolizada por el fenómeno arcoíris producido por la refracción de la luz en el agua.

   Sobre el muro de la derecha destaca el panel que representa las entrañas de la tierra, ahí donde se encuentra el fuego y reposan los minerales y que el hombre no domina todavía. Prosigue con un panel donde se encuentran mujeres y niños encerrados en claustros maternos figurando análogamente el desarrollo fetal con el de la germinación de la semilla, pasando del estado de vida latente a la vida activa. En seguida, hay otro panel que muestra a una mujer en el momento de dar a luz a una enorme flor que al desarrollarse llega hasta el luneto circular por donde se encontrará con la luz del sol. Otro de los paneles del muro de la derecha representa el árbol de la abundancia en el que se encuentran tres mujeres y un niño comiendo los frutos de la naturaleza. Cabe señalar que la fotógrafa Tina Modotti se prestó como modelo de Rivera para 5 de los paneles pintados en la capilla.

     Por lo que respecta el muro de la izquierda, sobresale el primer panel de la entrada que representa la hoz y el martillo y que intituló ‘Símbolos del nuevo orden’. Más adelante, siempre en la parte superior, se encuentra una imagen con una mujer recostada, inclinada y cabizbaja, con la cara cubierta por su cabello, en la cual, Rivera representa la tierra humillada. Su silueta representa el contorno geográfico de la república mexicana y está derrotada por el clero, el ejército cargado de armamento y el capitalista, junto al cual aparece una bolsa llena de oro.

    En la parte inferior del muro de la izquierda se encuentran los paneles que aluden a la realidad social, es decir, esbozan una sociedad dividida entre los que explotan y humillan y los que trabajan y son humillados. Una serie de esos paneles muestra la secuencia de la conciencia de clase hasta lograr la tierra y libertad. Comienza con el panel del nacimiento de la conciencia social con un revolucionario que señala con su dedo índice a la hoz y el martillo entrelazados sugiriendo la solidaridad entre trabajadores del campo y de la ciudad para alcanzar la libertad. Prosigue con el panel del pueblo humillado, en el cual, un campesino que tiene una hoz en la mano mira desafiando al explotador y su asistente. Ese explotador posee características diferentes a las del pueblo, pues es blanco, es el extranjero, es el latifundista. El hombre que apunta con un rifle al campesino agitador es un hermano mexicano traidor que está al servicio del terrateniente. Continúa la secuencia con el panel del propagandista, un hombre de camisa roja que abre los ojos a sus compañeros de clase que son explotados y divulga la existencia de la alternativa del socialismo tirando al suelo la semilla que dará vida a la revolución. La secuencia termina con el panel de la muerte del idealista: el agitador revolucionario yace muerto frente a sus compañeros de lucha y el dolor de sus familiares más cercanos. Sin embargo, su muerte no representa el final de la misión de tierra y libertad, pues el idealista renace convirtiéndose en las flores rojas de un árbol y continúa apoyando a sus compañeros que seguirán en pie de lucha hasta lograr el triunfo.

    En la parte superior del muro izquierdo, se encuentra la pintura de los mártires agrarios, en donde se representa a los líderes revolucionarios Emiliano Zapata y Otilio Montaño, quienes con su sacrificio fertilizan los cultivos de maíz. Aprovechando un luneto de la capilla, el pintor pone al centro de la escena una flor de sol iluminada con luz natural y con pétalos de fuego para glorificar a los caídos en favor de un ideal. El muro termina con la representación de la Trinidad revolucionaria compuesta por un obrero, un campesino y un soldado que están compartiendo con la familia campesina los frutos de la tierra gracias al triunfo de la revolución. El tablero habla del duro trabajo, de la abundancia y de la distribución justa de la riqueza.

    Al fondo de la capilla, en la pared frontal de la nave, Rivera expresó en esa pintura la idea de lograr la Utopía, un proyecto ideal y perfecto, imposible de realizar. Este quizá sea el panel más importante e impactante por ser el más grande y estar de frente. En éste, representó los 4 elementos de la naturaleza que tienen su efecto en nuestro ser, nuestra conciencia y forma de entender el mundo. Rivera pintó a una mujer embarazada en cuya mano derecha tiene una semilla en germinación mientras que alza la izquierda en señal de paz y armonía. Esa mujer representa a la tierra fecundada que ofrece sus productos a quienes la liberaron y la cultivan. La rodean un niño Eolo que produce con su soplido el viento; el agua simbolizada por una mujer de cabellos ondulados y el fuego representado por un Prometeo volcánico que lo roba a los dioses para ponerlo a disposición de la humanidad. En primer plano en la parte inferior se encuentra el nuevo Adán, quien después de haber sido expulsado del Edén por haber comido el fruto de la sabiduría, se dispone a construir su propio paraíso utilizando su inteligencia: aprovecha la energía cinética de las masas de aire, la fuerza de las aguas y el calor del fuego para crear energía eléctrica. La mujer que posó para este mural fue Guadalupe Marín, la primera esposa de Diego Rivera.

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