‘Editar Teatro ¿tiene futuro? Y si tiene ¿qué futuro nos espera’ / Enrique Villarrocha


Por Enrique Villarrocha

   ¿Una inteligencia artificial podría escribir la obra perfecta?
    Intentaré con estas palabras, esta vez leídas y en soporte papel, hacerme y haceros a los presentes más preguntas que respuestas, tratare de ejercer un poco de filósofo sofista y generar dudas entre los participantes en este encuentro, crear dudas para la reflexión, como siempre he procurado en el ejercicio de mi oficio, dudar y no dar nada por sentado, seguiré conservando la máxima de Jorge Wagensberg, director del museo de la Ciencia de Barcelona, que decía: Cambiar la respuesta es evolución, cambiar la pregunta es revolución. En eso estamos los aquí reunidos, intentando cambiar las preguntas para vislumbrar y despejar de incertidumbres el futuro de nuestra actividad, queremos vivir la revolución digital sin alterar los valores éticos y políticos, pero asistimos perplejos y sin respuestas a la implantación de un nuevo modelo económico basado en la innovación que cambiará nuestro modo de vida, un cambio que visibiliza la crisis de la verdad que soportamos. La infocracia la nueva forma de dominio donde las personas se degradan y pasan a ser datos y ganado consumidor. Siguiendo con lo que escribía en su último libro Infocracia el filósofo coreano Byung-Chul Han, creemos que La digitalización del mundo avanza inexorable. Somete nuestra percepción, nuestra relación con el mundo y nuestra convivencia a un cambio radical. Nos sentimos aturdidos por el frenesí comunicativo e informativo. El tsunami de información desata fuerzas destructivas. Entretanto se ha apoderado también de la esfera política y está provocando distorsiones y trastornos masivos en el proceso democrático. Afirma Byung-Chul Han La democracia está degenerando en infocracia.

     Si de alguna manera el libro como soporte de la literatura y el conocimiento fue objeto de culto y nos ayudó a consolidar la democracia en el mundo; hoy es la información y el manejo de los datos los que configuran el poder político, y a esto, como editores de teatro, tenemos que enfrentarnos. Aprender juntos, debatir, contrastar lo que pensamos, compartir con los demás, ampliara nuestra capacidad de ofrecer nuevas competencias y habilidades al conjunto de la sociedad en este cambio de época que nos ha tocado vivir como editores de teatro. Un cambio de época que está modificando ideas y perspectivas. todos debemos contribuir a que el conjunto de la sociedad pueda afrontar ese cambio de época con la dignidad y la fuerza necesaria para mantener viva nuestra pasión por el teatro.

     Inmersos como estamos en el tsunami de la digitalización, aquí en este encuentro estamos una representación de los editores de libros de teatro, tratando de preguntarnos por el futuro de nuestro oficio e intuimos que nos enfrentamos a un cambio de modelo de consumo cultural que tiene una difícil respuesta por parte del sector del libro, la infocracia que se apodera de la sociedad, destruye el modo tradicional de adquirir sabiduría. Hoy me pregunto ¿Tiene futuro editar teatro?, y si tiene, ¿qué futuro nos espera?, como bien decía recientemente, el filósofo y ensayista Daniel Innerarity, nunca el conocimiento había sido tan importante y a la vez tan sospechoso.

