Una vez determinadas todas las posibles variables de la construcción, lo más importante era realizar el acopio de materiales en los alrededores del casuto: arena, cemento, ladrillos y las ventanas.
Cuando se consiguieron nivelar las alturas pretendidas del muro de piedra original, se comenzó a realizar una pared interior de tocho de ladrillo donde se habrían de sujetar las bases y los laterales de las dos ventanas (niveladas adecuadamente) mediante unos listones que mantenían los marcos en posición hasta que se fue subiendo la pared y llegar a la mitad de los marcos, aproximadamente.
Es de destacar que cuando se iniciaba esta fase se rajó depósito de gasolina del generador como consecuencia de un desgraciado accidente del que ya dimos debidamente constancia en esta sección.
Una de las ventana (al Este) es la que habría de servir de punto de observación de animales y se recuperó de la casa de Teresa Gómez de Osia, (Jaca) quien, amablemente la regaló para el casuto.
La ventana fue lijada y posteriormente pintada a la vez que se le colocó un cristal que faltaba, un cerrojillo y unas bisagras horizontales que permitían abrir hacia arriba una hoja que permitía realizar con más comodidad las fotografías de los animales que habitualmente cruzan por esta zona.
La otra ventana, (orientada al Oeste) fue un regalo de André Garcés, e igualmente fue lijada, pintada y se le cambiaron bisagras y demás aplicaciones de metal. Esta ventana tiene contraventanas que serán muy útiles para las temporadas de frío extremo.
A medida que avanzaba la construcción, se creyó conveniente , dada la época, adquirir un peral con cepellón que fue transplantado con éxito al lado del casuto contando con la ayuda de Ángel, el director general de horticultura en Hinojosa del Campo. Y lo cierto es que las peras resultaron exquisitas…
(Continuará)