Susana Vacas y su colección de sillas


Por Rory Mc Kenzie

    Susana Vacas viene desarrollando sus intervenciones en el escaparate pequeño de SoHo (calle Zurita, 13) desde el año 2007, en su columna-nicho-cripta particular. La temática gira últimamente en torno a un objeto muy cercano al establecimiento que dirigen Juncal Emaldi y Montse Martín, un objeto también muy cotidiano para todos nosotros: la silla.

 



    La artista de lo mínimo se ha sentado en varios tipos de sillas, todas ellas de un tamaño adecuado a la artista, el chiquito, y con ellas ha recorrido territorios distintos, acompañada de varios personajes, un escultor, un diseñador, una creadora y varios escritores.



    Su viaje comenzó en Sicilia acompañada del escultor Federiko, con quien se sentó en unas sillas sicilianas, un par de piezas escultóricas de arenisca con aplicaciones de césped y lentejuelas. Ambos contemplaron el paisaje mientras el escritor Ismael Grasa les resumía su estancia en la isla.



     Pasó el verano y el otoño del 2007 los dos artistas aparecieron sentados en dos sillas nuevas. Andaban buscando Liliput y acabaron encontrando Sakhalin y las islas Kuriles, conocidas como el Archipiélago de las Mil Islas. Todo en ellas era niebla, algas y pescado y así lo reprodujeron en estas sillas pétreas: sillas kuriles.



     La Asociación de Diseñadores Industriales de Aragón organizaba en la primavera de 2008 sus cuartas jornadas de Creando diseño y para ellos Susana intervino junto con SoHo en una reproducción a pequeña escala de cinco sillas del diseñador Konstantin Grcic. Con ellas formó una petit troupe de teatro y el escritor Dani Rabanaque las renombró como butacas. Serían las sillas myto.



    Continuamos. Faltaban unas islas maravillosas por visitar. Esta vez el viaje tenía un objetivo: encontrar a Vaca Perezosa, propiedad del diseñador Isidro Ferrer, que de vaga que era se había ido a pacer sentada a las islas Solomon. Federiko y Susana la encontraron muy cómoda en estas sillas solomon, de alabastro, que se veían más pequeñas en la medida en que la vegetación exuberante, un idioma no conocido e incluso algún que otro caníbal las rodeaba.



     Susana Vacas ha almacenado grandes experiencias en estos viajes y decidió resumirlas creando algo que conocía muy bien: otras sillas, las sillas . Sentada pensaba y dejaba volar su imaginación y reducía sus dimensiones hasta llegar elaborar una serie limitada de 50 piezas, unas sillitas (4 cms.) metálicas y personalizadas, todas distintas, a disposición de los clientes de SoHo. Todavía quedan algunas, con nubes, terciopelos, tuercas, e incluso algún lindo gatito…



    Esta primavera de 2010 y de nuevo coincidiendo con las jornadas de la Asociación de Diseñadores Industriales de Aragón, el mundo de las sillas se empequeñece. Partiendo de los alambres de los tapones de las botellas de cava y añadiendo corazoncitos cojín procedentes de aquella isla corazón que la artista descubriera en el río Ebro con pierre d. la, Susana Vacas se alía con Sandy Montoro y dispone una escalinata de 11 sillas corazón que evocan el lejano mundo de Oriente, el fantástico de Alicia, el urbano del plástico o el surrealista de Dalí…

    Pero el impulso de los latidos es tan fuerte que otras 11 sillas corazón surgen y también se dejan ver por otra escalinata alegrando el escaparate de otro espacio, La Prendería de la calle Manifestación. Allí conviven las sillas con los cristales también intervenidos por Susana Vacas y se ilustran con un poema visual de pierre d. la.

     Las sillas corazón amenazan con seguir enamorando a los visitantes por más espacios de la ciudad. De hecho, no duden en pasearse por la galería Calvo i Mayayo donde han aparecido todas reunidas, islas y corazones, a la espera de un par de ojos que las miren… y que las lean, en las palabras que les ha dedicado este noviembre de 2010 Cano.

    Os esperamos para compartirlas

Artículos relacionados :