Gobierno de Aragón y Ministerio de Cultura invertirán en la rehabilitación de La Mantería y las pinturas murales de Coello


Por Adelina Garsón

   El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta y el Presidente de Aragón, Javier Lambán, avanzaron en Zaragoza, su apuesta tanto en la ampliación del Museo de Zaragoza como en la recuperación de las pinturas murales de la iglesia de La Mantería. Para ambos casos, el Ministerio debe hacerse con la propiedad para poder intervenir.

     En el caso del Museo de Zaragoza, el Gobierno de Aragón cederá el edificio de la antigua Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Zaragoza para su ampliación y, en el caso de la Mantería, será la congregación de las Escolapias la que ceda el inmueble al Ministerio por un plazo de 50 años para realizar la restauración.

    La intención es que, en ambos casos, pueda intervenirse o contar ya con proyecto redactado de ampliación en 2024.Además, el ministro ha accedido a más peticiones formuladas por el presidente Lambán y ha avanzado que volverá a reunir antes de que termine el año el Patronato de la Corona de Aragón, -que ha vuelto a reunirse por primera vez en más de 20 años desde su constitución- y que se avanzará todo lo posible en la declaración de la Jota como bien inmaterial.

   En materia de archivos, Iceta también ha accedido a la cesión del Archivo Joaquín Costa al Archivo Provincial de Huesca este mismo año y se ha comprometido a que haya un Archivo en Zaragoza, una vez que se disponga de la ubicación idónea.

    Lambán ha agradecido la sensibilidad del ministro en todas estas cuestiones e incluso, a su disposición para la celebración de la entrega de los premios nacionales de Cultura en Zaragoza hace escasas fechas, recordando que no se puedo hacer antes, coincidiendo con el 40 aniversario del Estatuto de Autonomía de Aragón por motivos de la pandemia.

    Por su parte, Iceta ha admitido que el carácter “persistente” pero coherente del presidente Lambán, siempre preocupado por la Cultura como elemento identitario, ha favorecido los acuerdos alcanzados que llevaban años pendientes.ProtocolosLa visita del ministro Iceta ha comenzado en el Patio del Museo de Zaragoza donde ha firmado un protocolo de actuaciones en materia de cultura y patrimonio cultural con el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Felipe Faci.

    La primera medida es el inicio de los trámites necesarios para modificar la titularidad de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Zaragoza a favor del Ministerio de Cultura con el objeto de ampliar de la sede del Museo de Zaragoza, de titularidad estatal y gestión autonómica. El Ministerio de Cultura, una vez adquirido el bien, promoverá las actuaciones precisas para el desarrollo del proyecto y las obras de ampliación del museo.

    A diferencia de planes anteriores, en este proyecto no se contempla la unión física de edificios, ambos próximos, sino que el antiguo edificio de la Escuela de Artes y Oficios albergará salas de exposición, almacenes y zonas comunes, como salas de conferencias, etc. Hasta ahora, el ministerio ha realizado intervenciones por valor de 787.000 euros en la pavimentación del patio del museo y va a proceder en la parte superior al acondicionamiento de la zona de oficinas.

    En total, casi un millón de euros en la readaptación de espacios. El grueso de la ampliación comenzará por la redacción del proyecto una vez firmada la cesión del inmueble. Faci ha recordado que es necesario ampliar la sede porque todos los espacios actuales no permiten tan siquiera exhibir la importante colección arqueológica que atesora el Museo y comenzará con la demolición de los antiguos talleres.

   Otro de los puntos incluidos en este protocolo es el compromiso, por parte del Departamento de Educación, Cultura y Deporte para intervenir en Iglesia de San José de Calasanz, más conocida como La Mantería, para resolver los problemas de estanqueidad que sufre en la actualidad. Tras resolver los problemas de las humedades, se intervendrá en la cúpula central, cuyo contrato podría cerrarse a mediados de abril.Con posterioridad, el Ministerio de Cultura acometerá la restauración de las pinturas, obra de Claudio Coello, que decoran el interior de la iglesia.

     Esta edificación fue declarada Bien de Interés Cultural por Decreto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de 4 de enero de 1946, con el nombre de Iglesia de Santo Tomás de Villanueva del antiguo Convento de los Agustinos de la Mantería; declaración que fue completada mediante Orden, de 20 de diciembre de 2001, del Departamento de Turismo y Cultura del Gobierno de Aragón.

   El ministro, que ha descartado ofrecer compromisos cerrados de obras, confía plenamente en la gerencia de infraestructuras del ministerio y en el Instituto de Patrimonio Cultural, que reúne a los mejores especialistas en restauración y vigilancia, para poder agilizar al máximo los compromisos adquiridos con el ingente y valioso patrimonio cultural aragonés.

    Estas actuaciones serán desarrolladas y concretadas conforme a los procedimientos establecidos en la normativa que sea de aplicación. Las líneas de actuación se coordinarán entre las partes en el seno de la Comisión de Seguimiento prevista en este protocolo.Las partes podrán acordar, cuando así se justifique para la mejor consecución del interés general, la firma de convenios de colaboración y la emisión de las resoluciones que sean necesarias en ejercicio de las competencias que ostentan.

   El Museo de Zaragoza

    En la actualidad, la falta de espacio es el mayor problema que lastra el desarrollo y el papel del Museo de Zaragoza. La mayor parte de las funciones de esta institución se desarrollan en un edificio que fue diseñado como sede del museo en 1907. Más de un siglo después, las funciones, colecciones y los servicios de un museo moderno son muy diferentes.

