Senegal al día


Por Agustín Gavín

   En la provincia de Kedougou, al sur de Senegal, el esclavismo materializaba la crueldad. Los traficantes necesitaban socios locales, las etnias predominantes eran las que a su vez esclavizaban a otras para luego vender el producto a países como Francia, Inglaterra, Holanda, Portugal etc..,  e incluso España.

 
 Agustín Gavin
Corresponsal Internacional del Pollo Urbano
www.arapaz.org

   El tráfico de esclavos llevó a miles de seres a perder su identidad en función de intereses colonialistas. La isla de Goree enfrente de Dakar a media hora de ferry, de donde salían los barcos con esclavos hacinados y encadenados en mazmorras, ahora es un museo que se puede visitar, del latrocinio entre humanos.

   Nos cuentan nuestros socios locales que en el argot de las ong´s  llamamos contrapartes, que si se hicieran prospecciones arqueológicas en la zona se encontrarían cadenas de hierro, flechas, lanzas y esqueletos de esclavos. De momento, bastante tiene el gobierno senegalés con planificar la educación, la recogida de basuras, las pandemias, la inmigración ilegal etc… Lo de las excavaciones sería para el futuro si es que se llegan a hacer. Y es que en Itato, cerca de donde trabaja la ong Arapaz, una de sus fiestas consistía en abrir las jaulas donde tenían encadenados a los esclavos para luego venderlos. Soltaban a algunos y organizaban una cacería. El que llegaba vivo al pueblo siguiente era liberado para siempre.

   Arapaz, organización no gubernamental aragonesa ha comenzado a trabajar hace unos meses en la zona. Con financiación institucional está construyendo perímetros para mejorar las condiciones de vida en las localidades de Dimboly y Molina, en la frontera. Pozos de agua, huertos y las mujeres como líderes porque los hombres se dedican al comercio con la vecina Guinea Conacry, un trabajo difícil por la rivalidad ancestral de antiguas etnias animistas y la poca predisposición masculina.

   En esa zona, fronteriza  hay  minas de oro que son explotadas por Canadá, Reino Unido, etc…, y, por supuesto, también existen minas ilegales en manos de  furtivos que  generan frecuentes enfrentamientos entre cuerpos de seguridad y bandoleros. El que pasa por allí o va a comprar oro o a sacarlo de las vetas y filones. Por eso, los asaltos y las muertes en los caminos son muy frecuentes.

   Las minas de oro están suponiendo un aumento del coste de vida, los alquileres han subido por la presencia de las empresas, los precios de los pocos hoteles que hay y los alimentos.  A marchas forzadas se está asfaltando el último tramo de la carretera que llega desde Dakar. Hace unos meses eran ciento cuarenta kilómetros de pista de polvo rojo y ahora y gracias a la campaña electoral solo quedan unos treinta kilómetros para acabarla, que nos costó hora y media recorrerlos.

Una de las formas de sacar el oro es utilizando mercurio y varias  organizaciones internacionales están estudiando la posible contaminación del rio Gambia que a la altura de Kedougou en la época seca desaparece unos kilómetros bajo tierra dejándolo convertido en una especie de lago en movimiento. En la época de lluvias se desborda y anega el valle, paraíso de cazadores de élite extranjeros a precios irrisorios.

    Senegal es el único país de la zona que no ha sufrido ningún golpe de estado cruento desde su independencia de la mano de Leopold Senghor  en 1960. Cuando se escribe este trabajo se está votando en el país, y todo apunta a que el actual presidente Macki Sall, en primera o segunda vuelta, puede continuar.

    Durante éstos últimos años se han realizado ambiciosas obras de infraestructura, lo más emblemático el aeropuerto Blaise Diagne, nombre del primer parlamentario negro de la Asamblea Francesa, el futuro de una nueva ciudad a las afueras de Dakar, la ciudad estado hasta hace poco, Universidades, hoteles y un tren de alta velocidad en el que no salen los números de los posibles usuarios de Dakar al aeropuerto que dista cincuenta kilómetros.

    Una auténtica burbuja inmobiliaria de resultados imprevisibles. De hecho, uno de los candidatos, Ousman Sonko, etiquetado de populista-islamista y que propone abandonar el franco cefa de la zona, (algo así como el euro en dieciocho países del este de África), está cosechando apoyos en los jóvenes que no consiguen emigrar. Los candidatos más peligrosos para la continuidad de Macki Sall, Khalifa Sali, antiguo alcalde de Dakar y Karim Wade, hijo del anterior presidente, no han podido presentarse a las elecciones por estar imputados por corrupción. En Tambacounda, capital de la zona, murieron cuatro personas en enfrentamientos entre rivales electorales cuando pasábamos por allí, noticia que no apareció más que en algunos breves de la prensa internacional.

   Para los intereses de las grandes potencias África es un submundo donde solo es importante lo crematístico y la logística de la diplomacia agresiva.

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