México: Triste y atípica fiesta de Día de Muertos por coronavirus


Por Emilio Mendoza

    Queridos amigos, la gran fiesta del día de Muertos que se celebra cada año a principios de noviembre en México, se ha visto afectada por la pandemia del coronavirus que se ha extendido por todo nuestro territorio. Se vive la celebración más atípica en muchos años.


Emilio Mendoza
Corresponsal del Pollo en México
www.emimendoza.com
 
 

  La festividad del día de Muertos en México consiste en reuniones familiares y de amigos para acompañar, orar y recordar a nuestros seres queridos fallecidos quienes, según nuestra creencia, ese día tienen un retorno transitorio a la tierra. Esta celebración se lleva a cabo en el lugar donde yacen los restos de nuestros extintos queridos, es decir, en el cementerio. La fiesta empieza en la noche del primero de noviembre y vive su máxima intensidad durante la madrugada del día siguiente hasta el amanecer. Sin embargo, este año la celebración se ha visto afectada por la pandemia que ya ha cobrado más de 90 mil víctimas en todo el país, resultando en la celebración más atípica en muchos años. El Gobierno federal ha solicitado el cierre de los cementerios o el control de sus entradas con el objeto de evitar aglomeraciones. Las autoridades han recomendado a los mexicanos que eviten reunirse este año, y que la fiesta se lleve a cabo cada uno en sus casas, limitándose a una fiesta familiar y hogareña con las tradicionales ofrendas.

Libertad para ofrendas domésticas

   La ofrenda del Día de Muertos que actualmente se conocen en México es el resultado de la fusión de las creencias y elementos religiosos del viejo y del nuevo continente. Se trata de altares domésticos para recibir a nuestros difuntos. Según las posibilidades de la familia, los altares pueden ser muy sencillos, sobre una mesa pequeña, pero existen también aquellos más complejos construidos sobre varios niveles. Cada ofrenda exhibe las fotografías de los propios extintos festejados a un lado de imágenes religiosas y objetos personales que ellos solían utilizar. Además, la mesa se enriquece con la exposición de la comida y bebida que más disfrutaban (arroz, mole con pollo, frutas, licores, etc.). En la ofrenda no puede faltar el típico pan de muerto, el cual se prepara exclusivamente para esta época del año. En caso que la familia venere a algún difunto niño, en la ofrenda se agregan dulces y juguetes. Cada familia decora su altar escrupulosamente; los cubren con finos manteles y los adornan con papel picado, produciendo diferentes figuras. Las decoraciones se complementan con veladoras y varios tipos de flores, en las cuales predomina la flor de Cempoalxóchitl. En algunos lugares públicos se instalan grandes altares para venerar a personajes importantes ya fallecidos. La pandemia no pudo impedir la tradición de las ofrendas que tiene un profundo arraigo en nuestro país.

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