Malevich y la vanguardia rusa


Por Ruben Enciso
Texto y fotos

    Cuando vas conduciendo un coche y no hay semáforo pero sí una placa que pone CTOП querrá decir stop, parar. Si en una calle ves un bar en el que pone БAP, РECTOРAH, KAФE, deberás leer bar, restoran, café.
Primera lección de ruso.

Mi primera lección de ruso

    Cuando vas conduciendo un coche y no hay semáforo pero sí una placa que pone CTO? querrá decir stop, parar. Si en una calle ves un bar en el que pone ?AP, ?ECTO?AH, KA?E, deberás leer bar, restoran, café. Y si estás en la Plaza Roja (hermosa) que nadie se asuste, y lees ?E??? querrá decirte Lenín, porque estás en su mausoleo.

    San Peterburgo te lo pondrán como CAHKT ?ETEP??P?, y si vas por una calle leyendo HEBCK?? ??????KT te enterarás porque que vas por la famosísima Nevsky Prospekt es decir avenida Nevsky. ??EKCAH?PA con una M debajo será metro Alexandra.

    ?? ?????CTBYET ?HTEPHA??OHA? si no lo he escrito mal pondrá, Larga vida a la III Internacional.

    En la foto nº 7 debería poner cinematógrafo en el cartel de ??ABMOCCTPO?, porque hay una foto de Alberto Sordi y una taquilla que no se ve junto a la puerta. Y siento no poder decir qué pone en la última foto porque pertenece a la lección siguiente.

Malevich y la vanguardia rusa.

    Para seguir el rastro de las vanguardias en Rusia, habrá que acudir a diferentes museos.

    El Hermitage y el Museo de Arte Ruso en Peterburgo. En Moscú habrá que visitar El Museo de Arte Moderno, el Museo Pushkin, y La Galería Tretiakov Modern diferente de la clásica que está en otro lugar.

    Como ya dijimos, los museos estatales en Rusia se forman durante la era soviética con las colecciones imperiales y las privadas, como la de Sushkin y Tretiakov. Los criterios que se imponen en el reparto, es de distribuir los materiales entre Peterburgo y Moscú manteniendo una cierta unidad histórica. Y el de resolver la separación que existe en occidente entre los museos históricos y el mundo contemporáneo. Correcto.

    Las vanguardias están repartidas pero en todos museos está omnipresente Malevich, asignándole así la paternidad del movimiento constructivista. También encontraremos a un autor desconocido para el gran público como es Iván Puní, que algunos autores lo mencionan como precursor del cubismo en París e introductor de la pre-vanguardia rusa.

    Es curioso y hay que mencionar, que en una época antes de la Revolución y la guerra del catorce, en la que los trenes circulan a cincuenta y a dos mil km de distancia, existieran unos ejes de conexión como París-Moscú. O Berlín-Praga, Viena y Milán.

    Solo se entiende como que estos ejes culturales están realizados a golpes de intuición sobre una información escasa y acertada, porque la intuición no es prerrogativa del arte, sino también de las hipótesis iniciales de cualquier método.

Una mirada hacia la historia.

    Las vanguardias rusas surgen de un contexto medieval en el que los artistas eran siervos.

    Como cuenta Orlando Figes en un ejemplo magistral, el primer duque Sheremetiev hace su fortuna inmensa siendo administrador de varios zares.

    Como signo de poder los duques rusos tienen sus propios teatros con actores y músicos. Tienen en propiedad escuelas de todo tipo y de profesionales e industrias al servicio de su palacio, ya sean fábricas de porcelana, o joyeros, pintores, arquitectos, mueblistas y tejedores. Los duques rusos son más o menos ilustrados como los primeros borbones en España pero infinitamente más ricos.

