¿Cuánto cuesta proteger al oso pardo?


Por Eduardo Viñuales

    Hoy he querido “rescatar” un artículo a modo de informe sobre el coste y los daños del oso pardo en los Pirineos, el cual  escribí hace 13 años, en el 2006. La polémica sigue viva… y eso que las cuantías y compensaciones han mejorado notablemente.


Texto y fotos: Eduardo Viñuales Cobos.
Escritor, naturalista de campo y miembro de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental
http://www.asafona.es/blog/?page_id=1036Twitter: @EduVinuales    

      Hay que poner luz sobre la verdad del oso y del lobo en Aragón.

   «La reintroducción de osos eslovenos ha reavivado una vieja polémica entre ganaderos, conservacionistas, políticos y biólogos. La ministra de Ecología, Nelly Olin, defiende su programa de suelta de ejemplares ante la situación actual que condena a esta especie a una extinción segura. Y en el mundo rural todo esto ha sido visto como una provocación. Los detractores temen que más plantígrados “coarten el desarrollo económico del sector primario, que maten el ganado, ahuyenten el turismo rural e incluso ataquen a alguna persona”.

    En medio de esta guerra de acusaciones y opiniones enfrentadas, y ante la realidad de que el oso está presente en los Pirineos, muchos nos preguntamos: ¿tan difícil es lograr la cohabitación entre este animal y el hombre?, ¿tantos daños causa en las economías rurales?, ¿qué coste tiene la protección de esta especie en peligro de extinción? Hemos querido investigar y ofrecer estos datos.

   Pese a lo que cabría esperar, cuando se produce el ataque de un oso a un rebaño no existe un protocolo común de actuación. Los precios, ayudas y la agilidad en los trámites administrativos dependen de la región pirenaica donde el oso haya producido el daño.

   En Aragón, por ejemplo, se paga una indemnización general de 72 euros por cada ataque producido, y de 144 euros por oveja afectada –ya sea muerta, herida o desaparecida-. En el caso de que se produzcan abortos debido a estrés, éstos se indemnizan con 86 euros. Esta cantidad, que es considerada por los veterinarios de excesiva, es a juicio de los colectivos ganaderos escasa.

    Los pastores piden que las compensaciones económicas suban, tanto por ataque como por exposición. “La visita del oso supone un gran trabajo extra: juntar el rebaño, contarlo, estrés de los animales, abortos… Los profesionales del sector ovino pedimos una media que está en torno a los 12.000 euros por cada explotación que pasta en la zona de peligro, considerando que cada pastor pueda tener entre 400 y 600 ovejas”, dice el ganadero de Hecho, Antonio Casajús.

   “Las ayudas son ridículas si las comparamos con otras zonas”, explica Jaime Vicente, presidente de Adelpa (Asociación de Entidades Locales del Pirineo Aragonés). En los valles de Ansó y de Hecho miran al otro lado de las colinas, al valle de Roncal. En Navarra hay una ayuda general por estar en zona de oso. “Un pastor de Isaba, por encontrarse en zona de riesgo, recibe sólo por ello 9.000 euros cada temporada”, se lamenta Antonio Casajús, ganadero de Hecho. Sin embargo, en la comunidad foral navarra únicamente se pagan las muertas y no las desaparecidas. A principios de mayo, Joaquín Garde, ganadero de Isaba, sufría en su rebaño un segundo ataque. Dos ovejas estaban muertas, muchas desorientadas y otras desaparecidas. “En ocho años que lleva el oso Camille por estos valles, entre muertas y desaparecidas me faltan 350 cabezas. No pienso hipotecar mi vida por el oso”, decía Garde.

   El equivalente a la ayuda general de Navarra es lo que en Aragón llaman “agroambientales”. Sólo tres ganaderos se han acogido a ellas, ya que implican compromisos como encerrar el ganado todas las tardes en el puerto. La versión ganadera es distinta: “Entendimos que recibir dicha ayuda era apoyar la suelta de animales, y fieles a nuestra conciencia y oposición al oso hemos preferido prescindir de estas ayudas”.

   Cuando un oso ataca, el ganadero avisa del daño y acuden guardas o vigilantes especialistas que certifican la causa de la muerte. Casi nunca hay picaresca. La Administración hace casi todo el papeleo, y sólo se precisa de la confirmación del afectado. A veces el pago es ágil, pero se puede prolongar hasta medio año, pues en ocasiones se exige una audiencia pública.

   De los 2 millones de euros anuales que pide Aragón para hacer frente a los gastos derivados de la llegada de los osos eslovenos, los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente tan sólo prevén transferir 195.000 euros, apenas el 10% de lo que se pide.

  Gerard Caussimont, especialista del Grupo Oso-Pirineos del FIEP (Fondo de Intervención Eco Pastoral), explica que además de las indemnizaciones puntuales “hay que pensar también en el dinero que se ha entregado en Francia a la ganadería de montaña y a la mancomunidad de municipios que aceptaron proteger al oso. En Pirineo Atlánticos, por ejemplo, rondan los 20 millones de euros desde que se firmó un convenio en el año 1994, con inversiones para «chalets» y queserías para cerca de 60 pastores. En el centro de la vertiente sur se ha invertido también, desde tiempo atrás, en campañas de sensibilización ambiental para facilitar la convivencia y aceptación social de la figura del oso pardo, en instalación de vallados electrificados y reparación de cabañas, en compensación por la corta de bosques… o en marcaje de ovejas con GPS para su control y localización. La suma económica asciende a unos 128.000 euros al año para seguimiento, vigilancia y prevención de daños, y a 33.000 euros más para actuaciones de compatibilización.

