Por Jorge Marqueta
Pablo Casado se fotografía con rostro de preocupación y aparentando cansancio y agotamiento tras largas horas de trabajo.
Mangas remangadas mirando un espejo en un baño. Foto en blanco y negro para incrementar la idea de lo trágico.
Isabel Díaz Ayuso se fotografía con lágrimas bañadas en rímel recorriendo sus mejillas en una misa por los fallecidos por la pandemia. Hizo dejación de sus funciones como Presidenta de Madrid y abandonó la Conferencia de Presidentes para ir a misa y fotografiarse. Este fin de semana aparece en un diario estatal como «Mater Dolorosa» de luto riguroso.
El hombre trabaja hasta el agotamiento.
La mujer reza y sufre como una nueva Piedad.
Cuando la política se reduce al postureo y la imagen, a una farsa sin propuestas ni alternativa real, tenemos un problema.
Cuando solo caben argumentos que quepan en un tweet y el debate se reduce al insulto, tenemos un problema.
Es un grave mal.
Por respeto y responsabilidad, necesitamos políticos y políticas, no pésimos actores y actrices de malas tragicomedias grotescas y chocarreras.
No solo afecta al PP, ni todos los políticos del PP son así, aunque ellos los tienen en las más relevantes responsabilidades, como si de un mérito se tratara. Es calamidad que extiende como epidemia que necrosa la política.
Siempre precisamos de Política, pero más en situaciones de crisis.
