Aquí se esconde la hormiga león

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Por Eduardo Viñuales

     La hormiga león no es una hormiga. Pero la técnica de caza de su larva es una faceta fascinante de la naturaleza. La hemos observado, hemos fotografiado al insecto adulto y hemos aprendido mucho de la mano de un niño naturalista llamado Lukas.

      Quizás hayamos visto en terrenos arenosos, debajo de las paredes de yesos, como una especie de agrupación de pequeños cráteres de volcanes… y habremos pensado erróneamente que su origen y formación podría estar en el goteo de la roca que hay encima. Pero no. Esos  pequeños fosos de forma cónica que hemos visto parecen ser, en realidad, los nidos-trampa de la larva de la hormiga león (Palpares libelluloides). Y hoy hemos ido con Lukas, un niño de 10 años, a mostrarle uno de los secretos que aquí esconden las tierras finas y arenosas del seco paisaje.

     Así que un poco antes le hemos puesto en situación al niño, y le hemos contado que este insecto que muy posiblemente vamos a observar, en realidad nada tiene que ver con las verdaderas hormigas, pues los adultos son una especie de libélula de 10 cm de envergadura y de color pardo amarillento.

    Pero vayamos a lo más curioso: en el barranco de la Fuente Amarga de Urrea de Jalón (Zaragoza) vamos a contemplar en vivo y en directo lo que es la conducta de la larva de la hormiga león, un “monstruo” que permanece escondido en el interior de estos volcanes de arena muy fina y suelta, y que está dotado –aunque no lo veamos salir entero- de unas enormes mandíbulas que usa para cazar y alimentarse. Por fortuna, una hormiga normal y corriente ha tenido la desgracia de caer en el interior. Pese a sus desesperados intentos no puede salir de ahí, pues las paredes deleznables del cono, del pequeño volcán, se mueven y caen a cada paso que da para remontar la pendiente resbaladiza que se deshace. En el corazón del “volcancito” la larva escondida ha detectado que “algo” ha caído en su terrible trampa y, de repente, asoma un sofisticado cazador que atrapa y forcejea con la presa. La negra hormiga, en cuestión de pocos segundos, es engullida por la tierra…y el gusanito que estaba escondido quien  lo retenga y succione poco a poco su fluido vital en el interior del nido.

     El caso es que en el barranco de la Fuente Amarga, después de ver varios escarabajos esteparios y de descubrir al  escaso insecto pipa (Iberodorcadion zarcoi), hemos culminado el día acercándonos a la vida –algo cruel, pero muy interesante- de estos insectos. Una lección, unos instantes propios de la ley de la naturaleza, que posiblemente nunca se le olviden a la curiosidad de un joven naturalista como Lukas.

     Pero pocos días después, Lukas viene con una guía de insectos en la mano y descubre que tampoco era en realidad una hormiga león… sino que se trataba de  la larva del gusano león o mosca cechera (Vermileo vermileo), que usa la misma técnica del embudo trampa.

 * P. D.: Causalidades de la vida. Pocos días más tarde de escribir esto, descubro junto a mi amigo Roberto del Val un insecto adulto de hormiga león. Adjuntamos fotos en este reportaje para El pollo urbano. ¡Vaya ojos bonitos que tiene el bicho!

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