Por Antonio Tausiet
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Comprar deuda es simplemente prestar dinero a un interés. Los bancos centrales imprimen los billetes, los prestan a los estados y éstos los usan para pagar los servicios (gasto público). El Banco de España no tiene posibilidad de prestar dinero a España porque al inventarse el euro, sólo puede comprar deuda el Banco Central Europeo.
Y el Banco Central Europeo presta dinero, en vez de a los estados miembros, ¡a los bancos privados (mercados)! Y encima, a un interés del 1%.
Esos mismos bancos privados utilizan ese dinero… para prestarlo a los estados, al 6%. La prima de riesgo determina el tipo de interés que los mercados (los bancos) obligan a pagar a los estados por prestarles dinero. La alta prima de riesgo la deciden los bancos. Negocio redondo para los bancos. Ruina para los estados: para la gente.
¿Por qué el Banco Central Europeo no presta dinero directamente a los estados, y lo hace a los bancos privados? Porque si los estados no tuviesen que pagar los elevados intereses de los bancos, no habría una deuda pública asfixiante y no habría que recortar derechos y servicios al ciudadano.
Tal y como está montada la Unión Monetaria Europea, es un atraco a mano armada.
El Banco Central Europeo de la Unión Europea del euro se asienta sobre la base ideológica neoliberal de que hay que desmantelar lo público, destruirlo, acabar con el bien común y aniquilar los derechos sociales, laborales, sanitarios, educativos. Para dejar a los ciudadanos empobrecidos, asustados y a la merced absoluta del poder financiero; del poder. Ni libertad, ni igualdad, ni fraternidad. Terror, machaque, codicia y usura.
La deuda pública no se debe al gasto público. Esa es la gran excusa para gastar menos en servicios al pueblo, para recortar. La deuda pública se debe a la política de derechas. La gente, las clases bajas, está pagando con sus impuestos los altos intereses que cobran los bancos a los estados por prestarles el dinero que los estados les han prestado a su vez, a través del Banco Central Europeo.
En la práctica cercana, los bancos privados alemanes reciben dinero sin cesar del bolsillo de cada español. En estos momentos, la decisión de anular las negociaciones colectivas, de incrementar la pobreza, de disminuir la calidad de la enseñanza, de dejar morir a grupos seleccionados de población, es de los alemanes ricos. De unos señores concretos que tienen el negocio montado así porque no hay políticos en el poder que cambien la situación, porque no hay nadie que vote a otros partidos que no sean los del miedo, los de la mentira, los amigos y beneficiarios económicos de los dueños del cotarro: el PP y el PSOE, a nivel estatal; CiU, PNV, PAR, etc., a nivel autonómico. El juego capitalista.
El problema no es la democracia ni la política, sino esta falsa democracia y estos políticos corruptos. La cuestión clara es que ya casi todo el mundo está convencido de que no puede hacer nada, de que no hay opción, de que si protesta será peor, de que la crisis es inevitable, de que es un castigo por haber vivido por encima de nuestras posibilidades, de que los malos tienen razón. Y no, no la tienen. Tienen el poder, el dinero, las armas, los medios de comunicación, las conciencias lobotomizadas, pero la razón la tenemos los que creemos en la justicia social, la crítica, el arte, la palabra. Los buenos. O al menos más que ellos, los cínicos, los insensibles, los malnacidos.
Esto no es una crisis sino una estafa. Conclusiones claras tras la lectura (aporta números indiscutibles) del artículo de Vicenç Navarro en el diario Público La estafa de la deuda pública.