Internacional: ‘Nagorno-Karabaj, peligroso conflicto descongelado’


Por Agustín Gavin

     Los conflictos políticos basados en litigios de fronteras, étnicos o religiosos con violencia planificada, dejan posos para el futuro.


Agustín Gavin

Corresponsal Internacional del Pollo Urbano y Presidente de www.arapaz.org 

   La peor de las situaciones es cuando los enfrentamientos armados dejan heridas sociales sin cicatrizar y en cualquier momento vuelven a prender las ascuas de la hoguera. El viento que las inflama siempre es la diplomacia agresiva de los países más poderosos. Este es el reciente caso de los enfrentamientos en Nogorno Karabaj.

    Son más de treinta focos bélicos o post bélicos en el mundo, desde la guerra de Siria al Sahara occidental, desde Cachemira a Nepal, desde Colombia a la Republica Centro Africana, desde Sudán a Somalia etc, etc… Son noticias breves en los medios que al poco tiempo  se convierten en grandes titulares sorprendiendo a muchos y movilizando a mediadores para conseguir altos el fuego y negociaciones.

   Como decía Richard Holbrooke, diplomático norteamericano, cuando se llega a las mesas de pactos, el anfitrión que suele ser el mediador más importante tiene que llevar sus deberes hechos, es decir, sus intereses nacionales por encima de todo.

    Estos intereses nacionales en la diagonal que va desde oriente medio hasta Moscú están relacionados con el tránsito del crudo a través de los diferentes oleoductos que la recorren. Ya en los conflictos de Afganistán, Irak, primavera, versus, guerra árabe del 2000, Libia, Siria el motivo central era el petróleo, luego venía adornar la crisis con venta de armas para reforzar fronteras agitando el espantajo del nacionalismo y la religión para luego hacer desembarcar a los señores de la guerra instruidos por la diplomacia del G7.

    El problema de Nagorno Karabaj es un conflicto que arranca en la descomposición de la Unión Soviética, entre las repúblicas de Armenia y Azerbaiyán, litigio que ya venía viciado desde que Stalin  las creo artificialmente junto con Georgia en 1918, sin tener en cuenta las etnias y las costumbres. Recientemente se ha creado un nuevo país llamado República de Artsaj que nadie reconoce. En 1988 hubo una guerra entre los dos países por el control del Alto Karabaj que se llevó por delante más de 20.000 muertos y casi un millón de desplazados. El armisticio de 1994 dejó la paz sólo hilvanada y el conflicto hibernado hasta que hace unos meses se han vuelto a desatar las hostilidades, con acusaciones mutuas de quién comenzó el primero y con frágiles altos el fuego y esta vez los mediadores Rusia, Francia y Estados Unidos, el grupo de Minsk, no están en las mejores condiciones de arbitrar una solución. Durante este tiempo, como apuntan las agencias de prensa, han llegado mercenarios desde Siria, Libia uniéndose a los ejércitos que combaten en el Alto Karabaj y sorprendiendo la utilización de armamento y logística bélica de última generación y es que, como es sabido, por encima de los oleoductos las carreteras llevan un permanente flujo de tráfico de armas.

    Y es que en medio de esta guerra descongelada está Turquía con un activo apoyo a Azerbaiyán. Turquía ya tuvo en el año 2016 un misterioso golpe de estado, para algunos autogolpe, saldado con una brutal represión. Recep Tayyip Erdogan está recurriendo últimamente a la política de presión permanente utilizando su pertenencia a la OTAN y sus aspiraciones a entrar en la Comunidad Europea, utilizando a los más de cuatro millones de refugiados de la guerra de Siria como moneda de cambio para conseguir más financiación de la CCEE con sus continuas amenazas de abrir las fronteras y mandarlos hacia Europa.

     No se han olvidado de sus históricas reivindicaciones territoriales en las aguas próximas a Chipre enviando tropas de maniobras al Mar Egeo rápidamente contrarrestadas por Francia. Su presidente Macrón ha sido vilipendiado públicamente por el propio Erdogán por el tema de su defensa del laicismo y su contestación a los atentados del fundamentalismo islámico en territorio francés. Erdogán amaga con ser un posible referente para sectores del terrorismo del DAES.

     Por todo ello, y sumando los intereses colectivos en las reservas de crudo en el Cáucaso sur, el problema de Nagorno-Karabaj se puede extender cual mancha de aceite afectando a Rusia, la propia Turquía, Irán etc… Los fracasados altos el fuego, la utilización de armamento pesado y los ataques a la población civil no dan esperanzas de que ningún mediador pueda actuar imponer una tregua y una mesa de negociaciones. Habrá que estar atento a la reacción de Rusia con su no disimulado apoyo a Armenia y  sus desencuentros con Turquía en Siria y Libia. Aunque en principio a nadie le interesaba esta guerra, alguien la descongeló.

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