   Por todo ello, la ampliación del espacio es la mejor vía para contar con un museo digno de su historia y acorde a las necesidades de la sociedad aragonesa el siglo XXI.Las principales razones por las que se hace necesaria una ampliación de las instalaciones museísticas se deben a, entre otras cuestiones: el aumento de la población de la ciudad de Zaragoza de 1907 hasta ahora, incremento de la demanda del público por el uso de los museos, y un incremento del atractivo del museo como fenómeno turístico.

   Pero sin duda alguna, una de las razones más importantes es el aumento exponencial que han experimentado los fondos que custodia el museo, en especial los relacionados con la arqueología.

   Otras razones para su ampliación son también los cambios en el concepto museológico de exposición permanente, aumento de los fondos bibliográficos y documentales, aumento y mayor complejidad de los talleres de restauración y conservación, aumento de la plantilla, incremento de la superficie consumida por los sistemas de seguridad y climatización, diversidad de los eventos programados en el museo (exposiciones temporales, conciertos, presentaciones, actuaciones de artes escénicas), mayor complejidad de los recursos museográficos que requieren más espacio, mayor necesidad de áreas de reserva especializadas, mayor capacidad para la recepción de grupos, ampliación de la superficie dedicada a exposiciones temporales e implementación de servicios hoy deficientes o inexistentes, como tienda o cafetería.

La Mantería

    Las pinturas murales por su naturaleza forman parte intrínseca de los edificios o estructuras que les sirven de soporte, por lo que sufren las incidencias y los daños derivados de su paulatino deterioro.

   El conjunto pictórico de La Mantería presenta pérdidas de policromía, levantamientos de estrato pictórico en peligro de desprendimiento, morteros de soporte disgregados y con abundante presencia de sales, etc., que manifiestan un deterioro activo que mantiene en peligro de pérdida este importante y extenso conjunto mural.

    Una de las principales causas de las alteraciones sufridas parte ya de la propia técnica utilizada para la realización de esta decoración mural. La aplicación del mortero de cal y arena original sobre un enfoscado previo de yeso produjo una mala adhesión entre ambos y una deficiente carbonatación del enlucido.

    Cuando encargaron a Claudio Coello la realización de las pinturas, las paredes y cúpulas de ladrillo estaban ya recubiertos con mortero de yeso. El revoco de cal se aplicó, previo repiqueteado, encima de estos gruesos enlucidos de yeso altamente higroscópicos. Esta superposición nunca tuvo un fraguado adecuado, ya que se aplicó con los yesos completamente secos y parece ser que parte de la obra se realizó en verano, lo que pudo provocar un secado prematuro impidiendo una correcta carbonatación.

    A esta principal degradación, propia de los materiales constitutivos de la obra y de una defectuosa técnica de aplicación de los morteros, se le unen las diferentes agresiones externas que ha sufrido a lo largo del tiempo debido a las condensaciones en las zonas altas de linternas y cúpulas, las disgregaciones del mortero de soporte por filtración del agua de lluvia a través de cubiertas y ventanas, las grietas por movimientos provocados por problemas de asentamiento del edificio, las descohesiones entre las capas del estrato pictórico por las tensiones mecánicas internas originadas por cambios bruscos de temperatura y humedad relativa, las sulfataciones y eflorescencias salinas procedentes de morteros inadecuados y que se activan en presencia de humedad, la acción de contaminantes y ataques biológicos, los cambios de uso del edificio y determinadas intervenciones anteriores aplicadas con criterios de restauración poco acertados, especialmente las llevadas a cabo en el siglo XIX y en la década de los años 50 del siglo XX.

    El valor cultural de este edificio motivó que mediante Decreto de 4 de enero de 1946 del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes fuera declarado Monumento Histórico-Artístico, hoy denominado Bien de Interés Cultural. Esta declaración originaria fue completada mediante Orden de 20 de diciembre de 2001 del Departamento de Cultura y Turismo con la descripción del bien y la delimitación del mismo y de su entorno de protección.

    Se trata de un templo barroco de inspiración italiana, aunque realizado en ladrillo siguiendo la tradición local, que presenta una planta de cruz latina de una sola nave con dos tramos, cubiertos al igual que los dos brazos del transepto y la cabecera mediante cinco cúpulas elípticas sobre pechinas, siendo únicamente semiesférica y sobre tambor octogonal la del crucero.

    Su cabecera es recta, presenta tribunas cerradas por celosías sobre monumentales puertas de madera en sus muros laterales y tiene una sacristía rectangular adosada al lado de la Epístola.Su mayor interés radica en el impresionante conjunto de pintura mural realizado al fresco que decora sus cúpulas, aunque en origen debió extenderse también a todos los paramentos verticales, que hoy aparecen lisos y articulados por una serie de pilastras de orden toscano y cornisas corridas.

     Su fachada principal a la actual plaza de San Roque está realizada en ladrillo a cara vista sobre un zócalo de piedra y muestra una dinámica articulación en dos pisos. En el inferior seis pilastras delimitan cinco entrepaños, abriéndose la portada de medio punto en el central, dos accesos adintelados en los extremos y dos hornacinas en los intermedios. Sobre el entablamento de separación se alza el segundo cuerpo, de similar composición y rematado por un frontón curvo y partido y dos torreoncillos ochavados en los ángulos. En las hornacinas del cuerpo superior se observan sendas esculturas de Santo Tomás de Villanueva y San Agustín bajo el escudo de la Orden.

   La fachada lateral a la calle Palomeque también presenta fábrica de ladrillo a cara vista y una articulación en dos pisos y tres cuerpos, pero mucho más sencilla que la de la fachada principal.

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