    En el caso del teatro la relación que se establece entre la escritura, la lectura con la puesta en escena final genera un paradigma interesante que los editores de teatro conocemos bien, porque sabemos y vindicamos que el teatro también se lee, por eso nos dedicamos a editar y mostrar en soporte papel algo concebido para otro soporte el de la escena, damos un gran valor literario al teatro, cuando sabemos que ha sido escrito para verse en el escenario y lo tenemos en papel en forma de dialogo, con acotaciones más o menos literarias y silencios insinuados por el lector, por eso la pregunta hoy es. ¿cómo será el teatro en un futuro cercano?, ¿De qué manera se escribirá teatro en el futuro?, ¿Ese teatro lo veremos en los escenarios convencionales que conocemos o tendrá otro soporte y otro modo de exhibición?, ¿qué soporte tendrán las artes en vivo? ¿Como será la escritura teatral en la época digital? y ¿cómo afectará al consumo de teatro estos nuevos soportes?, ¿cómo afectará a nuestras editoriales todo esto? Llevo tiempo, desde antes de la pandemia que ha acelerado el proceso de digitalización, viendo como la revolución tecnológica nos está cambiando los hábitos culturales de consumo, vemos como las experiencias digitales están transformando radicalmente las artes escénicas y los espectáculos en vivo y esto queramos o no nos afecta como editores, afecta a nuestro oficio, sin duda el editor de libros se verá transformado radicalmente por la revolución digital, algo que creo inevitable. La digitalización traerá nuevas formas de escritura que derivan en nuevas formas de lectura. Pero estos cambios generan múltiples interrogantes sobre cómo se está? produciendo esa transformación y cuál es el camino que seguir.

   En mi caso, con Teatro Arbolé llevo produciendo y alentando la creación de contenidos culturales de forma analógica desde hace más de 40 años, utilizando hasta la fecha los soportes convencionales, generando espectáculos en vivo con códigos y lenguajes que responden al canon occidental convencional del teatro, la literatura o la imagen y utilizando el soporte papel a través de nuestra modesta editorial de textos de títeres o de autores contemporáneos aragoneses, son ya 78 publicaciones, guardando memoria de la literatura dramática que editamos en formato libro de papel. Equivocados o no, hemos ido abriéndonos a los avances tecnológicos y a los cambios de paradigma que la tecnología ha desarrollado y ha impuesto de forma inequívoca. Hoy volvemos a estar en la encrucijada transformar el modelo y adaptarnos o empecinarnos en la continuidad de lo que hacemos ¿hacia dónde vamos? Por un lado, no podemos escapar a los procesos de digitalización y nuestra editorial ha comenzado el proceso sin saber a dónde nos conduce todo este proceso y por otro necesitamos un cambio generacional que afronte la revolución digital con ojos más actuales.

    Fue Peter Brook quien en pleno siglo XX nos abrió? los ojos sobre la importancia del espacio vacío en las artes escénicas: «Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral». ¿De que? manera esa afirmación está vigente cuando lo digital y lo virtual forman parte de una misma dimensión de lo escénico? ¿Dónde comienzan y dónde finalizan los espacios creativos cuando la fusión entre la dimensión física y la dimensión virtual se entremezclan continuamente? Las experiencias digitales que están transformando las artes escénicas y los espectáculos en vivo y nos van a transformar sin ninguna duda a los editores de teatro, pero a la pregunta ¿cómo será ese cambio? No tenemos respuesta. Los cambios nos generan múltiples interrogantes sobre todo por la forma cómo se están produciendo esa transformación digital. Las cuatro transformaciones transcendentales en las relaciones sociales que, sin duda, afectan también a la forma de analizar, contemplar, escribir y editar teatro son:

a) El desvanecimiento de los límites entre lo real y lo virtual.
b) La desaparición de los límites entre ser humano, máquina y naturaleza.
c) El paso de la escasez a la sobreabundancia informativa.
d) La transición de la primacía de las cosas a la primacía de las interacciones.

     Lo cierto es que vivimos una sociedad liquida y como dice Zygmunt Bauman la cultura ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir. Y esa seducción se ve amplificada por el efecto espectacular que adquiere la cultura en contacto con lo digital. Porque, aunque lo fundamental en la exposición de los contenidos culturales es la reunión, esta reunión se ve condicionada por el soporte que empleemos. Los soportes condicionan los contenidos y el canon literario que conocemos.

   Todos sabemos que hay muchas maneras de escribir, porque hay muchos lenguajes posibles y en el futuro seguramente llegaremos a respuestas distintas al encontrarnos en un contexto distinto y una escena probablemente también muy distinta, donde la presencia de nuevos hábitos y soportes que condicione la exposición de las creaciones culturales y no cabe duda de que nos veremos afectados como editores de teatro.

