Estado de Alucine / Manuel Medrano


Por ManuelMedrano
http://manuelmedrano.wordpress.com

Ya está el ambiente en modo “esto del bicho se acaba, a otra cosa mariposa”. Puede que sí (según la OMS y los microbiólogos del Hospital Vall d’Hebron), puede que no, a saber.

   Parece ser que el calor y el sol (especialmente los rayos UV) le sientan mal a la cosa esta, así que de momento, bien vamos. No obstante, mientras escribo estas líneas no sé si nos dirigimos hacia la sexta prórroga del Estado de Alarma, hacia la instauración de la Dictadura del Proletariado, o hacia la proclamación del Movimiento Nacional. Por lo pronto, un portavoz gubernamental de Sanidad ha resucitado a 2.000 fallecidos hace poco, tal cual.

   Desde mediados de marzo hemos visto y padecido de todo. Encarcelamiento domiciliario, vaivén con el asunto de las mascarillas, falta de UCIs y respiradores, Estado de Alarma alarmante (¡a la mierda los Derechos Civiles!), descoordinación entre el gobierno estatal y los autonómicos (eso continúa, y no mejora), las diversas policías multando a saco según criterios personales (de cada agente en particular), medios de comunicación haciendo gracietas de las barbaridades infantiloides que se perpetraban contra los ciudadanos indefensos, delatores civiles convertidos (casi siempre) en cuerpos parapoliciales impelidos por su amargura e idiotez, trolls pesadísimos en las redes con escaso argumentario e ideología basada en sus privilegios (normalmente chollos en la administración, fijos o temporales), Pedro y Pablo jugando al teto (ya sabéis, tú te agachas y yo…), etc.

  Hay muchas preguntas que quedan en el aire. Por ejemplo, repito por enésima vez, si esto no se ha aprovechado para hacer un enorme experimento social con los ciudadanos como cobayas. Si no hay gente que se ha enriquecido bastante con esta tragedia, y lo sigue haciendo (dinero a cambio de sangre). Si la picaresca influirá, como es habitual, en la recuperación: ya hay subidas en productos alimenticios básicos (curiosamente menos en supermercados que en tiendas pequeñas), colectivos que piden más pasta, especuladores que entran a saco en bolsa, mercado inmobiliario y lo que se tercie,  etc.

   La masa de damnificados que quieren paga estatal o créditos casi a fondo perdido por su situación, sean trabajadores, autónomos o empresarios, habría que analizarla con lupa. El que lo necesite, muy bien. Pero hay quien aprovecha (ya se están investigando varios ERTE), quien dice tener pérdidas ahora pero llevaba así un largo tiempo, quien valora su cese de actividad como si fuese resultado de la crisis sanitaria aunque estaba virtualmente en quiebra anteriormente. Solo pido que se mire, como se deberían vigilar otros gastos de dinero público.

   Ha habido actos muy meritorios, heroicos en algún caso, entre el personal sanitario, pero no todos por igual, y queda por ver las responsabilidades del gerontocidio masivo y cómo casa eso con el juramento hipocrático. Es por saberlo todo.

   Ha habido actuaciones memorables de cuerpos y fuerzas de seguridad, también de bomberos y otros. Y auténticas mamarrachadas.

   Ha habido políticos más preocupados por salir en la foto como si fueran Superman, encabezando caravanas de funcionarios, que por su eficacia.

   Y demasiado vedetismo, comportamiento chabacano, búsqueda del aplauso y la loa, de la subida salarial, de la promoción corporativa, pura náusea dada la situación que se quería aprovechar.

   Es ya seguro que esta búsqueda del aborregamiento ha incluido el uso, habrá que ver si previo contrato (busquen en las partidas de gastos) de esos famosos DJ de barrio que atronaban manzanas enteras y animaban a que aplaudiesen los presos desde sus balcones. Demasiada casualidad en toda España, y una impunidad a prueba de denuncias de la que se han beneficiado casi invariablemente. Que en ocasiones tenían detrás a políticos de peso, me consta.

