Patios traseros


Por Agustín Gavín

      Es un término que en los últimos años se ha puesto de moda. Sabemos que un patio trasero es un espacio que apenas se enseña y que el que lo posee puede permitirse el lujo de que no esté debidamente adecentado, que sirva para guardar lo que ya no se utiliza o incluso como antiguamente podría ser un corral con gallinas en semilibertad e…

…incluso un espacio para antiguos retretes al aire libre.

    El concepto se viene utilizando por politólogos y sociólogos como “el extranjero cercano”, aunque la concepción tradicional también encajaría en algunos casos, no en todos.


Agustín Gavin

Corresponsal Internacional del Pollo Urbano y Presidente de www.arapaz.org 

    Muchos estados, y no vamos a entrar aquí en su estándar democrático, tienen patios traseros que desde hace tiempo les generan graves problemas. Cuanto más grande es un país más patios traseros suele tener, igual que cuanto más grande es una casa señorial o un palacio, hasta las edificaciones del servicio o las caballerizas pueden tener patio trasero, esto es lo que le está pasando a Rusia, Estados Unidos, China, pero también a otros países menos poderosos o al menos más pequeños como Arabia Saudí, Israel, Serbia, Turquía etc. incluso España con Marruecos.

    El mes pasado Kazajistán, uno de los patios traseros de Rusia, sufrió una serie de revueltas en todo el país por la subida de combustible, cogiendo por sorpresa a los observadores internacionales. Hubo desórdenes y asaltos a edificios públicos con más de doscientos muertos y miles de detenidos, aunque tanto los datos como las detenciones dentro del aparato del poder son cuestionables debido al oscurantismo heredado de la antigua Unión Soviética, hasta que el ejército ruso, pasando por Uzbekistán, otro patio trasero más adecentado, restableció el orden, parece ser sin disparar un solo tiro. Kazajistán es un país rico en recursos minerales siendo el país del mundo mayor productor de Uranio, la diligencia de Putin fue de libro.

     Hace años, resolvieron para sus intereses los conflictos en Georgia, Osetia del Norte y del Sur y más recientemente en julio del 2020 la guerra entre Azerbaiyán y Armenia. Hace ya siete años se anexionaron Crimea después de una invasión aceptada por las mayorías rusófilas y un referéndum planificado en menos de un mes. La diplomacia internacional protestó e impuso sanciones, pero pronto se olvidó el asunto. Al poco tiempo Rusia apoyó o miró hacia otro lado la segregación de las regiones de Donbass y Lugansk  creándose la República Popular de Donetsk, por supuesto sin reconocimiento ni de Kiev ni de occidente y considerados terroristas por Ucrania. Rusia siempre ha negado su intervención, pero lo cierto es que esa frontera ya no va a generar problemas a corto plazo.

    En estas fechas y en una situación también de supuesto peligro para la integridad territorial rusa, Ucrania ha entrado en la espiral de movimientos prebélicos y en la diana de la diplomacia agresiva internacional. Se está anunciando una invasión de los más de siete mil efectivos rusos en la frontera, la OTAN se ha movilizado con efectivos europeos y algunos países están enviando armas a Kiev. Las opiniones están divididas, aunque la mayoría de los observadores creen que, aunque no va a haber invasión se utilizarán medios para deponer al actual gobierno prooccidental haciendo imposible el funcionamiento del estado ucraniano. En lo que sí que coinciden la mayoría es en que Putin quería desde hace tiempo poner nervioso a occidente y ha aprovechado el desencuentro China-EE. UU. y la caótica salida de Afganistán para planificar la actual estrategia después de la mano que tuvo que echarle a Bielorrusia y Kazajstán para salvar los muebles. También coinciden en que el mayor riesgo que hay ahora es la aparición de una nueva guerra fría que, debido a las necesidades de combustible, perjudicaría más a Europa en la distribución del petróleo a través de oleoductos, incluida España, que ha perdido el abastecimiento desde Argelia debido a su conflicto con Marruecos.

      Otro país fronterizo, Moldavia, lleva desde la desaparición de la URSS sufriendo la inestabilidad política como consecuencia de su multietnicidad, con la Trasnitria región con mayoría pro rusa, y el resto del país debatiendo en referéndums su posible unión con Rumania. Han tenido dos y no ha salido la unificación. Incluso hubo una guerra civil de cuatro meses en las riberas del río Dniester entre moldavos pro rumanos y habitantes de la Trasnistria ayudados por tropas de voluntarios rusos con una treintena de muertos en los enfrentamientos. Transnistria desde entonces se autoproclamó Republica y tiene un estatus aparte dentro de Moldavia, no está reconocida más que por media docena de países, pero Rusia mantiene su presencia militar con unos dos mil efectivos en contra de los criterios de Naciones Unidas, sería lo que se podría llamar un conflicto dormido.

