Por José Luis Llera
Para corresponder al gustoso compromiso que tengo establecido con EL POLLO URBANO, me siento ante el ordenador y me apresto a escribir mi artículo de opinión para su publicación en el próximo número.
Lo hago en fecha muy cercana al cierre de la edición y voy a comenzar a teclear sobre un tema ¿Qué tema?. Ahora resulta que todos, sobre los que tenía pensado emitir mi opinión, son de carácter político, lo cual me da una sensación de repudio y de ser un acérrimo apolítico, si esto puede existir.
España está en una situación tremendamente deteriorada, en todos los sentidos, lo que aminora afortunadamente la indiferencia de muchos españoles y debido también a la manipulación que llevan a cabo entre nosotros los potentes medios de comunicación, que vierten noticias engordadas en exceso, cuando no mentiras y no piadosas.
La pantalla de mi ordenador está inamovible, con su color azul de cielo, y sus iconos de colorines que hace sea muy atractivo examinar.
Intento abrir la pantalla y pulsar alguno de ellos y tengo alguna dificultad. Parece ser que me falla un sistema o programa, por lo que tendré que llamar a la central técnica de la Compañía Telefónica para que subsanen la avería, caso de ser de ellos, y voy a tener que esperar.
Es de noche por lo que hasta mañana creo, no podré escribir y enviar mi artículo al editor de EL POLLO URBANO. Lo siento, pero por una u otra razón, mensualmente soy de los últimos que lo hacen.
Me preparo bolígrafo en mano y papel reciclado, a escribir el borrador de mi artículo y recuperar un poco el tiempo perdido, pero en vez de recibir la idea luminosa de un interesante tema que no me lleve a la política, me sucede todo lo contrario: caigo de bruces en políticos que siento por ellos, por todos, una animadversión tan grande que me guardo el bolígrafo y el papel en mi mesa de despacho.
Todo ello me da que penar, tristemente y cierto, que en España no tenemos más que noticias políticas y de tragedias, de todo tipo, de los que nos asaetean repetidamente los medios de comunicación escritos, de imagen y los tertulianos de éstos con su verborrea llamativa y partidista.
¡ Qué pena ¡
Hace unos años, en una de mis colaboraciones escritas, me refería a ¿por qué no nos dejan descansar al menos un día a la semana, todos estos medios, y no publican y citan noticias de política?.
Ahora digo lo mismo para quien quiera recoger esta sugerencia compartida por muchos españoles, pero me temo que no seremos complacidos. Hay muchos intereses por medio y deben darnos “carnaza” para nuestra diversión y dejar de pensar en otros temas de gran preocupación que nos atañen personalmente.
Siento una especial inquietud por todo ello y una gran pena.
Bueno, voy a comenzar con el borrador de mi artículo y surgen rápidamente a mi pensamiento, temas que podría desarrollar, pero ¡ que lástima ¡ ya no tengo espacio para hacerlo, por lo que mi amigo Dionisio no sonreirá al recibir mi original. El mes próximo será.