El valle de Madriu-Claror-Perafita, Patrimonio Mundial en los Pirineos


Por Eduardo Viñuales

El valor patrimonial de los Pirineos es excepcional: en lo natural, en lo cultural e incluso en lo inmaterial. La UNESCO ha reconocido algunos monumentos, celebraciones, valles, paisajes y montañas pirenaicas, como es el caso del valle andorrano de Madriu, dentro del conjunto del Patrimonio Mundial de la Humanidad.

Eduardo Viñuales Cobos
Escritor y naturalista de campo
Texto, fotos y dibujo
http://www.asafona.es/blog/?page_id=1036


Y en un primer momento todo invita a pensar que la cuenca del río Madriu, con sus espectaculares alturas de origen glaciar, sus escarpadas laderas salpicadas de lagos de alta montaña y vestidas por bosques de pino negro, han debido entrar en la lista grande del Patrimonio Mundial dentro de la categoría de bien natural. Pero no, en realidad el valor universal de este valle del Principado de Andorra radica en la existencia de un paisaje cultural perfectamente conservado hasta los tiempos modernos, ajeno al trajín comercial y al desarrollo de las pistas de esquí que le rodean, y completamente ligado desde hace milenios al aprovechamiento ordenado de los recursos de la alta montaña por parte del hombre.


En el valle del Madriu-Claror-Perafita se han documentado estructuras de hábitats ya asociados a actividades ganaderas en la Edad del Bronce, hacia el año 2.000 a. de C. Y es que el ancestral uso de este territorio ha sido principalmente ganadero y agrícola con campos de cultivo –de cereal, viña y tabaco- y con los prados de siega en el fondo del valle. Por otro lado, el uso ganadero en la media y alta montaña está perfectamente documentado desde la época medieval en los terrenos comunales, una estructura de organización y de gestión que aún se mantiene intacta en la actualidad, sin alteración alguna, como un testigo vivo de la historia de Andorra y de la convivencia entre los hombres y un medio natural formidable.


La huella del ser humano aparece aquí y allá en dicho paisaje cultural, bien representado mediante bordas, terrazas, corrales, cabañas de pastores –“orris”-, muros de piedra seca, “cortons” y “solans” -terrenos de pasto aprovechables en primavera y otoño hasta el día de San Pedro-, puestos de ordeño para producción de queso, acequias de riego en zonas de labranza… amén de las minas de hierro de La Maiana y La Claror, los doce molinos pañeros, un par de presas hidroeléctricas para la producción de energía, y el uso termal que se practica de las aguas sulfúreas que emergen en cinco puntos del término Escaldes-Engordany con un caudal de 816.000 litros al día.


Para la adecuada gestión de este sitio, último vestigio de la vida rural andorrana, la UNESCO ha solicitado el compromiso de mantener el valle sin  vías de acceso rodadas, la elaboración de un plan de manejo del espacio y la realización de un inventario entomológico que complete el muestrario biológico asociado al pastoreo y la agricultura con fuerte tradición cultural.


Ficha sintética

VALLE DE MADRIU-CLAROR-PERAFITA.

· Categoría Cultural. Año 2004.

· Superficie: 4.247 hectáreas. Parroquias de Encamp, Andorra La Vella, San Julià de Lória y Escaldes-Engordany. Principado de Andorra.

· Paisaje cultural, sin carretera alguna, último testigo de la vida rural del país. Ejemplo secular de una impecable relación entre el hombre y la naturaleza de la montaña.

· CIAM, Centro de Interpretación del Agua y del Madriu. Avda. Carlemany, 8. Escaldes-Engordany (Andorra). Tel.: + 376 890 879. E-mail: ciam@e-e.ad www.e-e.ad

DISTANTES, DIFERENTES… PERO CON ALGO EN COMÚN.


Algo tienen en común la Gran Muralla China, las Islas Galápagos, los cafetales de Colombia y el valle andorrano de Madriu… Sí, es cierto, son lugares de características muy dispares, e incluso están situados a gran distancia unos de otros, pero todos ellos han sido inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial, que emana del tratado firmado en París en el año 1972 en la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial y Cultural de la UNESCO, organización dependiente de la ONU. Todos estos lugares de extraordinaria belleza son sitios prestigiosos cuya desaparición o transformación sería una pérdida irreparable para el mundo entero, para cada uno de nosotros.


Los más hermosos monumentos y obras maestras del hombre, los mejores refugios naturales para la fauna salvaje, los vestigios de las grandes civilizaciones desaparecidas… o las montañas más altas del mundo están considerados como “un patrimonio que la humanidad ha heredado y que debe proteger para transmitirlo a las generaciones venideras”.


Estar inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO es ante todo un orgullo, pues supone contar con una marca de calidad, con una especie de galardón de cinco estrellas que certifica su extraordinario valor para toda la humanidad, no sólo para unos pocos, aunque obtener esta mención también conlleva una nueva responsabilidad. “Los países signatarios reconocen que todos los pueblos son depositarios de un patrimonio indivisible, que abarca todas las culturas y territorios, un patrimonio que se debe compartir, respetar y salvaguardar en común”, dice la UNESCO.