Por un parque Nacional en Los Monegros


Por Eduardo Viñuales Cobos.

     Los Monegros podrían ser, deberían ser, un Parque Nacional. La propuesta la ha vuelto a formular años después de otras intentonas la organización ecologista SEO/BirdLife, pero los políticos de Aragón están por otros objetivos lejanos a la conservación del patrimonio natural de esta bella tierra.


Eduardo Viñuales
Escritor Naturalista

http://www.asafona.es/blog/?page_id=1036
Coautor del libro “El Moncayo paraíso de los naturalistas”.     

    Yo amo el desierto de los Monegros. Pero la belleza de las estepas del valle del Ebro, y en concreto de los Monegros, no siempre fue bien apreciada por los viajeros que en su camino de Zaragoza a Barcelona, o viceversa, circulaban por los términos de Peñalba y Bujaraloz. Ya en “El cantar de Roldán”, de finales del XI, se describe esta tierra como “morada de los diablos”. Ahora, sólo las comodidades de la vida moderna han permitido al viajero mirar este desierto sin dunas como realmente se merece. Aunque los políticos locales y regionales, que buscan inversiones a corto plazo -regadíos, parques eólicos, plantas solares, macrogranjas-, tienen otra visión, casi medieval, arrasadora de todo paisaje y valor natural que aún ostenta el territorio.

    El encanto de esta tierra árida y seca de Aragón, allí donde no ha llegado el regadío, es de una belleza que te traspasa cuando miras a la lejanía sobre los campos de cereal ya cosechado en un día claro, por una recta interminable, y mientras una capitana empujada por el cierzo cruza sin mirar la carretera, seguramente para echar raíces en un lugar muy alejado de donde nació.  La belleza del desierto sigue creciendo cuando el viajero se detiene a observar de cerca el terreno, sus plantas y su fauna única en el mundo. Y hay quien dice que nadie encontrará una noche más bella que esa de agosto en que caen las Perseidas sobre un camino vecinal cerca de Monegrillo.

    Pero, ¿realmente los Monegros pueden ser llamados como un verdadero desierto? La ciencia define a los desiertos como aquellas tierras en las que caen menos de 250 litros por metro cuadrado al año. Los Monegros, con unos 300 ó 400 litros/m2 al año están en la siguiente escala. Hablando apropiadamente son en verdad un semidesierto, pues predominan unas condiciones ambientales semiáridas. Eso sí, ésta es una geografía yerma, desnuda, erosionada y requemada por el sol. Ahí reside, precisamente, su magnético encanto.

    Los Monegros se localizan en el corazón de Aragón, en el centro de la depresión del Ebro. La comarca, repartida a caballo entre las provincias de Zaragoza y Huesca, limita por todos sus flancos con las demarcaciones comarcales de Hoya de Huesca, Somontano de Barbastro, Cinca Medio, Bajo Cinca, Bajo Aragón-Caspe, Ribera Baja del Ebro y Zaragoza. Sus máximas alturas despuntan en la Sierra de Alcubierre –en San Caprasio (847 m) y Monte Oscuro (812 m)-, una larga alineación serrana de más de 60 kilómetros de longitud que a modo de espina dorsal divide en dos mitades a los Monegros. A septentrión queda la depresión de Sariñena y los relieves areniscosos de la Serreta de Tramaced. Y al sur, una serie de suaves colinas que van a parar a los barrancos y llanuras donde descansan las lagunas saladas de Bujaraloz y Peñalba.

     El Ebro, el río más caudaloso de nuestro país, discurre al sur de los Monegros y ni tan siquiera entra dentro de los límites comarcales. ¿Entonces, existe algún río que realmente atraviese esta tierra seca? Hay que fijarse en el norte para encontrar un par de cursos de agua permanente. Se trata del Flumen y el Alcanadre, ríos mediterráneos que bajan desde la Sierra de Guara, y que han discurrido por bellos paisajes como el Salto de Roldán o el Cañón de Mascún.  Al llegar a esta comarca parece como si trataran de evitar el amplio secano. Aguas abajo de Sariñena se fusionan en un solo hilo de agua, el Alcanadre, que tuerce hacia oriente y se dirige al encuentro del río Cinca.

