El arte como modalidad


Por Don Quiterio

     Normalmente, después de un periodo muy activo, llega un valle. El deseo y la tarea del estudio “A54insitu” se centra en no permitir pausas, crecer por encima de la base lograda y ampliar –y profundizar- en las relaciones de cualquier índole estética.

     Aprovechando el excelente sistema comunicativo de este colectivo, sus componentes (Alessandro Deglio, Jordi Ulldemolins, Tommaso Danti, Mikel Goikoetxea, Ana Maorad, Marisa Abad, Yolanda Abad y Estefanía Abad) potencian esas relaciones culturales y estilísticas. Para ellos, pues, el arte es una alternativa a lo material, un asunto amplio y profundo, y lo que se necesita es trabajar en distintas vertientes. El estudio promueve el contacto entre culturas, aun a pesar de que en los momentos actuales parece que el hecho cultural ha pasado a un segundo plano. No obstante, la gente no debería olvidar que la cultura, el arte, es una de las facetas de la vida que no une a todos.


    Este espacio abre el medio urbano para los artistas y sirve para que los creadores hagan sus revoluciones formales correspondientes. Desde su inicio, el estudio “A54insitu”, ubicado en el barrio de San Pablo, la popular barriada del Gancho, en el número setenta y ocho de la calle Las Armas, ha cubierto un amplio abanico de opciones que han ido desde exposiciones de pintores a escultores, pasando por las obras de arquitectos, fotógrafos, diseñadores, laboratorios de moda y otras expresiones como vídeo o perfomance. Un espacio, en fin, que reúne la ciencia y la academia, la empresa, las artes y las letras, el ámbito social, para que la fuerza del mensaje llegue a través de la expresión plástica.


   La idea es convertir la inquietud propia de los nuevos creadores en una fuerza artística de progreso. Un lugar para reflexionar sobre las condiciones necesarias para que los creadores se lancen a emprender. No es el éxito de sus proyectos el factor principal para la elección de los que exponen, sino el espíritu emprendedor que han demostrado el ponerlos en marcha. Los que están son los que han querido hacer realidad sus sueños.


   De hecho, si la última exposición de la temporada viene de la mano del gran pintor zaragozano Alfonso Val Ortego, anteriormente se formalizan dos experiencias en verdad originales y atractivas. La primera, denominada “Arkitiriteros”, es una colectiva de un moviento de jóvenes del mundo del arte y la arquitectura, que mueven hilos, que encajan ideas. Por su parte, “Ubiquography” es otra exposición colectiva e instantánea formada por más de quinientos artistas que reflexiona sobre los rasgos que definen la ubicuidad e inmediatez. De este modo, los participantes capturan, editan y publican sus fotos desde su dispositivo móvil, y justo en ese instante sus obras se muestran en la exposición. Además, se puede visualizar de forma simultánea en centros de todo el mundo.


   El arte, más que respuestas, son preguntas. Sin embargo, ¿qué significa, hoy, esta disciplina? Antaño, el arte se miraba a sí mismo como concepto y disolvía las diferencias entre pensamiento y acción. El arte se concebía como interdisciplina, como práctica racional, como mercadería y como muchas otras cosas. Acaso su influencia y su presencia social se ha difuminado. Malos tiempos para la lírica, porque las preguntas sobre lo que es o debe ser hoy el arte parecen quedar subsumidas por el incomprensible agujero negro de la actualidad, por un presente continuo en el que no hay pasado ni futuro, y por la abrumadora sensación de que todo está a punto de estallar. ¡Booom! El arte como el resultado de las políticas locales, el arte como una modalidad de espectáculo, el arte como sustitutivo de la acción social y el arte como representación del activismo, o así, debería analizarse ahora desde una perspectiva crítica que contribuya al definitivo estallido de eso que no se sabe expresar.

   Sea como fuere, la crisis económica ha destruido las certezas en las que nos habíamos educado y los valores que creíamos imperecederos. Nos sentimos zarandeados por unos acontecimientos que nos desbordan. Pero siempre habrá un refugio en el arte para sobrevivir en estos tiempos oscuros. Aunque padecemos la abrumadora presencia de lo negativo, hay sitio en nuestros corazones para la esperanza. Los componentes y las actuaciones del estudio “A54insitu” nos muestran el camino, porque, al fin y al cabo, este espacio es la constante, una cierta tendencia a los códigos, de gramáticas, de intenciones y ganas, con una excelente distribución de las tensiones, las paradojas, para hacer una yuxtaposición entre lo interno y lo externo. Y que va desmontando situaciones y recomponiendo una estructura narrativa que busca una poética de la intermitencia…

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