Por el sendero circular, desde Betren a Garos GR 211-1

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Por Eugenio Mateo

Desde Betrén, en el que se sitúa Casa Mateo, cruzando el viejo puente sobre el Garona al lado del viejo molino, hoy restaurado como equipación social para los vecinos de Betrén, discurre el sendero GR 211-1 que es llamado el Sender Circular de la Val d’Arán porque recorre en sus diversas variantes el Alto, Bajo y Medio Arán a lo largo de 93 km.

Haremos dos etapas, la de hoy, una no demasiado exigente caminata que acabaremos en Garós y volveremos de regreso al calor del hogar en Betrén. Dos horas y media a lo sumo que vamos a aprovechar para observar todo tipo de plantas y flores pues la estación veraniega rezuma agua por todos los rincones. La botánica es una ciencia muy compleja de la que se ocupan los científicos; nosotros buscamos un poco más allá de ver simples florecitas del campo, actividad lúdica y un tanto melancólica.

    El mensaje de vida que nos lanzan estos seres vegetales guardan muchas de las claves de nuestra propia existencia y la ciencia antigua, y la moderna, se nutrió de sus propiedades químicas para curar, incluso para matar. Así pues, al ejercicio saludable de la andada montañera le sumamos el placer de capturar en unas humildes fotografías la esencia de una naturaleza que se desparrama en el paisaje.

 Siempre con el Garona a la derecha, todavía con las huellas de su cólera desbordada en la primavera del 2013 en el cauce, la esbelta figura de la montaña de Baqueira es el faro hacia donde dirigiremos nuestros pasos. Justo al salir de Betrén hay unos prados en los que solíamos recoger los Marasmius Oreades en esplendidos corros de brujas y que luego permiten aportar a cualquier guiso de cuchara un sabor inigualable pero esta vez la hierba no ha sido segada todavía y el setal se cubre de miles de capuchones de todos los colores. Mala suerte, pero por contra, el orégano campa sin control aromatizando el aire.

   Pronto vemos el caserío de Escunhau al otro lado de la carretera que baja de Bonaigua, para entonces el sendero ya ha tomado una cierta altura que se incrementará conforme caminemos. Pasamos enfrente de Casarilh, donde existen unos buenos restaurantes. Recuerdo los años en que llegué al Valle a la famosa «Meña», una señora que conocía las hierbas como a su propia vida y que las recogía cada mañana. En su casa instaló un pequeño bar en el que se podían beber las bebidas espirituosas mejores que he probado en mi vida. La genciana era incomparable. La tradición marcaba que el que más chupitos podía beberse en un rato pasaba a ver su nombre en la pizarra de los ganadores. Como decía ella misma, algunos salían directamente por la ventana. ¡Qué tiempos!

 Ya se deja ver a lo lejos la torre de Garós. En Arán, las torres de las iglesias están colocadas de manera que fueran visibles de una a otra, como una red de alarma para cuando alguien llegara con malas intenciones. Es un tapiz de piedra y pizarra en las que las campanas eran las vigías. Unos bizarros groselleros motean de sombra el sendero y dándonos la vuelta nos conforta a lo lejos la patriarcal silueta del Aneto, que este año presume de glaciar aunque tenga los dias contados. Antes de llegar a Garós, una última sorpresa: la necrólpolis alto medieval del Taro, con dos sarcófagos de lascas de pizarra que el municipio ha salvado para curiosidad del visitante. Desde aquí, cumplido el objetivo, retornamos por una senda de vertiginoso descenso para llegar hasta Casarilh y tomar el camino más practicable del asfalto carretero, es mediodía y el hambre ronda en el aire. Hay prisa en los pasos.
Continuará

Más info: http://eugeniomateo.blogspot.com.es/2014/08/por-el-sendero-circular-desde-betren.html

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