Apolo, la mariposa de las altas montañas de Europa


Por Eduardo Viñuales

 

Sus alas traseras muestran unos llamativos ocelos -u ojos rojos redondeados- que reciben el nombre de “gotas de sangre”. Es un insecto amenazado por el cambio climático.

Eduardo Viñuales Cobos
Escritor y naturalista de campo
Texto, fotos y dibujo
http://www.asafona.es/blog/?page_id=1036

En verano vuela por las montañas del Pirineo Aragonés una bella mariposa diurna de gran tamaño y de inolvidable coloración blanca ornamentada de negro, rojo y gris: nos referimos a la mariposa apolo (Parnassius apollo), un lepidóptero del que los naturalistas hablan con verdadera admiración, pues se trata de una reliquia viviente de la última glaciación.

Y es que si hubiera que elegir un insecto emblema de las altas montañas de Europa ese sería muy seguramente la apolo, presente únicamente en los cordales más elevados de la Península Ibérica y del Viejo Continente. Este bonito lepidóptero vuela pausadamente en las laderas herbosas de las grandes cordilleras de Asia, los Alpes, los Pirineos, el Sistema Central, la Cordillera Cantábrica… y en ciertas montañas aragonesas del Sistema Ibérico. Es, por tanto, una reliquia viva de épocas frías que ha ido quedando relegada a estas islas de altura tras el retroceso de los hielos del Cuaternario, adaptada hoy a vivir en los sistemas montañosos del sur de Europa y siempre aprovechando hábitats que reflejaban las condiciones que imperaban hace al menos 12.000 años. Por lo general, este insecto vive en las laderas de prados subalpinos y zonas abiertas de las montañas aragonesas, entre los 900 metros de los valles a los 1.700 m, e incluso 2.200 m.

Fruto de este aislamiento geográfico y por evolución, los naturalistas y entomólogos saben que cada montaña tiene su mariposa apolo particular. Se han descrito más de seiscientos tipos diferentes en el mundo, treinta y tres de ellos en España. En Aragón se han determinado seis subespecies distintas, agrupadas según los diferentes núcleos de montaña: la subespecie “aragonicus” –para las sierras prepirenaicas de Santo Domingo, Guara, San Juan de la Peña y Oroel-, la “pyrenaicus” –presente en la parte alta de los valles del Pirineo Axial-, la “laufferi” –en las laderas superiores de la sierra del Moncayo-, la “hispanicus” –de los Montes Universales-, la “germaniae” –en las sierras centrales de Teruel- y, por último, la subespecie “nichollae” –de la sierra de Javalambre-. Cada una de ellas se determina en base a pequeñas variaciones morfológicas referentes al color y al número disposición de las manchas alares.

Y es que con hasta ocho centímetros de envergadura, para muchos la mariposa apolo es uno de los insectos más hermosos de Aragón. Posada sobre una flor con las alas abiertas, el adulto exhibe un dominante fondo blanco salpicado de manchas y líneas oscuras con llamativos ocelos u ojos rojos redondeados en las alas traseras que reciben el nombre de “gotas de sangre”. Las larvas, sin embargo, son de color negro aterciopelado, con líneas longitudinales anaranjadas muy vistosas, y se alimentan de plantas crasas, generalmente las del género Sedum y Sempervivum.

Pero por desgracia la mariposa apolo está en peligro. De hecho, es uno de los pocos insectos que han sido incluidos en el Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón -dentro de la categoría “De interés especial”- a la par que está adscrito a la lista roja de las especies animales que figuran en el llamado Convenio de Berna.