     A grandes rasgos el paisaje de esta comarca es original y tiene una marcada personalidad propia. Los científicos hablan de un paisaje fósil, propio de épocas geológicas pasadas. Este es, ante todo, un escenario de yesos, sales, bosques dispersos de sabinas y pinos, plantas aromáticas, campos de cultivo, nuevos regadíos, muelas y cerros… Una comarca donde el horizonte es casi llano y donde los atardeceres son magníficos. Una comarca seca, sí, pero llena de sorpresas.

    Aquí las condiciones climatológicas han variado muy poco desde su formación geológica. El clima xérico y continental de esta comarca se viene manteniendo desde la era Terciaria. Por tanto es un clima duro y contrastado, donde las precipitaciones se ven condicionadas por la presencia de las cadenas montañosas próximas que forman una barrera para los vientos húmedos, lo que a su vez crea una zona de sombra pluviométrica con lluvias que oscilan entre los 300 y los 400 mm de media anual, aunque hay años que no se alcanzan los 200 mm. Ello da lugar a un clima también semiárido, con una torrencialidad generalizada y con el agua concentrada en dos periodos de  escasas lluvias: otoño-invierno y primavera. Las temperaturas oscilan entre los 6-8° C de media en invierno, con mínimos de hasta -5° C. Este periodo tan acusado es en parte producto del fenómeno de la inversión térmica, consistente en grandes bancos de niebla y heladas prolongadas durante días e incluso semanas en el fondo del valle del Ebro, mientras las partes elevadas disfrutan de mejores temperaturas. Durante el verano, por contra, los termómetros alcanzan fácilmente los 40° C. Todo ello, unido a una fuerte insolación y a los constantes vientos se traduce en un gran poder desecativo con fuerte evaporación de la poca humedad que pueda haber almacenada en los suelos.

   Coincidiendo con el Día Europeo de los Parques de 2021, la organización ecologista SEO/BirdLife (la Sociedad Española de Ornitología) ha vuelto a proponer al Gobierno de Aragón la declaración de este paisaje como “Parque Nacional”, la máxima categoría de protección a la que puede llegar un espacio natural protegido en el mundo. No todos los lugares de Aragón, España y Europa puede presumir de tal mérito. La propuesta fue lanzada en una rueda de prensa en la que intervinieron favorablemente Santiago Marraco (Ex-presidente del Gobierno de Aragón y de ex Director del ICONA Y del IRYDA) y Luis Ferruz -catedrático de Finanzas de la Universidad de Zaragoza- para poner de relieve que un Parque Nacional no sólo sirve para proteger plantas, animales y paisajes… sino que sería un motor de desarrollo socioeconómico para una comarca rural deprimida de Aragón que vería llegar nuevas inversiones (este año el Organismo Autónomo Parques Nacionales va a destinar 65 millones de euros extras a los Parques Nacionales, que no llegarán a Monegros y sus gentes), además de un turismo selecto de Naturaleza (como ya sucede en los valles de Ordesa y Monte Perdido).

    La propuesta de SEO/BirdLife del Parque Nacional “Estepa de Monegros” se ubicaría en las comarcas aragonesas de Los Monegros, de la Ribera Baja del Ebro y la Comarca Central, en las provincias de Zaragoza y Huesca. Contaría con 28.869 hectáreas, distribuidas entre los municipios de Alfajarín, Villafranca de Ebro, Pina de Ebro, Monegrillo, Farlete, Perdiguera, Alcubierre y Lanaja. Para evitar conflictividad social, se trata de un territorio que ya posee cierta protección a través de la Red Natura 2000.

   En su propuesta, SEO/BirdLife también ha analizado los potenciales beneficios socio-económicos que generaría la declaración de un parque nacional en la zona, una de las más despobladas de España. Entre otras cuestiones, la declaración podría no solo contribuir a consolidar un modelo de agricultura de secano y de ganadería extensiva beneficiosa para la biodiversidad de la zona, sino además otorgar un valor añadido a estas dos actividades tan arraigadas en Los Monegros. De igual modo, sería un elemento clave para apuntalar el desarrollo de un turismo sostenible, que puede ser, dado la proximidad a la ciudad de Zaragoza, una pieza de gran importancia en este nuevo modelo de desarrollo.

   Pero, pese a que el presidente de la Comarca de Los Monegros sí que se mostró favorable a la idea del Parque Nacional -que tendría que aprobar finalmente el Estado Español- los políticos locales y regionales siguen empeñados en otros proyectos imposibles y de trascendencia irreversible que van desfigurar la esencia de este desierto que día a día, año tras año, se va deteriorando en sus méritos de alcanzar el renombre internacional que aún merece.

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