De cómo se hicieron las Guías Comarcales…


Por Eduardo Viñuales Cobos

    Hace cuatro o cinco años coincidí en un encuentro de periodistas especializados en el medioambiente con el hasta ahora Consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Alfredo Boné. Fue en la Sierra de Armantes, cerca de Calatayud. Me dijo que quería juntarse conmigo y hablar tranquilamente.


Eduardo Viñuales
Escritor y naturalista de campo
http://www.asafona.org/default.aspx?info=000320

DE CÓMO SE HIZO UNA COLECCIÓN DE GUÍAS COMARCALES SOBRE LA RED NATURAL DE ARAGÓN.

    Me dejó un poco intrigado… y poco después su jefe de prensa, Eduardo Sánchez, me detalló el proyecto que su equipo llevaba entre manos: hacer unas guías de la naturaleza aragonesa por comarcas, con los espacios protegidos, los árboles singulares, los ríos, la gente que en el territorio “piensa en sostenible”… y que en estos libros se aunase todo lo que nosotros entendemos como Red Natural de Aragón. Querían que yo fuera el coordinador general de esa colección editorial. Y yo, por supuesto, acepté el reto.

   Enseguida me puse a pensar y a diseñar lo que sería para mí, como lector, usuario y apasionado de la naturaleza, cada uno de esos libros. Han pasado los años, y hemos completado las 33 guías de cada una de las comarcas de Aragón… y, aún es más, hemos ido más allá haciendo una guía añadida, un volumen extra de todo Aragón, a modo de resumen-recopilación.

   Empezaré confesándoles algo, con permiso de mis jefes del Departamento de de Medio Ambiente y del propio Consejero… Es posible que muchos de ustedes ya lo hayan barruntado. Pero desde el portal de El Pollo Urbano públicamente les confieso y les aseguro que en estos últimos cuatro o cinco años de mi trabajo en el Gobierno de Aragón he sido tremendamente feliz, lo he pasado estupendamente en un viaje natural por las 33 comarcas de Aragón, he conocido gente maravillosa, me he rodeado de magníficos amigos y compañeros… entre ellos Dionisio Sánchez, al cual tan apenas conocía por aquel entonces… y con quien ya he compartido muchos viajes, almuerzos –huevos fritos- y conversaciones de sincera amistad. En definitiva, les quiero decir que en los últimos tiempos he disfrutado trabajando, haciendo fotos, encargando colaboraciones, corrigiendo textos, pateando el monte, viendo volar a las aves y sintiendo los ciclos de la naturaleza aragonesa en cada poro de mi piel.



   Es cierto, que también ha habido prisas, oficina, muchos papeles, algún imprevisto, horas extras, picor en los ojos delante del ordenador… pero todo eso se olvida cuando echas la vista atrás y recuerdas tantos momentos memorables. He hecho lo que más me gusta, mi pasión es la naturaleza, y libremente he tratado de desempeñar mi trabajo lo mejor posible. Todo ello se lo debo al Consejero, a Alfredo Boné, que aquel día en Armantes confió en mí. Como les decía, él me explicó su pretensión, la de hacer unas guías de las comarcas y a la vez de la naturaleza, en las que estuvieran presentes muchas personas, en las que se hablara del agua, de los ríos, de las gentes que hacen posible el desarrollo sostenible y que contribuyen al mantenimiento de los paisajes rurales con vida. Una vez más, le quiero dar las gracias sinceras por esta oportunidad y por su impulso emprendedor para hacer muchas cosas buenas y bonitas.

    A partir de ese encuentro con Boné me volví a encontrar con Prames, con su equipo y especialmente con Modesto Pascau, una persona que admiro por su gran valía y su larga ilusión. Una persona con la que creo compartir muchas cosas, como es por ejemplo el placer de recorrer paso a paso los horizontes de las montañas o el de descubrir rincones nuevos, hasta entonces desconocidos de la naturaleza aragonesa, estén éstos donde estén.

    Así, ya en equipo, nos fuimos poniendo manos a la obra para diseñar una colección que no sonara a más de lo mismo, que no repitiera el clásico esquema y los mismos contenidos que muchas otras publicaciones ya muestran en el mercado… y que nos permitiera descubrir parajes con encanto, que nos hablara de vidas anónimas pero ejemplares, que diera la oportunidad de hablar, de escribir o de fotografiar a otros naturalistas, ecologistas o expertos que no habían tenido antes su turno, pero que sin duda han terminado aportando mucho a esta colección y a la puesta en valor de lo natural…



    Les confieso también que bajo los básicos patrones dados, yo quise hacer el esquema de esa guía inexistente sobre la naturaleza aragonesa que a mí me hubiera gustado comprar en una librería: un libro que fuera acompañado de un mapa comarcal donde apareciera localizado todo lo que uno no se debe de perder, que las rutas no fueran simplemente de corte montañero o turístico -que para eso ya hay otros buenos trabajos editados-, sino que las explicaciones fueran sobre la fauna, la flora, los bosques y las aguas como verdaderas protagonistas… una guía que tuviera una sección hecha por y para los niños, que tan pronto mezclara en la Ribagorza la imagen de la perdiz nival con la opinión sobre el medio ambiente de una cara conocida como fue la del cantante de Jarabe de Palo, Pau Donés, oriundo del municipio de Montanuy. En definitiva, se trataba de lograr una publicación nueva, diferente, más joven, a veces con aire de guía-magazine dominical.

