Renovables, blancos, negros y grises / Antonio Piazuelo


Por Antonio Piazuelo

    Creo que la ignorancia militante y la estupidez reaccionaria de los conspiranoicos negacionistas (del virus, del cambio climático, o del globo terráqueo, da igual) no son las únicas enemigas…

…de la razón y del progreso. También lo son la pereza mental que anida en muchas mentes progresistas y la tendencia a simplificar que acarrea esa pereza: ¿por qué vamos a molestarnos en elegir entre la gama de grises, si podemos reducirlo todo a blanco o negro, que es infinitamente más cómodo?

       Un ejemplo de lo que digo intenta abrirse paso con dificultades estos días en los medios de comunicación aragoneses y se refiere a un gran proyecto dedicado a las energías renovables, para instalar dos plantas fotovoltaicas y más de veinte centrales eólicas en localidades del Maestrazgo turolense y de Gúdar-Javalambre.

   Tal vez lo primero que pensaría la mayoría de nosotros sería que se trata de algo positivo. El calentamiento de la atmósfera es una de las amenazas más urgentes contra el planeta, si no la más urgente, y corre prisa sustituir los combustibles fósiles, responsables en gran medida de ese calentamiento por energías limpias como la solar y la eólica. El petróleo es negro. Blancos, el sol y el viento. Pero también hay grises.

Futuro inquietante

     Estos proyectos, sumados a los de otras empresas que tramitan los suyos propios, dibujan un futuro inquietante para estas comarcas de la provincia de Teruel, que cuentan con una incalculable riqueza de espacios protegidos (cultura, historia, naturaleza, paisaje…) y muchos de cuyos pueblos están entre los más hermosos de España. De seguir adelante, esa riqueza quedaría irremediablemente dañada y el territorio se convertiría en una gigantesca planta de producción de energía eléctrica que, lógicamente, multiplica por muchísimo las necesidades de sus habitantes y, por lo tanto, sería transportada a otros grandes centros de consumo. De manera que lo que aparece como un elemento dinamizador y ecológicamente deseable para la zona podría resultar, a la hora de la verdad, un factor de empobrecimiento (en la medida en que afectaría al turismo) y sus beneficios acabarían exclusivamente en el bolsillo de los accionistas de esas empresas.

     Ese es el planteamiento que han hecho al Gobierno de Aragón desde la Plataforma a Favor de los Paisajes de Teruel (si quieren noticias sobre esta entidad, búsquenlas en los medios de la provincia). Lo que pide la plataforma es una moratoria temporal para la puesta en marcha de los proyectos, el tiempo necesario para elaborar un Plan de Ordenación Territorial de Recursos Energéticos que, curiosamente, es lo que demandan las directivas de la Unión Europea… a las que a veces, como vemos, se hace caso y otras no.

    Según señalan, hay ya en Aragón casi doscientas centrales eólicas y fotovoltaicas en servicio o autorizadas, y varias decenas más en tramitación. Bastantes afectan a zonas protegidas, a entornos que apuestan por el turismo desde hace décadas y a especies como el águila perdicera, el alimoche y prácticamente a todas las especies de murciélagos que existen en la comunidad. De manera que, desde un punto de vista social y ecológico, los planes de las eléctricas resultan por lo menos discutibles.

      La moratoria solicitada no deja de parecer razonable porque permitiría tramitar todos estos proyectos (que, evidentemente, están relacionados entre sí) con una visión global y ordenada del desarrollo de energías renovables en la región. Y permitiría también evaluar los impactos acumulativos que causarían todas estas instalaciones funcionando al mismo tiempo, algo imposible si la tramitación se hace de forma individualizada para cada una.

Medidas de protección

     Y, naturalmente, habría que hacerlo respetando las medidas de protección promulgadas por el propio Gobierno de Aragón en materia de Naturaleza, Patrimonio Histórico, bienes culturales, etc., algunas de las cuáles afectan directamente a las comarcas del Maestrazgo y de Gúdar-Javalambre. Parece que ese respeto brilla por su ausencia hasta la fecha.

    Llegados aquí, seguro que más de un perezoso mental estará pensando que, por algún motivo inconfesable, estoy en contra de las energías renovables. Pues nada de eso, llevo defendiendo ( y trabajando ) las energías limpias desde hace muchos años, desde tiempos en los que algunos ecologistas no querían verlas ni en pintura. Lo que ocurre es que, como dije al principio, conviene apreciar los diferentes matices de gris que existen entre el blanco y el negro. Y el debate no debe ser, me parece a mí, entre renovables sí o renovables no. Por supuesto que renovables sí, pero también hay que tener en cuenta todo lo demás y no dar por bueno cualquier proyecto sin estudiar antes las consecuencias que tendrá sobre otros bienes tan dignos de protección como cualquiera.

    Lo que está ocurriendo, a mi juicio, es que las grandes empresas del sector han comprendido por fin que era insostenible mantener la producción de energía basada en los combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas…) y se han lanzado con decisión al campo de las renovables. Con decisión y, como no podía ser menos, poniendo por delante el interés económico de sus accionistas, no la sostenibilidad ni el ahorro energético. Y mucho menos se detienen a contemplar los destrozos causados en el paisaje, ni la importancia que tiene para esas pequeñas localidades la palanca económica que representa el turismo. Es comprensible, es la lógica del capital, pero las administraciones públicas están para hacer compatibles unos y otros intereses.

    Para observar los grises, no solo lo blanco y lo negro.

Publicado en: https://www.elperiodicodearagon.com/opinion

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