Creadores extranjeros en Aragón / Por Don Quiterio


Por Don Quiterio

    Uno camina por las calles de la ciudad, su ciudad, en la que vive y ha nacido, entregado a sus afanes y absorto en sus cogitaciones. Presuroso o tranquilo, pero a lo suyo, si no ajeno sí tal vez inmune a los atractivos que se abren para el visitante como paisajes recién estrenados.

 

    Tenemos la mirada tan condicionada por la costumbre que no resulta mala experiencia la de, de vez en cuando, sentirse extranjero en casa e intentar contemplar con ojos nuevos esos ámbitos que se atraviesan con mayor o menor asiduidad y que, al cabo, nos resultan tan familiares que terminamos por no reparar en ellos. Pongamos que hablo de la exposición colectiva “Creadores extranjeros en Aragón” que se celebra hasta el veintitrés de abril en el Centro de Historias.

    “Creadores extranjeros en Aragón” es una muestra de once artistas extranjeros y residentes, de un tiempo a esta parte, en nuestra comunidad. A saber: los franceses Antonio Chipriana y Alexandra Caunes, la holandesa Sylvia Pennings, los norteamericanos Heather Sincavage y Dominique Leyva, el mexicano Fernando Román, la rumana Nicolae Didita, la británica Louisa Hollecz, el japonés Kumiko Fujimura, el israelí Guy Aloni, el marroquí Sabir Hadi y la argentina Ana Fresco. Y, como no podía ser de otra manera, hay de todo, como en botica: piezas deslumbrantes, insuficientes, interesantes, sorprendentes, mediocres, convencionales, con posibilidades… Un conjunto, a fin de cuentas, disperso y atractivo, digno y esforzado, en el que se aúnan diferentes disciplinas: dibujo, pintura, fotografía, escultura, cerámica, videocreación, danza contemporánea, collage…

    “Este proyecto”, afirman los comisarios Sergio Muro y Juan Escós, “es una exposición colectiva que reúne la obra de creadores extranjeros de diversas disciplinas artísticas, cuyo nexo de unión es su lugar de trabajo: Aragón. El nomadismo ha sido una constante en la vida y sobre todo en el arte, y un aspecto casi esencial para evolucionar personal y artísticamente”. Y añaden: “Estos creadores nos muestran su trabajo con otra mirada, con la carga experimental y vital que confiere el haber viajado y residir fuera del entorno familiar. Ello conlleva el beber de otras culturas, de otros artistas, de otras formas de vida, digerirlo y plasmarlo artísticamente. Esa plasmación de lo que nuestra tierra, nuestras gentes y costumbres les han inspirado en su proceso creativo”.

   Pasen y vean. Obras en las que reinan la confusión, la complejidad y el contraste, el vivo colorido y la mancha oscura, el acuerdo y el desacuerdo. Los artistas utilizan unas formas distintas para dejar constancia de su tiempo, crean visualizaciones que van de dentro para afuera intentando decir algo, un algo que no siempre es entendido pero siempre es experimentado como imagen por los demás. Son creaciones del mundo, múltiples e infinitas, expresivas y analíticas, y en cada una de ellas, sea cual sea su forma o soporte, hay una porción del alma y del intelecto humano. Otros centran su visión en la complejidad de los centros urbanos y sus periferias, y reinterpretan los espacios marginales y las infraestructuras de estas entidades vivas analizando los símbolos, textos e iconos presentes desde los letreros hasta el graffiti. Otros trabajos se basan en la utilización de objetos cotidianos que se reciclan o se restauran para dar vida a sus seres y, en ocasiones, aplicar rasgos irónicos o grotescos. Y así hasta once miradas internacionales, de Francia y Estados Unidos, de Holanda y México, de Rumanía y Reino Unido, de Japón e Israel, de Marruecos y Argentina. Lo dicho, pasen y vean.

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