Y un solo Dios verdadero

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María Dubón
https://mariadubon.wordpress.com/

    Desde tiempos inmemoriales, el ser humano, limitado y torpe, busca respuesta a cuestiones para las que no halla solución. De ahí surge la necesidad de recurrir a un ente superior, sabio y todopoderoso, que resuelva todas nuestras dudas.

    El viento, el Sol, una montaña, un animal, un ser visible o invisible… ¿Quién tiene las claves que rigen el mundo? Dios. Así es como hemos denominado al máximo hacedor.

   El dilema surge cuando pretendemos que exista solo un dios verdadero, uno que detenle el supremo poder. Y este es el punto de partida común de las tres religiones monoteístas. La Biblia es el libro que contiene el germen de tres religiones, la hebrea, la musulmana y la cristiana. La Biblia conserva la revelación de dios a los hombres, a Abraham, que luego fue difundida por diferentes profetas. Supone el triunfo del único dios verdadero sobre los ignorantes politeístas. Sin embargo, existe una enorme brecha en la interpretación de dios que separa a cristianos, judíos y musulmanes, es el reconocimiento de una naturaleza divina al profeta, que es al mismo tiempo humano y divino. Por ejemplo, los cristianos deben aceptar que Jesús fue el Mesías resucitado de entre los muertos, hombre y Dios a la vez.

   Pese a haber nacido con el propósito de salvar a la humanidad, en ocasiones parece que la religión, lejos de ser una solución, sea la causa de los conflictos entre las civilizaciones. Así, hoy asistimos a la declaración de la guerra global contra el Islam, que no es nueva, pues ya hubo un llamamiento del Papa Urbano II en 1095 para reconquistar los santos lugares que se zanjó con millares de muertos.

   Aunque en algo están de acuerdo las tres religiones monoteístas, todas se oponen al laicismo. La ciencia va ganando terreno a la religión porque responde a los dilemas existenciales del hombre. Pero también la ciencia lleva a la lógica humana a callejones sin salida. Entonces, ¿en qué podemos creer? El concepto de dios evoluciona con el tiempo y en la actualidad existe un dios menos abstracto, más personal y ajustado a la razón. ¿Cuál de todos es el auténtico dios? No es una cuestión menor, porque de ello depende que mi fe sea la verdadera y, nada menos, que mi salvación.

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