La Marca España / José L. Llera Gil


Por José L. Llera Gil
Jl.lleragil@gmail.com

Dentro de las muchas tonterías que parten de los políticos, están aquellas iniciativas que mal copiadas y a destiempo, nos ofrecen como suyas, para beneficio de la sociedad en que vivimos.

Una sería LA MARCA ESPAÑA nacida en nuestro país hace siete meses, y que diríamos es un querer y no un poder.

Como siempre se encomienda la labor de promover medidas para mejorar la imagen exterior de España a un amigo, de sus amigos hoy día en el poder, buscando un cargo y un título sumamente llamativo como es el de Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España (ACME)

Quien ostenta este título, fuera de tono y estilo hoy día, procede de dos familias de gran renombre en nuestro país que sumando a ello los cargos que ha ocupado hasta hoy, es fácil hacer creer que el éxito está asegurado.

Leyendo los objetivos, quiénes componen los cargos rectores, y qué desean hacer, vemos que es una utopía, más aún cuando no se dispone de presupuesto explícito para ello,  cuando el responsable ejecutivo del mismo no tiene salario fijado y cuando se advierte que no sabrán alcanzar lo deseado.

Por mucho que se desee y creamos que se puede hacer, hoy es imposible porque se obvia la mala imagen que nos corresponde en el mundo por nuestros hechos y que es y será la auténtica muralla con la que vamos a chocar.

Existe una Asociación en Aragón, desde hace cerca de un cuarto de siglo,  que tiene como sus objetivos mejorar la imagen de Zaragoza, que la sociedad zaragozana sea más participativa y que Zaragoza tenga su propia identidad.

Para alcanzarlos tiene diseñadas cerca de un centenar de acciones que, demuestran realmente, que sus fundadores fueron unos auténticos expertos pensando en el futuro.

Sus éxitos han sido muy limitados pues no ha tenido nunca ningún apoyo.

En el caso de España, para lograr lo que se pretende ahora con LA MARCA ESPAÑA, deben pasar muchos años, regenerar la clase política, dejar los últimos puestos en los ranquin actuales y ofrecer lo mejor de nosotros mismos.

Cuando somos un país corrupto en grado sumo, a todos los niveles, con implicaciones en el seno de la Casa Real, con una situación económica insoportable, con ERES y empresas en quiebra, con toda la clase política desprestigiada y repudiada por los ciudadanos, con un endeudamiento del Estado sin parangón, con una tasa de desempleo superior al 26%, con más del 50% de los jóvenes en paro, con un Ministro de Economía que ocupa el lugar menos valorado entre los países de la Eurozona, con una Justicia en la que no cree nadie, con indultos incomprensibles, con deshaucios inhumanos, con apoyo incalificable del Gobierno a la Banca, permitiendo las llamadas preferentes y perspectivas de que de las 50  entidades financiera se reduzcan a 10 (lo que nos espera), con la ruina de miles de familias, con una formación universitaria de  nuestros jóvenes en los últimos lugares de Europa, con atisvos independentistas, evasión permanente de capitales, consumidores de drogas por excelencia, entre las muchísimas y tristes realidades de la vida española, poco puede y podrá hacer el ALTO COMISIONADO DE LA  MARCA ESPAÑA que no sea QUERER  y NO PODER.

Para lograr lo deseado debe desaparecer de nuestro país todo lo que nos oprime por la mala gestión de los políticos. Si no es así no habrá solución y cómo poco, harán falta varias décadas para ver los frutos.

¿Para qué tanta MARCA ESPAÑA si lo que en realidad es que ESTAMOS MARCADOS?

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