    El segundo duque es un hijo bastardo reconocido por su padre como cuenta Tolstoi en Guerra y Paz. El príncipe Sheremetiev se casó muy enamorado con una sierva suya cantante de ópera que la recluyó en Kúskovo cerca de Moscú, porque fue despreciada por la nobleza de Peterburgo y después por sus siervos en su propio palacio. Hasta el punto de llegar ella a construirse en los jardines una casita para poder vivir. Es en Moscú pues, lejos de la corte imperial donde la burguesía tenía más capacidad de maniobra y donde surge mayoritariamente la clase burguesa y la intelectualidad.

La realidad en la abstracción.

    Poco se sabe de los pasos anteriores que Malevich realizó antes de llegar a la abstracción geométrica, solo quedan algunos cuadros preciosos de carácter simbolista. En este sentido es el primer artista posmoderno que borra y rehace su propia historia. Y sin embargo, a través de su producción artística se pueden rastrear los avatares por los que pasó debido a las exigencias de la cultura oficial, la Proletkult.

    Malevich formula la obra de arte como el puente mínimo que enlaza dos sensibilidades, la del emisor y la del receptor.

    Ese puente mínimo formalmente lleva a la geometría y a la eliminación de descripciones naturalistas. Sin embargo, este postulado tan hermoso es interpretado por algún teórico como la deshumanización del arte (Ortega y Gasset). Otros teóricos viendo el despojamiento como un mecanismo formal inevitable, certifican la muerte del arte. ¡Otra más! Porque tenemos constancia de qué no es así y ocurre como en el principio de la termodinámica “El arte no se crea ni se destruye solo se transforma”.

(Un cotilleo).

    Ana María Lagunas cuenta que Ortega ya mayor, estaba obsesionado con el Grupo Pórtico y llamaba muchas veces por teléfono a su padre Santiago. Le pedía que fuera a Madrid para que le explicara qué coño era eso que estaban haciendo.

    La producción conservada en los museos no es suficiente para sacar más conclusiones sobre Malevich quizá, pero como Rodchenko y Vladimir Tatlin son arquitectos, formulan aplicaciones del arte revisando su función y que serían los antecedentes de la bauhaus de la que formaría parte Kandinsky.

   Con estas armas, todos los artistas del movimiento constructivista se adhieren a la Revolución de Octubre y asaltan real y poéticamente las fábricas colectivizadas, diseñando productos para el consumo de la población. Encuadernaciones, ropas, vajillas, muebles, edificios, hornos de pan, panfletos, publicaciones, telones de mítines y para obras de teatro.

    Todo está en función del hombre nuevo, el hombre solidario, no egoísta y colectivista. O por lo menos para un hombre soviético que ya nunca más será siervo.

    De estos principios educativos y sociales se aprovecharán posteriormente los autócratas y las mafias políticas.

Un material aristocrático.

    Todas las cortes europeas en el S. XVIII y también en la corte imperial rusa montan fábricas de porcelana. Ese material originario de Caolín queda reservado a la nobleza. Ese material tan noble teñido de budismo zen, es pervertido en toda Europa por tartas de pastorcillos, flores y oro hasta conseguir su desnaturalización.

    Jeff Koons lo utiliza cínicamente para el placer de los nuevos ricos. Y los artistas chinos actuales invaden los museos occidentales con montañas de cascotes sacando una gran rentabilidad a los desechos históricos acumulados.

    En el asalto poético y real a las fábricas, los artistas dibujan las piezas con decoraciones constructivistas abstractas. También llenan los búcaros y jarrones aristocráticos con la caballería roja, partisanos y tanques con ese rojo dificilísimo de conseguir y muy específico del arte ruso (incluso en Rothko). Son emocionantes y de un acabado bellísimo, los platos conmemorativos de la Tercera Internacional.

    Dada la complejidad de la técnica de moldes que precisa la porcelana, los nuevos modelos son escasos. Sin embargo el desparpajo artístico y la osadía atemperada, desborda los límites de los moldes antiguos restituyendo la belleza arcaica de la porcelana haciéndola contemporánea. Si, porque la porcelana de momento es un material eterno, que inventado en el siglo IX en China hoy lo tenemos convertido en vitrocerámica y en aislante de las naves espaciales.