   Mientras hemos descubierto que, en ocasiones, tanto en cuerpos armados como entre algunos profesionales de la Sanidad se argumentaba la “obediencia debida” para actuar con dudosa legalidad, como alegaron los nazis en los Juicios de Núremberg, para hacer cualquier cosa contra el españolito indefenso, también hay quien les ha ilustrado sobre ello, porque se empieza así y se acaba muy mal.

   Sin embargo, han tenido mucha menos visibilidad otras profesiones en continua exposición al público, y tan meritorias como las demás. Los profesionales de las farmacias, los estanqueros/as, y no me resisto a hacer una mención muy especial al personal de las tiendas de alimentación y supermercados. Allí han estado, dando la cara, las mismas personas que me atendían antes, currando igual o más, cuidando de tu seguridad sin estridencias, con actitud atenta, explicándote a qué hora solía venir un producto y a qué hora lo saqueaban los histéricos, etc. En un local de este tipo al que esta situación me ha llevado a acudir con más frecuencia, había dos grandes paneles de dibujos de niños dándoles las gracias por estar ahí, colocados sin alarde, pero con orgullo.

   Como en los próximos meses habrá “mucha tela”, acabaré brevemente con algunas opiniones mías de carácter político. No hablaré ni de Pedro ni de Pablo, sólo diré que si Pablo cree que le va a torcer la voluntad a la Sra. Merkel, va dado. Cuando la Rudi se enfrentó con Montoro, el que perdió fue Aragón, porque el que tiene la pasta (y la pone) es el que lleva las de ganar. Otra reflexión es que aquí han quedado interrumpidos una serie de procesos y debates que, o se retoman ahora con fuerza, o seguiremos abocados a la bronca y el desastre. Así, querría saber si alguien plantea en serio un programa para eliminar instituciones políticas, que de verdad sobran. ¿El Senado ha tenido utilidad estos meses pasados? Es solo un ejemplo. También me gustaría conocer si va a haber algún debate interno de partido o público sobre el perfil, trayectoria y formación de políticos y asesores, con sueldos muchas veces de vértigo, ingresos que nunca lograrían en ninguna otra actividad porque… no saben hacer nada. Se ha favorecido eso que llaman el “político profesional”, dócil, sumiso e incompetente, y estamos gobernados por demasiada gente de ese tipo, con empatía social y conocimientos útiles igual a cero. Finalmente, coincido con quienes dicen que se van muchos millones de euros al año en subvencionar ciertos montajes inútiles, asociaciones, fundaciones, etc., que tienen potentes plantillas de adeptos contratadas a dedo pero cobrando del dinero público. Y eso sigue siendo así. En directo, hace menos de un mes, le sacaron los colores al alcalde de Madrid con datos al respecto, cuando su figura crecía por la rapidez en afrontar la crisis en la capital. A Jorge Azcón, alcalde de Zaragoza, se le puede decir lo mismo, mucho hablar, pero sin parar de dinero regalar. Y a nivel de comunidades autónomas, lailo lailo.

  Y una última cuestión, ésta tomada de personas reflexivas pero que la hago mía. Si por la crisis sanitaria hemos parado dos meses la actividad económica (menos alimentación y otros sectores básicos), es decir el doble que unas vacaciones, y aun teniendo en cuenta que esos meses eran cruciales para el sector turístico, ¿cómo se piensa que los efectos van a ser tan devastadores? ¿Por el equivalente a un mes de falta de actividad, incluso dos si se quiere? La conclusión de otros, que aquí comparto, es: nuestra economía es endeble, volátil, demasiado dependiente de un número reducido de sectores, muy poco versátil. Y si esta vez salimos de la situación aunque sea medio bien, a la próxima que haya una desgracia de similar intensidad podemos irnos al carajo.

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