   Y así por las más de 6.000 páginas impresas que han resultado sumando el conjunto de guías comarcales, veo que por ellas se han paseado tejones de cara furtiva, nos hemos encontrado con la mirada penetrante del búho real, hemos visto florecer orquídeas y tulipanes silvestres, hemos subido a lo alto del Aneto, del Moncayo o de Javalambre, y hemos sabido defender que la seca estepa es algo por lo que los aragoneses podemos sacar pecho fuera de nuestras fronteras…. Páginas donde han expuesto sus dibujos decenas de escolares, que han ido reflejando la gran labor diaria de los Agentes de Protección de la Naturaleza de Aragón… o que se han convertido en escaparate para diversos ejemplos de sostenibilidad de los que aprender a hacer un Aragón mejor.

    Las guías comarcales que hoy nos ocupan han tenido un gran éxito en el público. Alfredo Boné dice en el Prólogo de la última guía 34 que éste es el mejor premio que podíamos recibir, la aceptación incondicional de los lectores, y donde las cifras hablan por sí solas: cerca de 200.000 ejemplares vendidos y 11 títulos que han tenido que ser reeditados al haberse agotado.

    Los buenos momentos no sólo han venido por los grandes resultados, sino también por los momentos vividos durante la elaboración de este proyecto a orillas de la laguna de Gallocanta, en la Sierra de Algairén o en paisajes últimamente protegidos como los Órganos de Montoro, el Nacimiento del Río Pitarque o los bosques frescos de los valles de Ansó y Echo donde aún se puede sentir la presencia del oso pardo pirenaico.

   Pero sin duda el gran patrimonio de estas guías está también en los créditos, en los nombres de tantos y tantos autores que han ido participando. Un total de 33 coordinadores para cerca de un millar de autores, de personas que aquí y allá, en una punta u otra de Aragón han sabido contarnos aspectos del clima y el relieve, han descrito paseos, han contado leyendas y tradiciones vinculadas con el medio natural… y que han puesto en valor pequeños y frágiles rincones de los que nunca antes habíamos oído hablar a nadie. Una nómina sorprendente que ha desembocado en grandes sorpresas. Y que dada su entrega y sacrificio, y para no olvidarlos, estos son sus nombres: Elisa Alegre, Ramón Antor, Pedro Artigot, David Badía, Nieves Ballarín, Javier Blasco, María Blasco, Sescún Castán, Ernesto de Leonardo, Raquel Egea, Javier Escorza, José Vicente Ferrández, Néstor Fontoba, Carmen Fortea, Fernando Herrero, Natalia Huerta, José Luis Lagares, Pascual Luna, Daniel Martín, José Damián Moreno, Severino Pallaruelo, Ignacio Pardinilla, Mercedes Penacho, María del Carmen Ribó, José Luis Roda, Esther Ros, Pedro Vicente Ruiz, Fernando Sagaste, Dionisio Sánchez, Miguel Ángel Sanz , Fernando Tallada, José Juan Verón, Judit Villén, Pablo Vicente y Fernando Zorrilla.

    Deseo aprovechar estas líneas también para darles las gracias a aquellos que, aunque no suelen salir en las presentaciones o ni tan siquiera en los créditos… son y han sido sin duda núcleo vital de la colección, de un proyecto común: a Eduardo Sánchez, a Ana Cris Fraile, a María José Hernández y Blanca García… sin olvidar a Rafael Yuste, Fernando Lampre, Joaquín Marco, Ricardo Polo o Eva Acín. A todos enhorabuena y gracias por hacer juntos una gran familia.

   No me quiero extender más describiendo la guía número 34 que lleva por título “Aragón”. Si se hacen con un ejemplar entre sus manos, sus ojos, los de todos ustedes, les contarán lo mucho que encierra esta última guía de la colección que tienen ya está completa en las librerías, un número extra que recopila lo mejor de las comarcas, es decir, lo más destacado de la naturaleza aragonesa. Vayan pasando sus páginas y encontrarán todos los espacios protegidos, aprenderán a reconocer distintos tipos de mariposas diurnas o, entre otras muchas cosas, sabrán como llegar a algunas de las sabinas más ancianas que quedan en Los Monegros para darle un enérgico abrazo a ese tronco que tanto ha visto y ha vivido.

    Para nosotros cinco años de trabajo han dado mucho en lo personal y en lo profesional. Es cierto, les confieso abiertamente que por las facilidades y la confianza recibida me he sentido muy a gusto realizando esta bonita labor de coordinar para el Gobierno de Aragón la colección de guías comarcales de la Red Natural de Aragón, ya convertida en una auténtica enciclopedia de nuestra naturaleza nunca antes acometida en esta comunidad autónoma. Una Red Natural de Aragón que a partir de ahora vamos a saber proteger y conservar mejor, como un legado para quienes vienen detrás.

   Y yo de momento aquí sigo… escribiendo, haciendo fotos, publicando en otros escenarios y soportes comunicativos… pensando, convencido, que la divulgación medioambiental es uno de los soportes básicos para que este mundo natural tan importante y hermoso se conserve y proteja como bien se merece.