Albania


Por Agustín Gavín

     Se ha dicho que los Balcanes producen más historia de la que son capaces de digerir. Dicen que esto lo dijo Churchill, un personaje excesivamente bien tratado por la historia y al que se le atribuyen muchas frases recurrentes. Es verdad que esa esquina del mapa de Europa, zona de frontera, intercultural, interétnica y de cruce de civilizaciones, la mayoría…

…de las veces con excesos bélicos ha sido un quebradero de cabeza para el resto del mundo. Albania, una porción de tierra entre el Adriático, Grecia y lo que fue la antigua Yugoslavia ha pasado siempre bastante desapercibida en muchos de los procesos que en esa región se han vivido. La llaman el país de las águilas pero es la gran desconocida de Europa y eso que no desmerece en nada del curriculum histórico de sus vecinos. Son treinta mil kilómetros cuadrados con una población de casi tres millones de personas con una altísima migración y un lento avance para igualarse política y económicamente al resto de Europa. Desde los años noventa ha dado los pasos habituales impuestos por occidente. Primero modernizar el ejército para acceder a la OTAN, donde entraron en el 2009 y luego hacer el resto de los deberes para acceder a los organismos internacionales, es decir, controlar la endémica corrupción, mejorar los servicios sociales, estabilidad democrática etc.

    Y es que no lo han tenido fácil con el autoaislamiento desde la Segunda Guerra Mundial durante el gobierno cuasi-teocrático de Enver Hoxha, mientras su transición hacia procesos democráticos estuvo oscurecida por el avispero regional de las guerras balcánicas en su entorno geográfico a finales del siglo pasado.

    Hay dos situaciones puntuales desde las primeras elecciones libres que hay que valorar en esos momentos. La primera es el vacío de poder después de la muerte de Enver Hoxha con movimientos sainetescos de purgas en las cúpulas del ejército y del Partido de los Trabajadores de Albania, el encarcelamiento de la viuda del dictador etc. Todo ello puso al descubierto las carencias de un país arruinado económicamente con una población que empezaba a conocerse a sí misma y al resto del mundo a través de los miles de antenas parabólicas colocadas en las ventanas y balcones de la mayoría de los hogares de las grandes ciudades. Esto supuso que la sociedad descubriera que había otro mundo diferente a la Albania sembrada de búnkeres y deforestada por Enver Hoxha con su permanente paranoia de una posible invasión rusa. Supuso que en poco tiempo los ojos de los albaneses se tuvieran que acostumbrar al sol después de casi cincuenta años de oscurantismo, de un eclipse vital, como si el tiempo se hubiera detenido.

     Ramiz Ania, un hombre gris del aparato del partido y segundón de Hoxha, después de los acuerdos de Helsinki, convocó elecciones libres y las ganó el Partido Democrático con más del sesenta por ciento, dirigido por el que había sido médico personal del Enver Hoxha, Sali Berisha.

   La imagen de Albania que se tenía en países como España era la que proporcionaban partidos de orientación maoísta. No hay que olvidar que Enver Hoxha rompe con Moscú y pide ayuda a China después de un grave terremoto en 1979 pasando a ser una sucursal de este país en Europa, lo que no preocupó para nada a la diplomacia occidental del momento. Radio Tirana emitía en castellano con cierta nitidez y se podían oír noticias de autobombo del Régimen del Partido de los Trabajadores de Albania. Si hubiesen sido verdad las noticias que retrasmitían sobre España, Franco no hubiese durado hasta su muerte. Radio España Independiente, otra emisora en castellano que emitía desde Rumania, no tenía la misma suerte de que sus ondas llegaran en condiciones a España ya que era permanentemente boicoteada desde el aparato franquista con un pitido que anulaba muchas veces su recepción.

     Era una época convulsa, en la que, como decíamos antes, todo era nuevo para la mayoría de la población, aunque en muy poco tiempo se pusieron al día a través de las parabólicas y las comunicaciones con los albaneses del exterior.

    Fue cuando conocimos a una exlocutora española de Radio Tirana que durante unos días nos hizo de traductora y nos puso al día de la desilusión de la población ante la caída del régimen y el infantilismo desbordante. Recordamos su angustia al ver la proliferación de salas de juego y como la gente se jugaba lo que no tenía en salas de bingo precisamente de empresarios valencianos que habían detectado el negocio. Camiones de bolsas de basura llenos de billetes de la moneda local el lek eran cargadas en las puertas de los bingos y cambiadas a dólares en algún sitio para acabar en bancos españoles. Ya se sabe que cuánto más crisis económica más juego de azar. Recordamos el abatimiento de la intérprete ante la ingenuidad de la población y la sangría de la salida de divisas. Berisha reactivó el catolicismo y de paso se ganó muchos votos reconstruyendo la que se decía que era la mayor catedral católica de los Balcanes en la ciudad de Shkoder y que luego visitaría Juan Pablo II. Esto dio pie a que muchas comunidades religiosas de la vecina Italia aparecieran por Albania desempolvando antiguas escrituras de propiedad o inventándoselas y acreditando antiguas posesiones, sobre todo en las ciudades más grandes, para empezar a construir conventos y colegios en los lugares más emblemáticos.

