Encuentos en la primera fase con los tritones jaspeados

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Por Eugenio Mateo.

   En Ufología, «un encuentro cercano» es un evento en  el cual una persona es testigo de la presencia de un objeto volador no identificadi (OVNI) y, en ocasiones, de su hipotéticos ocupantes. Esta terminología y el sistema de clasificación que subyace en ella fueron inventados por el astrónomo y ufólogo americano Josef Allen Hynek. 

   He querido recurrir a este símil porque la primera vez que tuve este tipo de encuentros, no con extraterrestres venidos de las galaxias lejanas, sino con unos animalillos que forman parte del imaginario o animalario, si permitís la expresión, de todos los que amamos la naturaleza, experimenté esa misma sensación.

   Siguiendo la escala de Hynek, quizá debería precisar que mis encuentros ya dejaron atrás la primera fase y están metidos de lleno en la tercera, o lo que se llamaría en la ciencia de la ufología como encuentros cercanos del tercer tipo, es decir, cuando el avistamiento trasciende a una entidad biologica o seres animados. Recordaréis la pelicula famosa de «Encuentros en la tercera fase». Mi intención pues, es trasmitir la impresión que he ido teniendo, una vez del primer avistamiento y la sorpresa correspondiente, hasta el contacto físico y dactilar con estos alienígenas verdes, tan terrestres como el que más, pero que permiten fabular con pobladores de Tritón. Hay que aclarar que están perfectamente tipificados, incluidos en la familia Salamandridae común europea, tienen nombre científico: Triturus marmoratus, incluso denominación general: Tritón Jaspeado y que según los biólogos son la especie de tritones más grandes, pueden medir hasta 16 cm. En la época de cría, su color verde, el cual por cierto le distingue del resto de tritones europeos, se aviva, como se aprecia en las imágenes.

     Todo coincide para poder decir con claridad que me ocupa la suerte de tener unos vecinos raros pero muy interesantes, como probablemente lo sean los posibles moradores de estrellas desconocidas. Por seguir hablando de cine, traigo otro título: La familia y uno más. Hace un tiempo, trasladé a este mismo blog unas fotografías de la parada sexual de estos preciosos seres, en aquel primer encuentro cercano del que hablaba; es cierto que no he podido encontrar datos, más que algunos que hablan de lo excepcional del comportamiento amatorio, ya que el macho, al que en el celo se le desarrolla una espectacular cresta dorsal, ejecuta una danza nupcial no exenta de violencia pues golpea en la cabeza de la hembra con su cola de manera poco cariñosa, aunque claro, el concepto del cariño en los humanos no debe ser comparado con el de los extraterrestres, perdón, digo tritones. Lo que pudimos ver, pues tengo testigos (muy convenientes en este tipo de avistamientos) es que el coito duró tres días, o al menos esos días estuvo la pareja tritona abrazada en una «kamasutresca» postura acuática que nos pareció una cópula como dios manda, sin prisas pero sin pausas. Después de aquello, ya hace unos años, y salvo alguna esporádica presencia individual en estas mismas aguas, no habíamos vuelto a tener noticias sobre el crecimiento de la familia.

   Ahora, las fotos no nos engañan, la familia y uno más ya son una familia numerosa, curiosamente de hembras, que son las fotografiadas y varias crías, quizá algunas apuntan a ser del sexo «fuerte», porque los machos deben estar en el fondo del estanque y no han permitido dejarse ver con esa cresta llamativa y esa cola con la que tan bien fustigan a las hembras para conseguir sus favores.No pierdo la esperanza, habida cuenta de que han perdido el miedo a dejarse ver, incluso a dejarse sacar del agua y a ser tocados con mi mano. Otra cosa sorprendente y que nos lleva a esa curiosa manía mía de hablar de terceras fases, es que en los manuales de biología, esta especie de triturus no soporta los climas de menos de 2 grados en invierno y el calor extremo en verano. Vaya, estos vecinos que tengo deben ser finalmente una raza que no es del Sistema Solar, pues el hábitat que compartimos  es justamente lo contrario al confort que dicen necesitar. ¿Habrán evolucionado fuera del su platillo volante en el que un día llegaron? Otra incomprensibilidad se contiene en el estudio que asegura que son muy sensibles a la compañía de los peces y va y resulta que si no querían esa compañía la han hecho buena, ya que peces, lo que se dice peces, hay un montón a su alrededor, incluso los he visto rozarse en sus bulliciosos largos de piscina. ¿Véis porque deben ser extraterrestres?

    Están protegidos por la ley, como todo lo que merece la pena conservar, e incluso se pena el tenerlos en cautividad ¿!? Me parece muy bien, imagino a un niño con una mascota que no sabe estarse quieta, fuera o dentro del agua, que come larvas de su misma especie y de batracios (que también conviven en esas mismas coordenadas) o  caracolillos e insectos, que cambia de color y que de tan simpática no dejar hacer otra cosa que observarla durante horas, que sería un niño autista, ensimismado en su animal de compañía favorito. Por el bien de los tritones jaspeados y el de los niños que necesitan saber más cosas, estoy dispuesto a que estos vecinos jamás pierdan su condición de habitantes de las galaxias y por mi parte, tienen asegurado el hospedaje, con el permiso de culebras y rapaces, que tienen otro código de conducta distinto.

Fuente: http://eugeniomateo.blogspot.com.es/2014/11/mis-encuentros-en-la-primera-fase-con.html