     El recurso de anulación presentado por una treintena de ayuntamientos del Pirineo galo, el Departamento de Ariège y asociaciones ganaderas para el cese del programa de reintroducción de osos, fue rechazado por el Consejo de Estado francés “al estar acompañado de una serie de medidas económicas y agrarias encaminadas a minimizar los daños que puedan provocar los animales”. Caussimont cree que “las ayudas que van parejas a la suelta de osos pueden constituir una oportunidad interesante para mantener la ganadería de montaña en un momento en que muchos créditos de la PAC (Política Agraria Comunitaria) se van a ir a los países del Este de Europa”.

   El periodista medioambiental José Juan Verón cree que la conservación del oso tiene en los miedos atávicos y en los falsos mitos a sus principales escollos. “El primero de ellos es el de la peligrosidad para las personas. En los últimos 150 años no se ha consignado la muerte de ninguna persona a causa del ataque de un plantígrado en el Pirineo”, dice Verón.

    Los opositores a la reintroducción del oso insisten en que la presencia del animal supone molestias y ataques al ganado, y que ello redunda en una pérdida de calidad de vida. Sin embargo, esa desazón no existe con otras especies que generan daños, ni con los perros asilvestrados. “Según datos de los últimos cuatro años, en los valles de Ansó y Hecho el oso causa la baja de unas 27 ovejas anuales y 13 abortos. Los perros salvajes acaban, en la misma zona, con entre 150 y 200 ovejas al año”, explica un biólogo. 

   ¿El oso sólo genera daños y perjuicios? Para organizaciones conservacionistas como la Fundación Territori i Paisatge o DEPANA (Lliga per la Defensa del Patrimoni Natural) la respuesta es tajante: “No. El oso no es un obstáculo al crecimiento económico. Es un atractivo ecoturístico que favorece el desarrollo sostenible”. Así se desprende de un estudio que ha elaborado Cèlia Clotes y que demuestra que en el Parque natural de Somiedo (Cordillera Cantábrica) o en Adamello Brenta y Abruzzos (Italia) la presencia del oso atrae mayor número de visitantes y da proyección nacional e internacional a estos destinos. El alcalde aranés de Lles, Emili Medan, responde: “No necesitamos ese tipo de turismo. Con el esquí y el paisaje nos sobra”.

  Es preciso, pues, que los países y regiones pirenaicas se coordinen en el asunto del oso que tantas ampollas levanta en los sectores rurales.

 

RECUADRO

OSOS SIN FRONTERAS

Los osos, como la gran mayoría de los animales, no entienden de fronteras. Pasan de un valle a otro, y cruzan países sin necesidad de pasaporte. Los plantígrados eslovenos soltados en la última década en el Ariège son capaces de desplazarse largas distancias. Catalunya les cae a un tiro de piedra y allí pasan gran parte de sus días. Según datos de la Generalitat catalana, en los últimos diez años se han producido 36 ataques de oso. El importe de compensación económica por daños de estos animales asciende a 175.585 euros, correspondientes al pago de 258 ovejas muertas y 1.188 desaparecidas, con 44.392 y 131.192 euros respectivamente. Todos ellos se refieren a osos que ya no son autóctonos de la cordillera, sino que han sido liberados en el lado norte por el Gobierno de Francia.

Pero el apoyo al oso tampoco entiende de fronteras: en mayo de este año la prefactura de Toulouse recibió 150.000 firmas que han sido recogidas en pocos días a ambos lados de los Pirineos y fuera de nuestras montañas. Estas rúbricas muestran el apoyo al plan de reforzamiento de la población de osos pirenaicos que ha iniciado bajo una gran polémica el Ministerio de Ecología francés. Para las organizaciones ecologistas españolas, “es denunciable la pasividad de las administraciones autonómicas del sur pirenaico, al no buscar acuerdos con las organizaciones ganaderas españolas para prevenir y adecuar las explotaciones agrarias de este lado de los Pirineos”.

Opinión 1

“SI LA SOCIEDAD QUIERE OSOS, QUE SE HAGA CARGO”.

Antonio Casajús. Representante de los ganaderos del valle de Hecho.

Ante el proyecto de reintroducción del oso al otro lado de la cordillera, el Gobierno de Aragón nos pidió a los ganaderos una batería de ideas y propuestas sobre cuáles eran nuestras reivindicaciones y reclamaciones más urgentes. Para nosotros es prioritario invertir en pistas de acceso, en acondicionamiento de refugios y en vallados de las mugas, además de en asuntos de captación de aguas, abrevaderos o suministro mediante helicóptero. Hemos calculado unas pérdidas en torno a los 12.000 euros por explotación media, con 400 a 600 cabezas de ganado. Aquí se suman tanto las pérdidas económicas como las referentes a la calidad de vida. Estas ayudas harían que la ganadería siga siendo todavía una forma de vida viable. Si esta sociedad quiere que haya osos, tiene que hacerse cargo.

Opinión 2

“HAY ESPECIES MÁS DAÑINAS Y NADIE DICE NADA”

José Juan Verón. Periodista medioambiental.

Datos oficiales indican que los daños del oso en el Pirineo Aragonés se sitúan anualmente entre los 3.000 y los 6.000 euros. Esta cifra se queda muy pequeña cuando se compara con el millón de euros que se gasta la Administración todos los años en relación con los accidentes provocados por los jabalíes, unas 300 veces más. También resulta escasa si se tiene en cuenta que el pago por indemnizaciones a los agricultores por lo que se comen los ciervos en sus campos, sólo en la zona turolense de los Montes Universales, fue en el año 2005 de 138.000 euros, unas 40 veces más».