    La segunda crisis que estuvo a punto de convertir a Albania en un estado fallido fue la de los bancos piramidales. Desde 1991 los albaneses habían descubierto las ventajas del capitalismo y el libre mercado a través de las ya comentadas antenas parabólicas que inundaban las fachadas de los edificios y empezaron a necesitar dinero en forma de créditos para entrar en la rueda consumista. Los bancos estatales daban créditos a intereses altísimos o simplemente no los daban. Surgieron varios bancos privados apoyados por el propio Berisha y su gabinete que daban créditos por el sistema Ponzi es decir una pirámide- estafa en que con el propio dinero de los inversores iniciales se iba amortizando el crédito de los siguientes. 

    En los primeros meses de 1997 quebraron dos bancos y se quedaron con el dinero, estalló la población, muchos habían invertido todos sus ahorros e incluso los migrantes en Europa y América habían mandados su dinero a sus familiares para ese gran negocio. Se calcula que fueron estafados dos tercios de los albaneses.

   El estado se disolvió como un terrón de azúcar en un café, la población asaltó los arsenales, la policía y el ejército en su gran mayoría se iban quitando el uniforme cuando los mandaban a reprimir a la muchedumbre. Las cárceles se abrieron y muchos delincuentes se convirtieron en partidas guerrilleras lo que obligó a armarse a la gente normal para defenderse. Se produjeron asesinatos en núcleos aislados por la ejecución de venganzas ancestrales residuos de costumbres medievales. Se calcula que murieron más de dos mil personas, la mayoría por balas perdidas y manejos inadecuados de explosivos. En el lago de Skoeder se puso de moda pescar peces con granadas de mano.

    Tuvo que intervenir Naciones Unidas y se destacaron efectivos para desarmar a la población, pero fue fundamental la dimisión del presidente Sali Berisha para apaciguar un poco la situación convocándose nuevas elecciones. Fuerzas de interposición de Naciones Unidas de varios países comandadas por Italia, incluidas españolas comenzaron a desarmar a la población. Fuimos testigos de cómo los militares por unas monedas compraban cajas de granadas de mano a jóvenes pescadores a orillas del lago para luego destruirlas.

    La crisis de los bancos piramidales supuso un evidente retraso, muchos agricultores y ganaderos habían vendido su patrimonio para invertir en los bancos y se habían desplazado a las ciudades, el desempleo se disparó al igual que la emigración sobre todo hacia Italia, Grecia y Turquía.

   Cuando se produjo la limpieza étnica por parte de los radicales serbios en el vecino Kosovo, se puso en marcha un centro para atender a los refugiados albanokosovares a escasos kilómetros de la frontera, en una fábrica de tabaco abandonada cerca de Skoeder. Durante el tiempo que estuvo funcionando el campo con el correspondiente reparto de ayuda humanitaria enviada desde Zaragoza, se dio la paradoja de que en las filas para acceder a la ayuda había muchos albaneses de la zona que estaban en igual situación de necesidad que los refugiados. Al poco tiempo la OTAN procedió al bombardeo de posiciones serbias en Kosovo y los refugiados pudieron volver a sus casas. Era el año 1999 lo cual da idea de la lentitud de la reactivación económica de Albania.

    En los últimos años los índices económicos se están estabilizando. Respecto a los avances democráticos, la gran mayoría cree que la corrupción esta institucionalizada, y la entrada en Europa se retrasa por la oposición de Francia y Países Bajos, aunque parece que las discrepancias se van limando. La capital Tirana ya es un enjambre de nuevas edificaciones, incluidos rascacielos, hay un plan para hacer una capital verde dirigida por el arquitecto italiano Stefano Boeri que propone plantar dos millones de árboles. La ciudad ha crecido mucho y las grúas para construcción siguen aumentando. Algunos creen que el neoliberalismo económico ya ha calado en Albania.

    Ese complicado fin de siglo en Albania tampoco ha ayudado para que este país deje de ser el más olvidado de Europa.

Artículos relacionados :