Provocador (El espectáculo está asegurado) / Andrés Sierra


Por Andrés Sierra

Pongo el audio. Suena The Doors, en el tema “Escalera al cielo”. Aleatoriamente cojo un libro y aparece “Siddharta” de Hermann Hesse, cojo una partitura y es un nocturno de Chopin.

      Y salgo a la calle. Todas las personas que me encuentre, mi trato con ellas dependerá de las sensaciones que he tenido en casa inevitablemente.

     Otro día, por medio el azar, en el audio suena Víctor Jara con el tema “Te recuerdo Amanda”. Cojo un libro y sale “Crimen y castigo” de Dostoievski. Con la partitura aparece una de Czerny.

  Ese día al salir a la calle mi comportamiento, muy seguramente, será mucho más hiriente con mis semejantes.

  Y así sucesivamente, día tras día. Siempre sin faltar al respeto hacia mis congéneres.

   Sintiéndome seguro de lo que voy a soltar, lo suelto, esperando controversia a lo que digo. Si no tendría sentido mi provocación, y por supuesto esperando en las respuestas por parte de las personas razonamientos válidos.

  Puedo dar fe, y la doy, que esto es así.

   Me he percatado de más de algunas personas que a priori funcionan con los demás como yo, en el fondo van de chulos y prepotentes, con lo cual la relación interpersonal es un fiasco. Recuerdo de alguien que hasta se jacta de no tener amigos; claro no me extraña, suele ser por lo general un faltón, sobre todo cuando lleva unos tragos.

   Es sumamente entretenido la crispación que adoptan algunas personas cuando quieren y no pueden rebatir mis cuestiones. Ciertamente en mis cuestiones a debatir, siempre tengo un mínimo conocimiento de causa, si no, yo sería un gilipollas. No me excuso que, excepcionalmente, me haya despistado y por cabezonería haya metido la pata, pero todos nos equivocamos alguna vez. Lo malo es quien se equivoca continuamente, y aún peor si además va de campeón por la vida.

   Construyéndome en ese azar, estoy expectante para ver que me toca mañana aleatoriamente en el audio, en las novelas, en las partituras…

  Ya en la calle sentiré si quien esta frente a mí, y con mi provocación, da manotazos en la mesa, o por el contrario, estoy aprendiendo de él.

  De cualquier forma el espectáculo está asegurado, y a ser posible, siempre con alegría.

Artículos relacionados :