El dataísmo, ¿nueva religión? ( y II) / Dionisio Sánchez


Por Dionisio Sánchez &+
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

Queridos amigos, compañeros y camaradas:

    Vamos a continuar pasando el hilo por esta urdimbre en la que estamos empeñados aunque, le daremos matarile hoy, porque si no, queridos lectores, la enfrascada puede ser de órdago.

      El concepto de dataísmo como religión ha sido objeto de críticas, principalmente porque reduce la complejidad humana a una serie de números y estadísticas. Se argumenta que este enfoque ignora factores como las emociones, la ética, la moral, la creatividad y la imprevisibilidad humana. Además, al poner tanta confianza en los datos y los algoritmos, se corre el riesgo de dejar de lado importantes cuestiones sociales, políticas y culturales.

   El filósofo y pensador Yuval Noah Harari, en sus varios y recientes libros publicados, ya ha advertido sobre el peligro de un «nuevo tipo de religión», en la que los datos y las máquinas serían los nuevos «dioses». En este contexto, el datismo puede ser visto como una ideología que reemplaza el sentido de la experiencia humana, priorizando la eficiencia y el control por encima de la autonomía individual y los valores humanos.

     En resumen, ver el dataísmo como una «nueva religión» implica reconocer cómo la fascinación por los datos y la tecnología puede, en algunos casos, llegar a ocupar el espacio de creencias tradicionales, proponiendo una forma de entender el mundo basada casi exclusivamente en la información cuantitativa.

El datismo podría, en teoría, desafiar y, en algunos casos, vividos recientemente, reemplazar aspectos de la democracia tradicional, pero no parece que sea capaz de sustituir completamente la concepción histórica de la democracia. Para comprender esto, es importante analizar cómo el dataísmo  y la democracia se interrelacionan y qué principios fundamentales subyacen a cada uno.

    En primer lugar, vamos a intentar analizar, siquiera someramente , cuales son los principios de la Democracia Tradicional y en qué se basan

     Estos principios fundamentales  serían:

-Soberanía popular, es decir, el poder radica en el pueblo, y los ciudadanos tienen el derecho de tomar decisiones políticas a través del voto.

-Participación: Los ciudadanos participan activamente en la toma de decisiones y tienen voz en la política.

-Igualdad y derechos humanos: La democracia busca garantizar la igualdad de todos los ciudadanos y sus derechos fundamentales, independientemente de su origen, raza, género, etc.

-Pluralidad y deliberación: En una democracia, se valoran las diversas opiniones, y el debate y la deliberación pública son esenciales para la toma de decisiones informadas.

Características del Datismo

      El dataísmo, como he intentado describir  anteriormente, pone énfasis en el uso de los datos, los algoritmos y la inteligencia artificial para tomar decisiones. El datismo podría, en ciertos contextos, ofrecer ventajas para la toma de decisiones más eficientes y basadas en evidencia, pero, amigos,  plantea ciertos riesgos frente a los valores democráticos tradicionales:

-Automatización y centralización del poder: En un modelo dataísta, las decisiones podrían ser tomadas por sistemas automáticos que analizan grandes cantidades de datos, en lugar de por los ciudadanos a través de votaciones. Esto podría llevar a una centralización del poder en manos de los expertos en tecnología o en las grandes empresas de datos, en lugar de permitir una participación activa y equitativa de todos los ciudadanos.  (Todos podéis adivinar cuál fue la valiosa aportación de Elon Musk a la increíble elección del camarada Donald, Trump por supuesto)

-Deshumanización de la política: El dataísmo tiende a reducir las decisiones humanas a datos y algoritmos, lo que puede eliminar la dimensión humana, ética y emocional que es esencial en la democracia. Las decisiones políticas no se basan únicamente en lo que dicen los datos, sino también en valores, principios y juicios morales que reflejan las necesidades y deseos de una sociedad diversa. Es decir, poco a poco, tal y como hemos entendido hasta ahora nuestra sociedad, se está, por momentos, deslizando hacia  “Cascala” si este viaje  no lo para alguien.

-Riesgo de control y manipulación: Los sistemas de datos y los algoritmos pueden ser vulnerables a sesgos, manipulación o control por parte de aquellos que poseen y gestionan los datos. Esto podría poner en peligro la libertad y la equidad en la toma de decisiones, algo fundamental para la democracia. Además, el uso de los datos puede permitir la vigilancia masiva, lo que socavaría los derechos individuales y la privacidad, elementos esenciales en una democracia liberal. Cada vez aparece más clara la deriva hacia la que nos dirigimos….

-Falta de pluralidad: El dataísmo, al enfocarse en datos y algoritmos, puede tender a ver los problemas de manera unidimensional, sin considerar las diversas perspectivas y valores que deben ser parte del debate democrático. La democracia, en cambio, fomenta la pluralidad y la deliberación de diferentes puntos de vista, algo que el dataísmo podría ver cómo menos relevante si se priorizan los «resultados óptimos» derivados de los datos.

¿Puede el datismo sustituir la democracia?

   Si bien el dataísmo podría complementar la democracia moderna, en el sentido de mejorar la eficiencia en la toma de decisiones o proporcionar información más precisa, no parece que pueda sustituir por completo la concepción histórica de la democracia. La razón principal es que la democracia no solo se trata de tomar decisiones informadas, sino también de garantizar la participación activa de los ciudadanos, el respeto por los derechos humanos y la pluralidad de voces en el debate político.

     El dataísmo, al centrarse en la objetividad de los datos, podría tender a eliminar la importancia de los procesos deliberativos y participativos, que son fundamentales en una democracia representativa. Además, la democracia está profundamente arraigada en valores humanos, sociales y éticos, que no pueden ser reemplazados completamente por algoritmos, sin perder la esencia de la libertad, la justicia y la equidad.

    En resumen, el datismo no puede sustituir completamente la democracia histórica, pero sí puede transformar algunos aspectos de la misma. Puede influir en la forma en que se toman las decisiones, pero no debe reemplazar el compromiso democrático con la participación ciudadana, los derechos humanos y la deliberación pública. En lugar de reemplazarla, el datismo podría, si se utiliza de manera ética y transparente, ser una herramienta que apoye y complemente el proceso democrático. ¿Alguien lo desea de verdad?

  Pero, amigos, compañeros y camaradas, viendo simplemente lo que está pasando, por ejemplo en nuestro país, en España, en materia de participación y deliberación pública, donde los dos partidos clásicamente mayoritarios son incapaces de ponerse de acuerdo ni en el horario de los trenes o el tamaño del agujero del pitorro de un botijo, ¿alguien realmente cree que se pueden poner siquiera a dialogar sobre  tantos y tantos asuntos de extraordinaria importancia que nos están acuciando y que condicionan abrumadoramente nuestro futuro?

     Sin duda, somos pasto del dataísmo, mañana mismo. Y si no, al tiempo. A caballo. Yihíiiii! Salud!

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