Por Maria José Hernández
A menudo he oído decir que “las soluciones más sencillas son las correctas”.
Y en este momento que estamos atravesando (me refiero a la crisis económica) vengo dándole vueltas a algo que mi madre dice desde hace días, ella insiste en preguntar “¿dónde está el dinero? ¿dónde está todo el dinero que había antes, adonde ha ido a parar? ¿Quién lo tiene? ¿por qué no lo ponen otra vez en circulación? ¿y qué hacen los gobiernos (en plural) que no lo sacan de donde esté? Y es que toda la vida igual, los ricos a hacerse más ricos y los pobres cada vez más pobres”.
Por aclarar los conceptos, mi madre fue a la escuela desde los 6 hasta los 11 años, trabajó primero de niñera ¡a los 11 años!, y luego pasó a “servir” hasta que se casó y entonces lo dejó todo para atender a su marido, el hogar, y los hijos que fuimos llegando. Es decir, que no tiene estudios, reglados se entiende, porque de la vida, como mujer que ha bregado con todo y se va acercando a los 80, sabe como para dar una conferencia.
Y ahí anda mi mente con esa pregunta sencilla y lógica en mi cabeza ¿dónde está el dinero?, y diariamente a través de los medios de comunicación, leo, escucho, releo, reescucho incesantes noticias de FRAUDES, CORRUPCIÓN, PELOTAZOS, PREVARICACIONES Y COHECHOS (nunca sé muy bien qué es cada cosa), DEUDA, DESPILFARRO, DESFASES MILLONARIOS, OPERACIONESSSSSS INMOBILIARIASSSSSS BAJO SOSPECHA, PRECIOS “CERRADOS POR CONTRATO”, CUENTAS POCO CLARAS, ETC.
Y sigo con la lógica y la sencillez, esta vez para contestarme no para preguntar nada. Está claro que el dinero no lo tienen los pobres, no lo tienen los hipotecados que ya no pueden pagar las hipotecas, no lo tienen los parados que ya no tienen paro, no lo tienen los pequeños empresarios que lo fueron y ya no, porque han cerrados sus empresas, no lo tienen los autónomos que siguen desapareciendo rozando ya el “elevado riesgo de extinción”, no lo tienen los funcionarios con salarios congelados y rebajados, no lo tenemos en suma, los que estamos apretándonos el cinturón desde hace ya varios años.
Entonces porqué “los gobiernos” siguen pidiendo peras al olmo para intentar salir de la crisis, ¡no hay más, señores, no hay más! De aquí ya no se puede sacar nada más y no porque nos neguemos los ciudadanos (que ni se nos ocurre) es porque no tenemos nada más que dar, excepto nuestro trabajo honrado, y eso ya lo llevamos haciendo toda la vida.
Pero todos los sacrificios valdrían la pena si con todos los ajustes se empezase a vislumbrar el final del túnel, …, pero no se ve, ni siquiera en un anhelo equivocado volviendo la vista atrás, ni siquiera así se ve, estamos en el momento más oscuro y la burra no da pa más.
Entonces ¿qué hacemos?, tic tac tic tac, ¡¡¡¡no hay tiempo!!!! Hay que tomar decisiones, urgen hace días, decisiones de inmediata liquidez, porque lo que hace falta es dinero, dinero, cash, money, efectivo, que no hay. Y vuelvo al comienzo, ¿dónde está el dinero? La respuesta ahora ya debería estar clara para todos, está DONDE NO DEBERÍA HABER LLEGADO NUNCA, pero no hay que preocuparse porque esto tiene solución, porque todo lo que tiene un camino de ida tiene un camino de vuelta.
Ha llegado el momento de hacer devolver todo lo que se ha “perdido” por el camino de las vacas gordas, escudriñando con celo desde las grandes desviaciones hasta las más pequeñas y haciendo que todos aquellos que tomaron la decisión de que el dinero de todos era sólo suyo, ahora asuman la responsabilidad de sus actos.
Actos que, en otra época, se podrían haber calificado de alta traición, traición al estado social y democrático de derecho en el que, al menos, en España vivimos los españoles. La alta traición antes se pagaba con la vida, y eso mismo (figuradamente) pediría yo ahora, que todos los que han vivido una vida que no les correspondía, ahora la devuelvan, nos la devuelvan a los que nunca, jamás hemos tenido ni la menor intención de robar a los demás lo que es suyo, y muchísimo menos, robar a los demás lo que es de todos.
Es justicia, no hay más. Y en estos momentos no sólo es justo sino que también es necesario. ¿Sencillo, no? Pues manos a la obra, no hay más tiempo que perder.