Bancarización: ahora las cajas de ahorro ya son también los mercados / Antonio Tausiet


Por Antonio Tausiet
www.tausiet.com

Una caja de ahorros es una entidad financiera sin ánimo de lucro cuya parte de beneficio que no se acumula en reservas se destina a obra social y cultural.

 

Sus dueños son, en principio, las asociaciones filantrópicas civiles o eclesiásticas que las fundaron (formadas por personas concretas que se lucran con el dinero obtenido sin ánimo de lucro, a través de operaciones financieras legales). Forman una red económica de poder, al controlar los medios de comunicación de sus respectivas regiones y decidir los créditos que se conceden a las administraciones. Su estatus legal de fundaciones es el mismo que el de una ONG. Se suele argumentar que son empresas «semipúblicas».

En 2010, el Fondo Monetario Internacional instó a España a que convirtiese las cajas de ahorro en bancos.

Un banco es una sociedad mercantil -con ánimo de lucro- constituida por acciones de bolsa. Su actividad financiera (comprar y vender dinero) está dedicada a incrementar su capital y repartir dividendos entre sus accionistas.

En 2011 ha comenzado el proceso de «bancarización» de las cajas de ahorro españolas. Caja Madrid, La Caixa, Ibercaja y otras ya son bancos. Sus responsables argumentan que «no van a perder la esencia».

La respuesta social ante este atraco a mano armada ha sido nula. Por un lado, los ciudadanos no detectan ninguna diferencia entre una caja y un banco, puesto que su actividad es exactamente la misma y el ánimo de lucro es evidente en ambos casos. Por otro lado, el proceso se está realizando sin más explicaciones, dirigido por un gobierno con el llamado Partido Socialista en el poder.

Como tantos otros atropellos a la ciudadanía en esta democracia, la operación no tiene vuelta atrás. Si hubiese algún atisbo de participación ciudadana, las cajas de ahorro estarían pasando por un proceso de modernización transparente, adecuándose a las necesidades sociales de nuestro tiempo, invirtiendo sus beneficios en las carencias más acuciantes, y siendo controladas por el Estado de Derecho. Sin embargo, asistimos impávidos a la transformación de unas entidades benéficas en bancos privados. Los mercados.

(Al menos hay un manifiesto contra todo esto. Pero no lo firma ni Rita la Cantaora)

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