    El Palacio de Kúskovo de Moscú y el Museo de la Revolución de Peterburgo tienen unas buenas colecciones.

Llega el congreso de cultura.

   Pero es a partir del congreso de 1930 cuando se definen los principios de la Proletkult. En él se adopta un arte para el pueblo y se sientan las bases para el llamado Realismo Socialista, un arte oficial que sea asimilado fácilmente por el pueblo.

   El sistema nazi, el fascismo o el franquismo y el capitalismo de occidente, se sintieron fascinados por la vuelta al orden marcada por los soviets, dando la espalda a la experimentación e investigación.

   Sobre todo en la Exposición Universal de París del 37 con el pabellón socialista que epata a Speer arquitecto de Hitler.

   Pero quien conquista todos los corazones rojos y blancos es la famosa escultura situada delante del pabellón de “El obrero y la koljosiana” de 60m de altura, obra de Vera Mujina esposa de un comisario político.

   Hasta tal punto llega la paranoia de los comisarios soviéticos, que mantienen los talleres de joyería de los zares continuando la construcción de tiaras de brillantes para las bellísimas princesas muertas.

   Es igual. En el Tesoro del Kremlin de Moscú encontraras diamantes como puños, y pepitas naturales de oro como barras de pan, son bautizados como; Larga vida a la Tercera Internacional, Lenin o Stalin. O Yuri Gagarin, Perrita Laica, y demás héroes del espacio.

    Hasta tal punto se llega en un arte para el pueblo que se pretenden construir palacios para viviendas y los existentes se sub arriendan. Hasta tal punto llega la coartada proletaria de los dirigentes que desprecian las propuestas constructivas de los arquitectos racionalistas como Melnikov, Rodchenko, Tatlin y otros, es decir una arquitectura nueva con unas viviendas para el hombre nuevo.

   En el congreso se destierran las propuestas pedagógicas y artísticas de la vanguardia, y sus autores son arrinconados. No obstante los arquitectos del Movimiento Moderno pudieron seguir trabajando en la construcción de Casas del pueblo, Fábricas y Clubs de fábrica.

   Si, la intención proletaria era buena, pero los dirigentes acaban construyendo paranoicos rascacielos-palacios descontextualizados con frontones griegos en los que no hay dioses. Solo obreros, soldados y campesinos con bicicleta.

    Son para el pueblo pero que ocuparán exclusivamente personajes de la nomenclatura. Una estrella roja los remata creando en el cielo de Moscú una constelación de despropósitos. El occidente político queda fascinado.

    Dicho con un ejemplo actual es una arquitectura como en Dubai y Shanghai, una arquitectura y una cultura del espectáculo soviético.

    Las obras arquitectónicas más destacadas de esta época son los metros de Moscú el cuál deslumbra por su riqueza y aparatosidad a los de la goina, y el de S. Peterburgo por su refinamiento. Lo son gracias a su eficacia, funcionalidad y confort, principios planteados por los arquitectos racionalistas.

No hemos dejado de hablar de Malevich. Primera etapa.

    Desde sus obras constructivistas tiene claro que en el arte anterior hay mensajes ideológicos que van en contra de los principios de igualdad y solidaridad humana, no hay arte aséptico en ese sentido en la historia del arte y por eso su geometría es excluyente de significados manipulados. Las propuestas de Malevich dirigidas por los arquitectos a una función práctica del diseño de objetos, mantiene su coherencia ideológica y amplía unos horizontes que los comisarios no son capaces de ver ni siquiera en sus aplicaciones más utilitarias, cuando la artesanía popular está llena de geometrías. Los comisarios culturales soviéticos igual que en occidente los nuevos ricos, solo quieren en la cultura que un mensaje haga evidente lo evidente.

Segunda etapa.