    China tiene un patio trasero en Afganistán. Unos pocos kilómetros de frontera separan a la misma etnia, los uigures. Hay ocho millones en China en un proceso de disidencia militante, y en el otro lado de la frontera hay uigures entre los milicianos talibanes. Parece ser que en los últimos meses el acercamiento diplomático, posiblemente con borradores económicos, entre Afganistán y China está haciendo disminuir la preocupación. No sucede lo mismo en el estancamiento del problema de Taiwán enquistado desde hace más de sesenta años, dónde últimamente, y debido al apoyo comercial de EE. UU. y otros países europeos, se está poniendo en riesgo la débil estabilidad militar hilvanada desde la independencia de Taiwán nunca reconocida por China.

   Estados Unidos, independientemente de sus largos tentáculos intervencionistas en todo el mundo tanto diplomáticos como militares cuando lo ha creído oportuno, tiene dos patios traseros que agitan su estabilidad política, uno en la frontera con Méjico con la migración y otro en el Caribe. No sólo es Cuba, dolor de cabeza de todas las administraciones por el fuerte lobby cubano anticastrista en Miami y su utilización como arma política arrojadiza, también Haití por el hundimiento del país, Honduras, el Salvador o Guatemala por ser ya casi feudos de las maras y la corrupción institucionalizada desde donde se controla el trasiego de la droga con destino a EE. UU.

     Arabia Saudí últimamente es un país muy comprometido en hacer de gendarme en la región del levante quizá por indicaciones EEUU su histórico protector desde la Primera Guerra del golfo. Hace muy poco tiempo nadie hubiese pensado en lo rápido que ha sido llegar a acuerdos con Israel, gracias a la hostilidad del otro gendarme, Irán. Arabia ha renunciado a sus derechos en Cisjordania y ha dejado la causa palestina a su suerte y de paso, Israel ha llegado a acuerdos con otros países como Marruecos para apoyarle en su contencioso con el Sahara Occidental y el Frente Polisario.

    Es un efecto rebote que también ha afectado a la estabilidad del Líbano, Arabia ya no podía imponer su política en este país sobre todo por la participación de Hezbolá en el gobierno libanés, el brazo de Irán también es alargado. Por si fuera poco, también ha retirado su apoyo económico justo en la época histórica más grave de la historia del Líbano. Como dicen ellos una economía de guerra sin guerra al menos de momento. El millón y medio de refugiados de guerra sirios y los cuatro millones de libaneses están compartiendo ya el estado de necesidad.

    Lógicamente, lo que más preocupa a Arabia es su patio trasero por antonomasia, Yemen. Creemos que es la primera vez que se utiliza ese concepto, y es porque allí está parte del próximo crecimiento económico de Arabia, que no es otro que la construcción de un oleoducto que le permita llevar el petróleo al puerto de Adén evitando el peligroso estrecho de Ormuz en el radio de acción del enemigo Irán. Para ello ha hecho falta agitar el espantajo de la guerra con aditivos como la religión, la etnia y el territorio que ya lleva siete años, e implicarse después para colocar gobiernos títeres, en el país más pobre del Levante. Según las organizaciones de derechos humanos la crisis más grave desde el punto de vista humanitario en lo que llevamos de siglo y añadiríamos casi olvidada.

     Se han expuesto los patios traseros o los conflictos de frontera que ocupan los titulares de la comunicación y preocupan a la sociedad civil internacional. Hay bastantes más, por ejemplo, el patio trasero de Grecia es Macedonia. Se llegó a un acuerdo de modificar el nombre y ahora se llama Macedonia del Norte, pero habrá que esperar a que el tiempo cicatrice con éste apaño un problema ancestral.

    Las relaciones entre Serbia y Kosovo sobre la situación de la minoría serbia en la región de Mitrovica parece que van camino de suavizarse con la política del burro y la zanahoria respecto a la entrada de ambos países en la CCEE, complicado en el caso de Kosovo que no está reconocido por varios países europeos incluido España, y todavía no ha resuelto Naciones Unidas el estatus de independencia.

   Croacia y Bosnia Herzegovina siguen pendientes de las ambiciones políticas de una parte de la Federación Bosnia, la República Srpska, que precisamente está reclamando su segregación.  Según el Alto representante de Naciones Unidas para Bosnia- Herzegovina, el alemán Christian Smith, es el momento más difícil para la región después de los Acuerdos de Dayton si no se responde pronto a las pretensiones segregacionistas.

    Seguiremos en otra ocasión con conflictos más o menos olvidados, pero está comprobado que la diplomacia internacional es como un gran puzle en el que un desencaje en Corea del Norte afecta a una pieza de Etiopia y esta a su vez desencaja otra en Venezuela y ésta otra pieza en Bangladesh……. Así es imposible completar y acabar el puzle y no va a quedar más remedio que aparcar definitivamente la utopía de que la paz es el valor supremo de la civilización.

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