  Por eso a la pregunta ¿Que? es la dramaturgia hoy en día y cómo será en el futuro?, ¿cómo editar estas dramaturgias?, ¿en qué formato las veremos?, ¿cómo hacerlas llegar al lector ávido de contenidos culturales digitales?

    Para poder afrontar con éxito los cambios en nuestra dinámica profesional como editores de libros tenemos que identificar los retos a los que nos enfrentamos de una manera decidida y abierta. Uno de los retos a los que nos enfrentamos es el del necesario cambio generacional, necesario e inevitable es cuestión de tiempo. Otro es el reto reputacional, recuperar la reputación del editor como elemento indispensable de la necesaria comunicación entre autores y lectores. El reto digital que nos ocupa hoy aquí y al que no podemos evadirnos. El mundo que heredamos tras la pandemia es un mundo económicamente nuevo. con mayores desigualdades y la desigualdad genera un acceso muy diferente a la cultura. Por todo esto actuar como si estos cambios no existieran, sería un error de bulto. Es cierto que esta escala macroeconómica se escapa mucho de nuestra esfera de responsabilidad, pero como editores tenemos que conocer y adaptar nuestras editoriales a los nuevos formatos y nuevas escrituras de teatro. Las respuestas a estos desafíos serán los factores de cambio que incidirán en los planteamientos que adoptemos a la hora de enfrentarnos al futuro. Todas estas preguntas no son las únicas, hay muchos más que se nos puedan escapar en estas reflexiones para el futuro. Estos nuevos tiempos nos afectan de un modo estructural a la esfera cultural y a la edición. La existencia del sector editorial en el futuro dependerá de la respuesta que demos a estos retos que nos plantea la revolución digital, y digo el sector editorial, porque el libro objeto en papel siempre estará, como el teatro existirá mientras alguien quiera contar una historia y alguien quiera escucharla. La pregunta que se me ocurre es ¿Una inteligencia artificial podría escribir la obra perfecta?

    En el futuro es de esperar que la digitalización de la sociedad y del entorno empresarial y la administración se acelere aún más, con la llegada de tecnologías como 5G que harán posible la difusión de contenido cultural digital en dispositivos móviles de forma ubicua, el empuje de otras tecnologías afectará a las industrias creativas como la realidad virtual y realidad aumentada y la proliferación de sensores integrados en nuestros dispositivos y en dispositivos de todo tipo que hasta ahora no estaban conectados o el “Internet de las Cosas”. No hay duda de que los algoritmos computarizados representan una herramienta muy poderosa para extraer valor de los datos que se compilan cada vez en mayores cantidades en la economía digital. Por un lado, esta? la “digitalización” del producto o contenido, es decir la conversión a medios digitales de un contenido que tradicionalmente ha sido analógico o físico.

   La primera industria en sufrir esa transformación fue la industria musical, pero también es hoy el caso de la industria editorial y medio impreso, o de la industria del cine y en general los medios de comunicación. Otros muchos sectores también ensayan formas de digitalización del producto. Por otro lado, la industria creativa, de la misma forma que otras muchas industrias, esta? “datificando” muchas fases de la cadena de valor, y no solo la creación del producto. Los datos han sido, desde el comienzo, un parámetro importante en la gestión: los datos de audiencia siempre han tenido importancia para los medios, como forma de justificar sus precios a los anunciantes. Sin embargo, hoy en día, desde la creación hasta el consumo, todas las etapas de la cadena de valor están muy influenciadas por los datos. Debido a la disponibilidad masiva de datos y la mejora de su tratamiento, la gestión de cada área de actividad esta? cada vez más basada en datos, dejando cada vez menos decisiones exclusivamente a la intuición. Aprender a manejar los datos será tarea primordial para continuar editando teatro.

   El modo en que se desvanece nuestro apego hacia cosas tangibles que le daban al mundo una sensación de estabilidad, como eran los libros en papel, la biblioteca personal se desmorona: Vivimos unos tiempos donde el fetichismo de las cosas se ha acabado. Nos volvemos fetichistas de la información y los datos la infocracia como nos alerta y previene el filósofo coreano Byung-Chul Han.

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