    En estos años no deja de pintar y dadas las directrices políticas se adapta a lo figurativo dejando a un lado la construcción geométrica. Presionado políticamente hacia la vuelta a la figuración, revisita el Renacimiento clásico en su autorretrato. Pinta obreros y campesinos, cosacos e incluso popes reaccionarios ante sus iglesias, pero siempre sin olvidar las lecciones aprendidas. La Caballería Roja es el cuadro icono de esta etapa.

    Delicadamente busca el matiz exacto y combina los colores con el rojo púrpura y azul lapislázuli que son típicos de los países nórdicos desde Chagal a Mark Rocko. Encaja la geometría en la realidad para no olvidar las esencias espaciales en una lucha difícil con la figuración. Es una vuelta a la figuración pero con condiciones, no es una rendición, es otra etapa pero muy hermosa en la que conserva el referente del mundo visible.

Tercera etapa.

    En la tercera y última etapa si llega la rendición. Una rendición con sufrimiento porque sus cuadros figurativos iniciales están hechos sin convicción. Abandona presupuestos de todo tipo y se dedica a una pintura impresionista hasta conseguir una fractura impecable en la que levemente se adivina un tratamiento plano del color.

   Con esta última etapa se tapa la boca a los críticos y clientes de corto recorrido con el arte contemporáneo, al que definen como un arte de corbatas o un juego diletante como el tenis. Porque un artista según ellos, tiene que demostrar de esta manera figurativa que también sabe pintar.

    Desde un plano epistemológico y dejando de lado ismos y tendencias, estas tres etapas responden a diferentes métodos de acercarse a la realidad y en un aprendizaje ninguno es excluyente, pero la lucha entre comisarios políticos y pensadores sí que los hace excluyentes.

   En los años cuarenta se volvería a retomar la poética de la abstracción y la política occidental se da cuenta de que es un arte muy cómodo en el plano ideológico.

    De tal manera que hasta recibió un buen apoyo de los comisarios culturales del franquismo que permitió al régimen dar una cara internacional, por más que personalmente los artistas se distanciaran con declaraciones.

   Es en el proceso de forcejeo entre planteamientos formales o de mensaje ideológico donde se da la derrota de Malevich en esta etapa, y es desde esa perspectiva como se entiende la decadencia y claudicación de sus planteamientos. Un forcejeo que supuso sufrimiento hasta llegar a la rendición.

    A su muerte sus amigos como reafirmación ideológica programática, lo enterraron en un ataúd constructivista con un perfil de sección en cruz griega en expansión. Cruz negra sobre cuadrado blanco.

   Su legado se extenderá a través del tiempo traspasando limpiamente el año 2000.

    En una calle de Barcelona, un hombre de unos sesenta años encuentra a un joven que coloca sobre los cuadrados blancos de un cruce peatonal unas figuras geométricas. Precisamente en este momento el joven acaba de poner una cruz negra sobre uno de los cuadrados blancos. Los transeúntes se apartan con miradas distantes. El hombre observa la escena y sitúa la acción. Decide acercarse y formular la siguiente pregunta: ¿qué estás haciendo?

   El joven se siente amenazado e inseguro y responde de una manera agresiva, pero poco a poco acepta ese encuentro casual.

   El intercambio entre estos dos personajes continuará a partir de ese momento, diferenciados por los años, y por la actitud y diferente visión sea mimética o analítica de la Historia del Arte. Los encuentros se extenderán durante el transcurso de un año, cuando el joven determinará que ha llegado al final de su historia, la de reconstruir… la obra de Kasimir Malevich en las calles de Barcelona.

    Pero para comprender un poco el alma rusa y no copiar los cuadros constructivistas, creo que deberíamos aprender un poco o algo del idioma ruso o por lo menos del lenguaje estético. No quedará más remedio que a Kazimir Severnovich Malévich lo tenemos que escribir como KA3?M?P CEBEP?HOB?? MA?EB??.

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