La explosión del Arte: un efecto de la crisis / Manuel Medrano


Por Manuel Medrano
http://manuelmedrano.wordpress.com

     No es nuevo, ni mucho menos, el fenómeno del incremento de la actividad y producción cultural y, específicamente, artística, en épocas de crisis.

    Tengo un amigo arqueólogo que antes pintaba pero que, ahora, realiza más cuadros y participa en exposiciones con frecuencia. Otro, colega de la facultad, que ha intensificado su producción y me avanza una exposición para dentro de un año. Un tercero que ha dejado su anterior actividad empresarial (pero no por cierre) relacionada con la alimentación para crear escultura, pintura y joyería y exponerla incluso en lugares antes inexplorados.

    Son conocidas las acuarelas que pintó en sus años de penuria económica Adolf Hitler. También que, en el estado de Israel, durante algunos periodos de tensión bélica la oferta cultural que se puso a disposición de sus ciudadanos se incrementó exponencialmente. ¿Es la creatividad, la contemplación o la inmersión en la misma, un bálsamo para el espíritu torturado? Sin duda.

    En República Dominicana conocí un exilado de Haití, por motivos políticos, que junto a la artesanía que vendía para subsistir tenía libros escritos por él sobre la situación en su país. Según apreciaba el nivel cultural de los visitantes de su negocio, y al margen de que le comprasen o no y de su nacionalidad, entablaba interesantes conversaciones acerca de aspectos políticos y culturales. Y no subsistía de ello, ya que no vendía sus libros. Quería contrastar, contar, enriquecerse.

     Hoy, aquí, nos hace falta, queremos, y porque queremos así será, potenciar nuestra cultura. La que hacemos, la que otros nos aportan. Con impulso público o sin él. Y nuestra voluntad está en ir más allá, en mejorar lo que hacemos, y en no renegar del pasado (Warhol, Miró, Gargallo o Serrano) pero yendo más allá de la contemplación de exposiciones itinerantes que, después de rotar por toda España o por medio mundo, vienen a morir aquí, o de lo que es más patrimonio artístico que creación presente, que es la que preludia y construye el futuro.

   Es cierto que, sin dinero, no hay juego: “Game over”. Pues a resistir, a “crear en tiempos revueltos”. Veo, y me alegra, que colectivos artísticos hasta ahora escasamente relacionados empiezan a colaborar, a confluir y a concurrir mutuamente a sus actividades y eventos. Que actores teatrales, escritores o directores cinematográficos comienzan a frecuentar los ambientes del arte plástico. Que se combina a nivel autóctono, cada vez más, música y artes plásticas y de la imagen. Que los mensajes ganan potencia.

   Pero en esto, como en todo, hay que marcar diferencias, no para excluir, sino para clarificar situaciones y evitar embrollos. Un creador, plástico, literario o audiovisual, no es lo mismo que un gestor cultural, ni lo mismo que un crítico o un investigador. Todos son contingentes, pero el creador es necesario y tiene sus propias necesidades e intereses, especialmente los profesionales que, se quiera o no, son los que tiran del carro.

   O sea que, en mi opinión (que no es humilde, ¡para qué os voy a engañar!) lo que hay que incubar, fomentar y promocionar es la creación, la generación de arte y diseño, el artista, y los eventos, pues es en ellos donde se aprecia mejor el panorama general y donde se impulsa verdaderamente el aspecto económico de la cultura. ¿Becas? Bueno. ¿Premios? Bien. ¿Proyectos individuales? Vale. Pero, especialmente, eventos artísticos. Con exigencia de calidad, con buena preparación, con adecuada presentación y con la mejor publicidad posible, que hay medios económicos pero muy efectivos si se conocen y saben utilizar.

   Eso pienso yo. Eso piensan otros. Los habrá que piensen distinto. Pero algunos no piensan nada: encefalograma plano.

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