El aburrimiento / Hugo Ester

Por Hugo Ester Laín

La imaginación debe estar en la zona erógena del cerebro, justo entre la idea y los sueños, cuando aparece se escucha el susurro de su vestido, un vestido muy bien hecho, y si llega la tentación, se desviste.

Esto no depende del momento ni del lugar, se sujeta al viaje del pensamiento, que puede ir hasta la cocina o desde Oviedo hasta Montevideo, o simplemente muy lejos. Si algo es real es porque todos estamos locos, si algo es lento en realidad es el tiempo, que se gusta. El aburrimiento obstruye la mirada de la imaginación, y esto bien utilizado y entendido puede ser muy útil.

El hastío le lleva a decir a la persona que a menudo se aburre que determinado momento es gris, y aquí se equivoca; es falso como de falso es el decir que en la imaginación los colores son importantes. Los colores influyen por lo general positivamente en la imaginación, pero la idea de asociar una cosa con la otra es fruto de una representación de las ilusiones, una manera de tratar de explicar las visiones de la imaginación. El artista, el genio, es el único que puede representar semejante idea; la concibe y la práctica. Sin embargo la persona que no proyecta y emplea la imaginación en la forma de arte comúnmente concebido, pero la utiliza constantemente en su vida diaria es una clase de artista poco entendido. Este es otro concepto que surge de la misma raíz, es una cuerda de la misma guitarra o una nota del mismo saxofón. El ideólogo así concebido no es considerado artista por el groso de la sociedad y sin embargo emplea la imaginación continuamente aplicándola en la vida. Este es uno de los tipos de artista que más hace uso del aburrimiento como salto, tanteo y encuentro de la idea, de las historias del pensamiento y del deporte de riesgo que es situarse en el ojo del huracán de imágenes, mientras la calma apacigua a la persona y el torbellino guía a los pensamientos, el aburrimiento le encierra en sí y ahí es donde imagina. Este tipo de persona es la base del arte cotidiano, la fuente común de la espontaneidad. Estas personas son los úteros de las ideasen la sociedad común, enemigos de la rutina, este tipo de gente puede no haber leído un libro en su vida, y de ahí deviene la complejidad de su sistema. A pesar de que el artista tradicional, sea moderno o no, se dirija a cientos, miles o millones de personas, el usuario de la idea se dirige a la gente de su alrededor, y esto, en total, tiene más alcance. Es el tipo de arte que mas llega al hombre común y a su vez el que más se practica.

A la persona aburrida le cuesta ver su problema, vendría a ser como un yonqui. Hay dos tipos de aburrimientos, el necesario y el indeseado. El fruto del aburrimiento no es la sencillez. Lo sencillo fluye a paso lento por sus propios cauces, inundando terrenos baldíos, mientras los caballos trotan por los campos, y quizá nieva o hace sol, la gente anda por los caminos y los coches cierran sus puertas y arrancan. Esto no es aburrido, es la vida del pueblo, de la gente, que va a su compás. El ritmo puntea sin pausa, acumula sensaciones que desembocan en ideas.  El ritmo lo marca el corazón pero también la cabeza, y los latidos son la imaginación que irradia iridiscente. El cerebro piensa, pero el corazón hace que la razón pierda los papeles, es el impulso natural, inconscientemente liberado, históricamente contenido. Es el locos por estrellarnos. ¿Dónde estás Heráclito?

Cuando el estudiante está en clase a las doce de la mañana, y mira el reloj, se sorprende de lo lento que pasa el tiempo, se escucha clara la voz del profesor resonando a lo largo del aula. El aburrimiento se cierne sobre el muchacho, comienza el despegue y la imaginación se extiende, porque siempre estuvo ahí, llegan las turbulencias, crecen, se desarrolla y galopa con un cerebro viscoso como jinete. La idea salta, y se disputa la partida de ajedrez sin reglas, en la que se enfrentan rey contra rey. El estudiante tiene ocurrencias que se suceden, y se va del mundo sin meterse droga e imagina que está en otro lugar, que necesita hacer algo porque tiene una inquietud, porque lo que le explican será útil, sí, pero a él se le había ocurrido algo hace tiempo, y ahora le sobreviene algo totalmente diferente y a la par crece una idea que le encaja perfecta con el desarrollo de la anterior, se acabo la clase; Fortisimaginatio generat casum: una fuerte imaginación generó el acontecimiento. El sueño es imaginación involuntaria, sin embargo hay pájaros que vuelan pero también hay pingüinos, tener alas no significa poder volar. Cuando la imaginación está en la lavadora y centrifuga ya es lo otro, lo que puede venir después, lo maravilloso. L´autre.

Aunque la imaginación no requiere de ninguna acción, en según qué casos, conviene una intencionalidad para no ser ensoñación, la cual siempre es increíble, pero muchas veces socialmente menospreciada, a veces sustituida o confundida con la ilógica fila de ideas inconexas. Por eso cada uno tenemos nuestra realidad, y juntos follamos amando y creamos algo llamado vida, ahí es donde debemos hacer la idea, la calle es el pentagrama, el lienzo, el papel, la calle es la expresión.

El aburrimiento hace que los niños se comporten de manera más agresiva y salvaje, y se les ocurre pintar en las paredes. Aquí se muestra el aburrimiento como comienzo de la cultura, del arte. Sólo es ese sentimiento de hastío el que lleva a los niños a hacer travesuras, como beberse los detergentes, y aquí el aburrimiento desemboca en vicio. El aburrimiento como se ha venido entendiendo a lo largo de estos siglos es una lacra, es una mentira que tenemos aprendida. El tedio y la energía se tocan en algún punto en las cabezas de los niños, finalmente chocan y el niño se ve forzado a romper ese estado deliberadamente, armado de las vitaminas que la juventud le otorga. Huelga decir que consigue romper con la monotonía, aunque sea por un momento.

El aburrimiento te encierra en ti mismo, te hace ahondar en tus tribulaciones, desprenderte de tu entorno, perder el control incluso de la lógica, ¡pero qué lógica! y ha sido ahí, en ese punto de despegue, cuando la persona ha utilizado el hecho plano para llevarlo a otra posición, la imaginación se despliega una vez más entre cuatro paredes que ya no existen. Es un parto, es dar a luz. La búsqueda de la imaginación o el encuentro por sorpresa pueden depender del aburrimiento, ambas dos pueden partir del aburrimiento o de la tristeza.

Dijo el poeta adolescente Félix Francisco Casanova, “un adolescente aburrido es, ciertamente, un paisaje muy triste”. Se da por supuesto que la juventud tiene mayor acceso a la imaginación que los adultos. Se ha llegado a pensar incluso que cuanto más joven es uno más cantidad de imaginación tiene. Los jóvenes pueden tener más acceso a la imaginación quizás por el simple hecho de que llevan menos tiempo escuchando hechos catastróficos y rellenando papeles en los que solo hay huecos blancos que no dan lugar al pensamiento, sino a una palabra que ya está escrita, y tú ya sabes cuál es, tu nombre y tu número de DNI, los dos de antemano asignados; pero te dejan escoger tu firma ¡puedes elegir! Siempre hay un hueco para utilizar el aburrimiento y desarrollarlo en ensoñación, idea e imaginación. Piensa en tu cabeza.

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