Por Joe di Maggio
El alcalde de Zaragoza se lo tenía muy callado y lanzó al ruedo varios huesos para que la prensa mordiera: que si iba a fichar al un premio Nobel de Economía para que le “descargara” de trabajo y preocupaciones al incompetente microfonero Gimenotti, que si iba a fichar al presidente de Estándar & Poormens para que auscultara la bancarrota de los Grandes Proyectos, que si vino que si fue.
Seguramente será difícil hacer olvidar a los aragoneses que estos cantantes de procedencia estalinista son los mismos que lograron que por la Expo pasaran 30 millones de personas, ( las primeras según ellos), que las producciones artísticas de la ribera del Ebro fueran un chorreo de pasta y sin repercusión alguna que no lograra el Teatro Estable actuando en Bisimbre en 1979, ni que el Espacio Goya esté ya en los anales museísticos mundiales a la misma altura que el del Hermitage de San Petersburgo, “esa pobre cabaña soviética” que habría dicho don Juan José si su Goya Space no hubiera sido tiroteado por sus propios compañeros de Gobierno ¡Ja!
El asunto es que los tres tenores siempre han fallado cuando se han dedicado a “la gran política”, es decir a la política aragonesa. Pero ahora, que de lo que se trata es de fundirse cuatro euros, ellos van a ser los campeones, los que-sin la menor duda- van a insuflar nervio a la agilipollada colonia artística zaragozana. Solo una cosa chirría de éste simpático trío: una sola de sus nóminas es más grande que el presupuesto total que tienen para ponerle pelo de coño a los puentes de la ciudad. Y aún colaboraran los disminuídos artistas locales. ¡Anda y que les den!
