Director: Dionisio Sánchez Rodríguez. El Pollo Urbano. Desde 1977 la primera revista de sátira política, información, ocio y cultura . Zaragoza. España. Nº 231. Febrero 2023
La Primavera se nos ha echado encima manteniendo en pleno fragor la masacre ucraniana para la que no hay flores sino más bombas y destrucción.
En nuestra tierra, los primos catalanes haciendo justo alarde de su insolidario soberanismo nos niegan la alícuota parte de los posibles juegos de Invierno 2030 que se iban a celebrar en los valles del norte de nuestras regiones y es probable que, con esta actitud de soberbia, la candidatura se vaya por el desagüe pirenáico.
La izquierda radical aragonesa ha entrado en la paradoja con la invasión de Ucrania por parte de sus referentes en la Rusia soviética.
Es muy difícil entender como siguen cobrando de las instituciones aragonesas sin haber manifestado su condena a la agresión que sufre el pueblo ucraniano. Un hombre (mujer u hombra) con principios, y más si ocupa un cargo público, lo menos que puede hacer es renunciar a su nómina y destinarla a paliar el zancocho en que han metido a inocentes ciudadanos de aquel lejano país la gran potencia de sus amores.
Y como quien no quiere la cosa, vamos a encarar un nuevo año que se presenta con múltiples incógnitas que habremos de sortear -esperemos- con la mayor de las fortunas ya que no es en vano que la Virgen del Pilar sea la capitana de la tropa aragonesa. Porque si hemos de esperar que el club político que nos gobierna atienda con mano firme el timón para que la frágil nave ciudadana atraviese los temporales que se divisan en el horizonte próximo, casi mejor que busquemos chaleco salvavidas y nos arrojemos cerca de alguna patera para garantizarnos la llegada a tierra firme y aprovechar la travesía para aprender catalán, porque las cosas se están poniendo de Circo de los Hermanos Tonetti.
Efectivamente se ha impuesto en nuestra sociedad, y sobre todo entre la progresía militante, la cultura del “no”. Y menos mal que estamos bajo un gobierno socialista (además de sus alucinantes socios) Porque si mandara en España un gobierno conservador, las calles estarían rellenas de paseantes pancarterors con la anuencia, eso sí y como siempre, de los apesebrados sindicatos.
Dios, en su bendita bondad y, sin duda, con la sempiterna intercesión de la Virgen del Pilar, ha colocado a Aragón en un entorno privilegiado para el florecimiento espectacular de este tipo de energías y sus evidentes reflujos económicos.
Si durante el año la ciudad se va caracterizando día a día, por una mediocridad aplastante en materia cultural parece que los integrantes del cado de la Calle Torrenueva 25 y adyacentes, esperan la llegada del Pilar para sacar a la calle lo más cateto que han ido cociendo durante el año y, lo que es peor, con la pretensión de que están poniendo a la ciudad y a las fechas en el mismísimo centro de España, Aragón y Rioja como una ciudad capaz de aplacar la sed cultural de los viajeros que, desgraciadamente nos visitan, casi únicamente, bajo el magnético polo pilarístico.
Hemos llegado al verano del 2021 con este número Extraodinario atravesando la “pandemia” en nuestra nave pollera sin tener que apuntar en su cuaderno de bitácora la desaparición de ninguno de sus marineros. Es pues, motivo de satisfacción en toda nuestra dispersa redacción haber llegado al puerto del verano con los motores renqueantes pero dispuestos a iniciar una nueva travesía tras efectuar los necesarios retoques en la nave.
Y hemos superado todas las expectativas que nos habíamos propuesto en cuanto a lectores y difusión de la revista
Esto no es una becerrada
Las elecciones en la Comunidad de Madrid han puesto en el candelero la existencia de una violencia que-de momento y por suerte- no parece existir en otras comunidades de España. Al menos en la nuestra, las palabras siguen valiendo sin necesidad de gritarlas o liarnos a hostias por un “quítame allá esa ideología que mantiene cada cual”. En Aragón, salvo excepciones políticas que disfrutan mimetizándose con sus modelos matritenses, mantenemos la violencia en el armario para emplearla cuando realmente ha sido necesario.
Y lo cierto es que nunca hemos sido mancos. Lo ridículo es que a un concejal que se mete casi diez millones al año de las antiguas pesetas se le permita tirarse el moco del insulto a sus compañeros de corporación estando tan fácil acudir a la cola del paro a hacer proselitismo o, simplemente, hacerle pagar de su nómina los múltiples errores cometidos durante su nefasta gestión en la corporación anterior. Lo del concejal Cubero, no tiene ni medio pase en una becerrada de pueblo. ¡Tira a cascala, chaval!
Tiempos de reflexión
Parece que la “pandemia” deja de arreciar aunque sus coletazos son de “órdago a la grande”.
Nos estamos metiendo en una situación de paro escalofriante y, por consiguiente, con familias que se quedan a la intemperie sin visos de cobertura segura. Parece que, poco a poco, mientras llegan las vacunaciones a golpe de tam-tam, nos vamos viendo abocados a un “sálvese quien pueda” de difícil solución…