El Concejal quiere plusvalías. / Dionisio Sánchez

PDionisio8
Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net

     Queridos amigos, compañeros y camaradas:

    El insigne concejal de Cultura de Zaragoza está intentando lavar su deteriorada imagen pública exigiendo a todos los colectivos “culturales” a quienes apadrina que se retraten. Si alguien pensaba que la cesión de un local municipal a 50 € / mensuales para hacer gimnasia o elucubrar acerca del arte gráfico era gratis estaba equivocado.

    Aparte de que alguien se está forrando con estas intervenciones municipales en la Magdalena y Las Armas las buenas gentes que pensaron que se le abrían las puertas del éxito y ya, con el paso del tiempo, han podido comprobar la trampa. Han podido sufrir en sus carnes que lo “casi gratis” tenía cepo y no era otro que, tarde o temprano, habría que pagar las plusvalías en halagos a la gestión (nefasta, por otra parte) del soberbio concejal.

    Ahora que un día sí y otro también, los “papeles” le recapitulan sus insistentes fracasos y le comienzan a recordar que los ciudadanos están hartos de que se masturbe imaginando proyectos inviables -y casi todos fracasados- con el dinero público, algún brillante asesor periodista le aconseja que se tire al ruedo y que en base a la pasta (pública) que mete en los medios, estos han de reflejar su exitosa gestión, esos pequeños flecos de agradecimiento miserable, aunque humano y fruto de la indigencia cultural que padecemos, y que deberían adornar el manto de púrpura con el que le gustaría cubrirse antes de abandonar la ciudad que ya le está asfixiando.

     Un hombre tan preparado y solvente, no tiene por qué aguantar que cualquier polilla reseca y pegada a una bombilla se permita el lujo de criticar sus acciones dignas de una ciudad progresista y puntera del primer mundo y, por tanto, incomprendidas por la masa cachirulera y cateta que ha tenido la desgracia de compartir como convecinos . Es indudable que la naturaleza se equivocó con él al situarlo en este siglo donde cualquiera que tenga dos patas tiene todos los derechos que a la humanidad y ,sobre todo, a sus líderes y prohombres (como él) les costó sangre, sudor y lágrimas conseguir.

   Zaragoza, qué diablos, no se merece a un prócer como él que quiso hacer navegable el Ebro tal que si del Nilo se tratara y la ciudadanía, sobre todo los ecologistas a los que dirige, se le rebelaron y le impidieron trincar la “grava lavada” que convertiría el modesto río en una brutal corriente de agua dulce que produciría miles de megavatios en la central ubicada en el azud de Vadorrey , represa que se iba a autofinanciar tanto su construcción como su mantenimiento con energía limpia y que iba a tener una rentabilidad de 9.800.000 €, equivalente al coste de la central hidroeléctrica más el 40% del coste del azud y de la pasarela.

    Esta humorística anécdota es solo una aguada pincelada que nos describe el rostro y las maneras del edil. Hay más y de ellas los lectores del Pollo han podido seguir sus huellas en aquellos felices días de la Expo donde él y algunos más se pusieron las botas sin dar explicaciones a nadie.

    Ahora, el eximio e izquierdista ciudadano quiere poner tierra de por medio. Como los niños pequeños, quiere ponerse las manos sobre los ojos para negar su existencia. “No estoy, ¿a que no estoy, papá?”. Algo huele mal en las orillas de Ebro y algunos quieren poner los pies en polvorosa pensando, como dice la canción: “…que la distancia es el olvido”.

    Como buenos aragoneses, somos tan agradecidos con lo aportado por este preclaro cabildante que no podemos menos que sentir su marcha y sobre todo, si sirve para algo, pedirle que se quede porque estamos convencidos que más pronto que tarde llegará el tío Paco y tal vez, seguro, habrá rebajas ¡No te las pierdas, Jeromín!

    Amigos, compañeros y camaradas: ¡A caballo! ¡Yihiii! ¡Salud!

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