Mi alma aragonesa IV: Nacimiento del cine / Max Alonso


Por Max Alonso

    Los hermanos Lumière inventaron el cine en Lyon, que prosperó como tal, frente a un invento inferior de Thomas Alva Edison, en Estados Unidos, que había patentado un par de años antes.

    Lo presentaron el 28 de iciembre de 1895 en el Salon Indien del Grand Café en el número 14 del Bulevar de los Capuchinos de París, con un programa de diez películas de entre 15 y 20 metros cada una, entre las que se encontraba Salida de los obreros de la Fábrica Lumière, Riña de niños, La Fuente de las Tullerías y Llegada de un tren.

    A la primera exhibición solo acudieron 35 espectadores que pagaron un franco por la entrada. Fue el bautizo del cine, que había nacido, porque por el boca a oreja comenzaron a acudir espectadores que abarrotaban las exhibiciones. En 1896 incorporaron al programa El regador regado, primera película considerada narrativa y cómica. Con lo que nace el cine verdadero, Contador de historias y creativo, capaz de crear realidades paralelas, con lo que nace como arte.

    En 1897 se registró un accidente por el incendio de la sala, con víctimas mortales, que se supuso el fin del invento, pero este sobrevivió, aunque el peligro de incendiable del celuloide le acompañó durante muchos años, hasta que finalmente llegaron las películas ininflamables, con las que desapareció el peligro. Superado el accidente, al año siguiente eran ya cuatro las salas de exhibición que funcionaban en París.

     La cámara o proyector, pues la misma máquina hacía la doble función, contaba con un mecanismo que se basaba en una leva excéntrica, que transformaba el movimiento de rotación de la manivela, que manejaba el operador, en un movimiento vertical de avance, que se generaba con dos ganchos, que penetraban en las perforaciones laterales de la película, produciendo su arrastre. La hacían pasar a saltos intermitentes, al tiempo que la leva funcionaba como obturador de la luz, que al abrirse para la toma de vistas incidía sobre el fotograma fijo. Actuaba de forma similar inversa para la proyección.

    Es como si a cada paso se produjese una fotografía, que, en la proyección, por el efecto contrario, se proyectaba con una cadencia de 18 imágenes por segundo, que se obtenían por dos vueltas de manivela por segundo. Estas imágenes, las mínimas necesarias para conseguir el efecto del movimiento, a partir de la retención de la imagen en la retina, se utilizaron en el cine mudo, buscando el menor soporte para este. En el sonoro pasaron a 24 por exigencia y conveniencia del sonido y para la televisión se adoptó una cadencia de 25.

    El sistema de arrastre de los Lumière lo conseguían con unos diminutos garfios, basado en el mecanismo de las máquinas de coser, que inducían la fijación de los fotogramas intermitentes para conseguir recibir el fogonazo de luz sincronizado. Posteriormente el sistema se sustituyó por la cruz de malta, así llamada por su utilización como símbolo identificativo por los cruzados, o rueda octógona de ocho puntas, que inducían los saltos intermitentes de lo que era un movimiento circular.

    En la filmación se obtienen imágenes negativas. Las positivas se consiguen superponiendo la negativa sobre película virgen, que se copia en positivo. En televisión, cuando se utilizaba el cine para la producción informativa, como factor de rapidez, se trabajaba solo en negativo, lográndose el positivado electrónicamente en la emisión.

    A España llegó el cine de la mano de dos empleados de los Lumière, Francis Doublier y Alexandre Promio, que realizaron varias cintas y exhibiciones. El primero rodó Corrida de toros en Barcelona, en 1897, y en Sevilla, en 1898. Promio rodó en 1896 escenas madrileñas, que se revelaron en Lyon y se exhibieron en Madrid. Las primeras exhibiciones se efectuaron en los bajos del Hotel Rusia, en la Carrera de San Jerónimo, número 34, actualmente 32. en 1896. Muy cerca de la Puerta del Sol.

    La inauguración tuvo lugar el 13 de mayo, aunque las dos placas que lo conmemoran, dicen que el día 15, para hacerlo coincidir con el día de San Isidro. El hotel ha desaparecido y ocupa su lugar un salón de estética, que conserva columnas y algunos elementos de la época. El Heraldo de Madrid comenta la inauguración del cinematógrafo y explica lo que era: fotografía animada y añade que el efecto era sorprendente y el espectáculo resultaba maravilloso. Se llegaron a hacer pases de 10 a 12 de la mañana. De 3 a 7 de la tarde y de 9 a 11 de la noche. Entre el público se escucharon carcajadas al ver a los hombres andar muy deprisa y expresaban susto al apreciar que los caballos se echaban encima y los espectadores se inclinaban hacia atrás para evitarlos.

      En La Coruña José Sellier Loup, en 1897, rodó Entierro del general Sánchez Bergua y Plaza de la MinaTemporal en Riazor y San Jorgesalida de misa. En Barcelona Fructuoso Gelabert rodó en 1897 Riña en un café. Todo este proceso es lo que se deriva del invento de los hermanos Lumière, que lo que consiguieron fue el sistema mecánico para obtener y reproducir imágenes en movimiento y que opta para su denominación de la apócope de cinematografía, cine, de la raíz griega de movimiento. Que, como tal se refiere a cinema, cinematógrafo, celuloide, pantalla y demás.

      A partir de su invención y de su uso se van produciendo pequeños hallazgos que van componiendo una verdadera gramática y sintaxis de la imagen, como antes se hiciera con la palabra, creando un lenguaje como forma de expresión y de la comunicación que crea unos mundos propios, como los de la palabra. Con su lenguaje, que va configurando lo que se conoce como séptimo arte, que, en una expresión abreviada, también se dice cine, pero que se diferencia radicalmente del cine en su primera acepción, referida al procedimiento de captación y reproducción de las imágenes.

     A partir de los hallazgos que se producen en cuanto a la acotación física de las imágenes, por la dimensión de los planos, por la posición, por el emplazamiento de la cámara y por la forma, y el género narrativo, de lo real a lo imaginado, la comedia o el drama, etc. se consigue lo que se entiende y se conoce como cinematografía y en cuanto a su capacidad para crear arte, pasa a conocerse como séptimo arte o arte plástico en movimiento, hecho a máquina o a partir de una máquina, que se posiciona tras la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la danza o la poesía, que se nutre de las demás artes, por lo que en sí es un arte nuevo y a la vez es industria. Por su lado económico y de entretenimiento mundial se perfila el alcance comercial del mundo cinematográfico, como el arte genuino del siglo XX.

      Con el cine se introduce el concepto de la reproducción, por lo que la reproducción de la obra deja de ser juzgable en sí, como nueva posibilidad del séptimo arte, que pasa a ser un arte de masas. Que hace que se tambaleen los cimientos del teatro, a la vez que nace lo que puede considerarse el teatro grabado, con muchas mayores posibilidades, que se adentran en nuevos horizontes a partir de películas como El nacimiento de una nación, 1915, de David Wark Griffiht, donde comienza a configurarse la gran industria que de él se deriva.

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