Por Manuel Medrano
A Miguel Ángel Arrudi, el montañés de Sallent (Huesca), le hubiera gustado construir las montañas, diseñar los Pirineos, crear los ibones. No pudo ser.
Pero ahora reescribe la Naturaleza, nos presenta “su” Naturaleza. La base es lo que ya fue creado, que se sigue manifestando en sus obras pero, como sucede a veces en la arqueología, los estratos se han mezclado. ¿Qué es de Arrudi, qué de los escultores primigenios de las altas cumbres?
Arrudi nos presenta este paisaje sobre el que él actúa no para corregir errores del mismo, sino para recrearlo a su gusto, con su óptica y percepción, según su estética.
Querría Miguel Ángel, estoy seguro, hacer una intervención artística de dimensiones heroicas o divinas y que pudiéramos ver, a tamaño natural, lo que nos transmite en sus obras. Por ahora, nos conformaremos con ellas.
El 4 de diciembre inauguró Miguel Ángel Arrudi “El paisaje palimpsesto”, que podéis ver hasta el 4 de febrero (no hay excusa para perdérselo), desplegando sus variadas creaciones en cuatro salas del Hotel TRYP Zaragoza (Avenida de Francia nº 4-6).
Allí nos descubrió una parte de sus elaboraciones sobre el tema (ha producido mucho más): pinturas con paisajes y otras temáticas de alta montaña (sus adoradas cumbres nevadas), esquís decorados (este deporte de nieve es una pasión del autor), mosaicos, fragmentos de visiones pirenaicas, series y secuencias, recombinaciones de varias series, etc.
Hay mucho y variado para contemplar y, también, para penetrar en el universo conceptual de Arrudi que rinde aquí, consciente o inconscientemente, un homenaje a su tierra natal, de extraordinaria belleza y majestuosidad.
Ya basta de palabras. Que os hablen directamente sus obras.