Anotaciones de las maravillas naturales del Pirineo


Por Eduardo Viñuales Cobos

     Anaya-Touring acaba de publicar mi “Cuaderno de montaña de las Maravillas naturales de los Pirineos”: 45 destinos, excursiones, fotos, acuarelas y múltiples anotaciones como estas cinco que van a continuación:

 –Geosmina en el Señorío de…


Eduardo Viñuales
Escritor Naturalista
Twitter: @EduVinuales

.…Bértiz: El evocador olor a lluvia o a tierra mojada, que tanto…..nos agrada a ciertos paseantes del bosque, tiene un nombre y una explicación científica. Se llama “geosmina”. Y es una sustancia que tiene que ver con las moléculas producidas por una serie de bacterias y de hongos que se activan cuando el agua toca con su varita mágica los suelos secos.

     Otros le han llamado a est e dulce aroma “petricor”, que es un vocablo que mezcla la idea de la piedra y la sangre de los dioses homéricos.

-Un paisaje de negras pizarras en Castanesa.

    Tan negro es el suelo de las gleras o las pendientes laderas de la Sierra Negra que semejan lavas o basaltos. Pero en verdad son oscuras pizarras ampelíticas, muy fragmentadas, las cuales brillan al sol. Se trata de rocas paleozoicas del Silúrico. Es decir, se formaron a partir de depósitos marinos de hace 440-427 millones de años. Son un paisaje muy diferente al de los grandes picos graníticos próximos en esta zona, a los del macizo de la Maladeta.

-Las osas Sorita y Claverina en el Valle de Ossau.

    En el año 2018 el Ministerio de Transición Ecológica de Francia depositó con un helicóptero, en un paraje secreto de esta parte del Pirineo Occidental, a dos osas traídas desde Eslovenia –llamadas “Sorita” y “Claverina”- para así reforzar la población osera existente, y hasta entonces compuesta tan sólo por dos machos.

    La hembra Claverina marchó a Navarra y al Alto Aragón. Y la osa Sorita, tras aparearse con “Rodri”, fue fotografiada en el verano de 2021 con tres cachorros, todos machos. Posteriormente los niños de las escuelas del Bearn francés les han puesto nombres a estos oseznos: “Bious”, “Larry” y “Béroï”, que en lengua vernácula significa “bonito” cuando se hace referencia a un niño.

   Hoy estos animales recorren libres los ancianos bosques de hayas y abetos, siendo la esperanza de futuro y de supervivencia para una especie emblemática que el ser humano llevó al borde de la desaparición.

  Gracias a estas reintroducciones, actualmente en los Pirineos hay cerca de 70 ejemplares de oso pardo (Ursus arctos).


-Lagos escondidos en la Vall Ferrera.

      A 2.690 metros, el Estany Gelat –o Helado- permanece oculto a muchas miradas al situarse en una cuenca colgada. Está fuera de la ruta principal que sube a la Pica d’Estats, en un barranco lateral. Se aloja debajo de las aristas del pico de la Canal Bona, entre canchales minerales, allá donde la nieve se acumula y parece querer persistir largo tiempo.

-A partir de mediados de junio en Andorra: Rododendros en flor

    De la misma manera que no hay perdón para perderse los colores del otoño en los bosques del norte, tampoco debería haberlo para aquellos que nunca acuden en junio-julio a las montañas silíceas del Pirineo Oriental, cuando los arbustos del rododendro o “neret” (Rhododendron ferrugineum) florecen masivamente y cubren laderas completas con el color púrpura vivo de sus ramilletes florales.

    trata de una azalea de montaña de flores color carmín que, en el piso subalpino, se asocia con pinos negros, arándanos… y que prolifera sin problemas entre canchales de suelos ácidos y bolos de granito.

*Si quieres saber más, consigue el Cuaderno de montaña de las maravillas naturales:

https://www.guiasdeviajeanaya.es/guia/guias-singulares/cuaderno-de-montana-de-las-maravillas-naturales-de-los-pirineos/

      El observador de la naturaleza sabe que los Pirineos son un tesoro vivo de grandiosos paisajes que no entienden de fronteras, de bellos enclaves de alto valor donde aún habitan el oso pardo, el quebrantahuesos, el urogallo o, en lo más alto de sus cumbres, la perdiz nival. Este libro nos propone un viaje a lo largo y ancho de la cadena montañosa, desde las calas cantábricas de Jaizkibel hasta la costa mediterránea del Cap de Creus, subiendo, disfrutando y deteniéndose en una selección de 45 enclaves naturales realmente fascinantes, vividos y sentidos, a un lado y a otro de las divisorias políticas… adentrándose en sitios imprescindibles como el valle de Ordesa, la Selva de Irati, el Circo de Gavarnie, el pico Aneto, el Canigó o el macizo de Comapedrosa en Andorra, junto a otros menos conocidos -pero no por ello menos interesantes y bellos- como la Pardina del Señor, la Brecha de Rolando, el Puigpedrós, o el hayedo Artikutza. Siguiendo la huella cultural de aquellos pirineístas, naturalistas y exploradores de espíritu romántico del pasado, aquí y ahora cogemos el mapa, nos calzamos las botas, nos echamos la mochila al hombro… y remontamos con gran entusiasmo esos valles o laderas para ir en busca de la nieve, del color del otoño, del despertar primaveral y del agradable frescor de un amanecer veraniego en los Pirineos. La vida nos espera. Las maravillas de estas montañas están ahí…