Argentina: ¿Qué más se puede contar?


Por Gloria Cohen

      Ya hablar de la pandemia es un tema viejo, el mundo estaría volviendo a la normalidad. Se trató de un evento extraño que nunca pensamos nos tocaría vivir y gracias a Dios quienes lean esta nota podrán contar su experiencia a las próximas generaciones.


Gloria Cohen
Corresponsal del Pollo Urbano en Argentina   

    Cada uno guarda en la memoria a los seres queridos que se fueron por el Covid-19 o por las complicaciones sanitarias que la pandemia trajo y muchos adultos mayores, de mediana edad, niños y jóvenes tuvieron afecciones de salud tanto en aspectos físicos, como mentales debido al prolongado aislamiento. Tampoco desde estas latitudes puedo contarles nada nuevo sobre la guerra entre Rusia y Ucrania.

    Sin embargo el dolor del conflicto llega hasta la Argentina no sólo por los medios de comunicación, sino también porque descendientes de ucranianos y de rusos ya son segunda, tercera o cuarta generación de argentinos y hay una oleada más reciente de inmigrantes ucranianos, muchos de los cuales llegaron a partir del desastre nuclear de Chernobyl y con los años otros siguieron viniendo.

    Se habla que la guerra podría ser una “oportunidad” para la Argentina por el aumento de los precios de los “commodities”, como el trigo, el girasol, el maíz, entre otros (la soja aumentó, pero debido a otras causas).

     Pero esta guerra también implica una importante “amenaza” a la economía nacional por el encarecimiento de los precios del gas, de los combustibles y de los fertilizantes. Tampoco es novedad y ya Europa está sufriendo una fuerte suba del gas y de la energía en general; en estas latitudes además, el aumento de los combustibles y de los fertilizantes, conspira contra la obtención de una buena cosecha de granos.

    Más aún, la suba en los “commodities” agrícolas contribuye a aumentar la alta y persistente “inflación” argentina, pues el aumento de los precios internacionales de los granos hace que se eleve el precio de la harina, del pan, de los aceites y de las carnes que utilizan a ciertos granos y subproductos de su molienda como alimento.

    Como dice un viejo dicho argentino, “los precios suben por el ascensor y los salarios por la escalera”.

    Si bien con no con la agudeza con que se la sufre la inflación en la Argentina, ya es un fenómeno que se está percibiendo en Estados Unidos y países europeos; ya hay periodistas extranjeros que vienen a investigar cómo sobrevivir o convivir con aumentos de precios tan elevados y frecuentes pues en Argentina se estima una inflación anual del 50 % por lo menos.

    Otra cuestión ya mencionada por esta corresponsal, es que la inflación sube la pobreza de la gente. Este índice se ubicó en el 37,3 % en el primer trimestre del 2022, una baja respecto al año 2020 que alcanzó al 42 % de la población. Sin duda hablar de índices en un tema tan sensible resulta antipático, es reducir las necesidades de la gente a números fríos cuando debería expresarse en historias de vida, lo que sería más elocuente sin duda.

   Si de historias de vida se trata, en estos últimos días se podrían haber recogido testimonios en el largo “acampe” piquetero que cortó la Avenida 9 de Julio -la más ancha del mundo-, durante 3 días con sus noches y tuvo una extensión de 1 kilómetro de largo, alterando por momentos casi completamente el tránsito en el centro de la Ciudad de Buenos Aires; durante ese tiempo hubo otras manifestaciones con cortes de autopistas, por lo que hay días en los que transitar por la Ciudad de Buenos Aires termina siendo una verdadera odisea.

    Ya ocurrió también en la zona de Congreso con la multitudinaria manifestación por el Día de la Mujer -8M- y durante los días en los que sesionaron las Cámaras de Diputados y de Senadores para tratar la aprobación de la firma del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional –FMI-.

    Uno de estos días hubo ataques también a despachos de Senadores, incluido el de la propia vicepresidenta de la Nación y presidenta del Senado Nacional, Cristina Fernández de Kirchner. Además el tratamiento del proyecto relativo al FMI, institución que es un viejo fantasma de varias generaciones de argentinos por contribuir al endeudamiento crónico del país, motivó tensión y ruptura en la coalición gobernante y debió aprobarse gracias a los votos de la oposición.

   En medio de tantas tensiones y convulsiones, el país se prepara para conmemorar el día 2 de abril los 40 años del inicio de la Guerra de Malvinas, una guerra en la que terminó participando la OTAN en el Atlántico Sur en defensa de los intereses británicos, que lamentablemente perdimos y que se cobró muchas vidas humanas en aquel momento, además de los suicidios posteriores e innumerables daños colaterales a futuro.

    Las Malvinas, esas islas del Atlántico Sur que siguen en nuestro recuerdo y en nuestro corazón, así como el homenaje a todos los jóvenes argentinos que participaron o murieron en ella.

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