La innombrable / Gonzalo del Campo


Por Gonzalo del Campo Antolín

        La libertad se ha convertido en ese pan que vemos en rebaños, esperando hornearse apenas en minutos y que en horas …

…se convertirá en mendrugo, tan duro que ni siquiera los gorriones y perros más hambrientos lo querrían como alimento. Cuando oigamos la palabra libertad en boca de talibanes ya podemos echarnos a temblar o salir corriendo lo más lejos posible de su alcance. Y lo curioso es que se han apropiado la palabra y cada vez que lanzan una nueva ofensiva para procurar que se pudran los derechos o la libertad de mucha gente, lo hacen invocando el sueño libertario de hacer todo el daño posible en bien de todos. Es digno de recordar cómo, cuando ejercen el poder sin freno de la manera absoluta que, al parecer, les otorgan las urnas, igual que dioses (a los que tanto tiempo despreciaron, temieron y combatieron), cualquiera que les contradiga es su enemigo y todo sirve para acallar su crítica. Da igual que esté fundamentada, que maneje certezas y datos irrebatibles y sea producto de la reflexión. La mentira se lo lleva todo por delante, cuando quien la dice no duda ni un instante de estar en posesión de la verdad y convierte su deseo en cruzada.

    En el caso que nos ocupa, sabemos que detrás de su figura femenina, tan dada al histrionismo y victimismo culpabilizador, hay un eterno aspirante a alcohólico (no precisamente anónimo) que susurra al oído sus maldades aberrantes para que la actriz borde el papel y vaya de Venezuela a Nicaragua en un puzle demencial de descomunales sandeces, repetidas como el maestro Goebbels enseñó y Banon predica a sus alumnos más aventajados.

    Digo yo que no debe haber tantos ricos en Madrid o ¿Acaso el número de seducidos por la estupidez supina es tan alto que el todo Madrid (No sólo el reino del renombrado Carapolla) se convierte en un Mordor de tapeo y cañas, bajo el ojo vigilante de Ayuso-Saurón-Rodriguez, que atienden sobre todo a que no falte el stock de calamares suficiente. Como si estos fueran la droga que pulveriza la memoria y les hace olvidar qué pasó desde el golpe de Estado que supuso el Tamayazo?

    La palabra Esperpento, quizá siga siendo la que más se acerque a definir lo que ha acontecido en ese tiempo transcurrido. Pero los nuevos personajes que salen a la luz, quizá necesiten palabras diferentes, que sean más precisas y más explicativas de cómo se van entretejiendo el casticismo casposo y teatrero, el fascismo del ordeno y mando y el neoliberalismo del todo para unos pocos y que se joda el resto. Esta es la punta del iceberg que ha llevado a la calle a tanta gente. Pero claro, doscientos mil o un cuarto de millón de personas clamando por la Sanidad Pública no supone más que una pequeña parte de la población de la Comunidad Madrileña, así que tranquilos, aquí no pasa nada. La Reina Cleopatra (con perdón) puede seguir tratando al personal sanitario con la misma prepotencia y desprecio que lo viene haciendo desde siempre. Para ella son meros peones en un tablero que maneja como una demente de manual, si no fuera porque está consiguiendo obligar que mucha gente suscriba seguros médicos privados por temor a que el boicot de Ayuso a la Sanidad Pública acabe pasando factura a su salud. Quien pueda se lo pagará y al resto (que son la mayoría) que les zurzan. Visto lo que pasó con los ancianos de las residencias no hay lugar para pensar en la misericordia o la piedad, cualidades tan propias del buen católico, para  todos los demás.

   Para mí, la foto que mejor retrata a Ayuso es esa en la que aparece como una miembro (masculino) más de la tribu Bororo o Wodaabe. Ellos, con sus gestos buscan crear un efecto de belleza, entendida a su manera. La política madrileña consigue sacar en ese retrato su verdadera personalidad, una mezcla entre Chuky, Jack Torrance y beata siniestra, que explicaría las salidas de tono, las mentiras, los exabruptos, los insultos, sin llegar al extremo de, como hace la niña del Exorcista, echar espumarajos y papilla verduzca por la boca.

   No me digáis que semejante esperpento no merece ser renombrada con una palabra que la defina con mayor precisión. Pero, mejor no adelantemos ninguna no sea que le guste y se la apropie en su carrera triunfal a ser la pareja de Elon Musk en su futuro devenir por Marte y otros planetas que ya están añorando su presencia.

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