Circular por el hayedo de Abi, en el valle de Aísa


Texto y fotos: Chema Tapia

    Como esta ruta es apta para realizarla en familia, incluso con gente menuda, comenzaremos haciendo alusión a uno de los cuentos más famosos de …

…nuestra infancia, el de Caperucita Roja, cuento de hadas de transmisión oral desde la más profunda Edad Media.

   En nuestro bosque de hoy ya no hay lobo, ni esa niña de mofletes rosados, que vestía su abrigo con capucha roja, ni su abuelita… ni tan siquiera apenas ovejas. Solo queda el bosque, aunque no sabemos si encantado de lo que tiene, o desencantado de lo que ha perdido. Nos acercamos a uno de los rincones más bellos del alto valle de Aísa, tanto es así que el río Estarrún se rinde a sus pies.

 

  A unos 7 km de la cabecera del municipio de Aísa, valle arriba, se encuentra el desvío a la derecha para entrar al área recreativa de Abi, de donde sale esta corta, pero atractiva circular con cambiantes paisajes y con un punto álgido sorprendente.

    Pero antes de llegar, justo en los límites del Parque Natural de los Valles Occidentales, merece la pena detenerse para ver con calma la cascada del barranco de Sibiscal, con su larga y estrecha caída de agua y el curioso puente de madera que lo cruza.

 Decididamente, nos acercamos al área recreativa de Abi, para partir de sus 1360 metros de altitud, junto al Estarrún, que se cruza por un puente de madera. Inmediatamente después nos encontramos tablillas del parque —indicando que es el el sendero S8— que nos dirigen hacia la izquierda, introduciéndonos ya súbitamente en las fauces de un tupido bosque de hayas que, al estar tan espesas, crecen rectilíneas en pos de esa luz que les da la vida. Todas iguales, todas distintas, y aún más unos grandes ejemplares que imponen respeto al pasar a su lado.

   El trazado es bastante empinado, pero como no hay prisa nos lo tomamos con calma. Antes de la media hora, a paso de adulto, el sendero pasa al pie de un roquedo, en cuya base encontramos un par de cuevas, empleadas en sus tiempos para refugio de pastores y ganado. En poco más de subida por entre el bosque, asistimos a una transformación total del paisaje. Llegamos a los llanos de Abi, cambiando la mirada en corto del bosque por las amplias vistas que permite un gran espacio de terreno; cambiando la humedad por unas soleadas praderas, que disfrutamos viéndolas, y más lo haríamos si estuvieran con ganado, ramoneando los suelos; cambiando, en definitiva, el espacio limitado del bosque, por otro con mucha más expansión, en el que los niños, también los adultos, podrán disfrutar del entorno.

    Por encima de nosotros, el cordal de la Magdalena y las Blancas. Valle abajo, las anchuras de un Estarrún que se descongestiona al salir de los congostos de la cabecera del valle. Y a nuestra espalda la sierra de la Estiba, con el pétreo Mesola. Un paraje verdaderamente agradable y sorprendente. A 1550 metros de altitud, es el punto más alto de la circular, en consecuencia, podemos disfrutar bien de nuestra «cima» de hoy. Cuando decidamos comenzar el retorno, lo podemos hacer bajando hasta el fondo y, por un corto tramo de terreno más incómodo, de piedras, cruzamos el barranco Vistosla para salir a una pista, que desemboca en otra principal.

   Al llegar a ella, la tomamos a la derecha, y ya de vuelta nos presentamos en el punto de partida, pudiendo terminar la jornada por los alrededores.

    ¡Ah!, y no olvidarse de parar en la cascada de Sibiscal… que, aunque se haya hecho en la subida, no importa, porque seguro que tiene distinta luz… y distinta agua, y seguro que nuestra mirada, también lo es, después de haber conocido tan bello rincón.

  (Ruta incluida en el libro 40 rutas y ascensiones por Valle del Aragón , Chema Tapia, Prames, 2021)

Mapa: Cartografía Prames