Un lugar en el mundo

CUADERNOS DE NATURALEZA: Un lugar en el mundo
Por Eduardo Viñuales / Escritor y naturalista
http://www.asafona.org/default.aspx?info=000320

    Estoy en los áridos Monegros de Huesca, junto a una sabina que crece y resiste en esta parte del mundo. Pero, ¿cuál es la casa universal en la que yo vivo? Este es mi sitio. Se lo presento.

    Vivo en un lugar en el mundo. Estoy junto a una sabina centenaria de los Monegros de Huesca, un árbol formidable al que admiro porque es capaz de resistir el frío del invierno en fondo del valle del Ebro, pero también el calor y la sequedad extrema del verano que tanto caracteriza a esta comarca aragonesa. Pero, ¿dónde me sitúo exactamente? ¿Cuál es mi sitio en el Universo? ¿Cuáles son mis coordenadas? Me explicaré mejor, daré más detalles, empezando en la distancia y acercándome poco a poco a lo que es mi tierra, mi espacio, mi territorio, el hábitat natural donde la sabina y yo hemos echado raíces.

    Vivo dentro de la inmensidad del Universo, un gran espacio formado por muchos miles de galaxias. Estoy dentro de lo que los astrónomos llaman «grupo local», compuesto por 14 galaxias, una extensión aproximada de unos 5 millones de años luz. Concretamente mi galaxia se llama la «Vía Láctea». Tiene forma de espiral, siendo su diámetro de unos 100.000 años luz. Por cierto, que un año luz equivale a unos 9’45 billones de kilómetros. Ahí es nada. Esto, aunque nos parezca enorme, en verdad no es más que sólo una ínfima parte del Universo.

    Si viéramos nuestra galaxia «de canto», a unos 30.000 años luz del centro, nos encontraríamos con que hay una «pequeña» estrella con un grupo de nueve planetas. Es el «Sistema Solar», que tiene un radio aproximado de 6.000.000 de kilómetros. Para que lo entendamos mejor, esto es algo menor en su conjunto que un grano de arena en lo que sería la inmensa playa del Cosmos. Aunque para nosotros suponga una distancia inalcanzable. Acercándonos al Sol, a 5.900 millones de kilómetros de aquí dejaríamos atrás Plutón, a 2.870 Urano, a 1.427 Saturno y 150 millones de kilómetros antes de llegar a nuestra estrella nos encontraríamos con ese pequeño planeta que ya conocemos bien, La Tierra, de unos 12.756 kilómetros de diámetro, cien veces más pequeño que el Sol y con una masa 32.432 veces menor.

    La Tierra es un planeta fascinante. Yo vivo aquí. Mi sabina también. Menos de un tercio de la superficie terrestre no está cubierto por las aguas. Son los continentes que los hombres y mujeres de La Tierra pisamos, lo que supone una extensión de 149 millones de kilómetros cuadrados. Si sigo acercándome veremos que al sureste del Continente Europeo -en realidad una península de Asia-, en el Hemisferio Norte, se encuentra la Península Ibérica.

    La mayor parte del territorio de nuestro país, España, con una extensión ligeramente superior al medio millón de kilómetros cuadrados -504.750, para ser más exactos- está en esa península. Allí, como si fuera un puzzle, hay varias regiones o comunidades autónomas. La mía es la de Aragón, con 47.729 kilómetros cuadrados, en la parte noreste de España. Y a su vez estoy dentro de la provincia de Huesca, tierra vecina con el país de Francia al norte, allá donde se levantan las montañas de los Pirineos, con cumbres que superan los 3.000 metros de altitud.

     Pero mi amiga la sabina y yo vivimos al sur, en la tierra llana que denominan el valle del Ebro, en una comarca árida y bella conocida bajo el nombre de «Monegros», porque dicen que antaño su paisaje estuvo vestido por extensos y tupidos bosques de pinos y sabinas que, vistos en la distancia, semejaban ser «montes negros», de ahí el nombre. Para más señas y detalles les diré que yo nací en Pallaruelo de Monegros, y que la sabina que está junto a mí crece en el mismo término municipal. Al sur se eleva la sierra de Alcubierre, al noreste discurre el río Flumen buscando su encuentro con el Alcanadre, y que hay alrededor otros pueblos amigos como Lanaja, Castejón de Monegros o Sariñena.

    Y aquí estoy yo. Aquí me tienen, junto a esta superviviente sabina albar de Pallaruelo de los Monegros, de tronco adusto, de hojas escamosas tipo ciprés y copa globosa. Ella hinca aquí sus raíces en este suelo pobre de yesos que parece no disgustarle. Yo vivo a unos pocos kilómetros de distancia, en una casa blanca de Pallaruelo de Monegros, fresca en verano y abrigada en invierno. No hay abundante agua cerca, y mi bosque es este sabinar protegido donde abunda el romero, la ontina, el sisallo y otras plantas esteparias o mediterráneas. Muchas veces acudo allí para visitar a mi sabina, para abrazar su tronco, para sentarme a leer un libro bajo su sombra, para sentir en la cara el viento de la sierra… y para observar las idas y venidas de las águilas que por aquí crían, cazan y aletean. Este es mi sitio en el mundo. Y aunque no lo sepamos, todos los seres vivos tenemos unas coordenadas geográficas, un lugar vital imprescindible para nosotros y para otros seres vivos. Un lugar que tenemos que cuidar y conservar para las generaciones venideras.

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