Los refugios de montaña dinamizadores de la economía altoaragonesa


Por Luis Gareta
Fotos: Sergio Padura y Javier Blasco

    La Diputación de Huesca ha hecho posible la construcción y mejora de estas infraestructuras que suponen un desarrollo sostenible para el territorio altoaragonés.


Reportaje 

   El Alto Aragón cuenta con 17 refugios de montaña, también llamados albergues de montaña, con guardia, y otros 3 no guardados. Son edificios con servicios básicos que sirven para resguardar y alojar a montañeros, alpinistas o excursionistas en nuestras montañas, pero que también cumplen otras importantes funciones; sobre todo, por su papel para garantizar la seguridad.

   Sergio Rivas, ejecutor de refugios de PRAMES, destaca que los refugios son “instalaciones completas en los servicios que ofrecen, que abarcan los hosteleros, la información o la formació”. Resultan fundamentales ante cualquier problema en la montaña porque son “el sitio donde se puede llamar a los equipos de rescate y recibir una primera atención; además, están abiertos todo el año; sobre todo en invierno, y por estar en sitios aislados es importante que sean autosuficientes”.

   Para desarrollar esta función cuentan, por ejemplo, con modernos sistemas de comunicación telefónica y de internet vía satélite, además de las clásicas emisoras de radio, para dar a aviso a los servicios de rescate en caso de accidente.

   El funcionamiento y gestión de los refugios de montaña depende de los guardas de los mismos, que realizan muchas labores relacionadas con la seguridad en la montaña. Como cuenta José Ángel Sánchez, guarda de los refugios de Bachimaña y Casa Piedra en Panticosa, “tenemos un acuerdo con la Agencia Estatal de Meteorología para tomar los datos del tiempo todos los días del año; ayudamos a la Guardia Civil en los rescates; y en el entorno del refugio estamos pendientes de todo, desde el estado de los caminos y de instalaciones como sirgas al paso de animales y personas”.

   Por su especial ubicación, el abastecimiento de los recursos es complicado y la mayoría de los suministros se suben hasta ellos en helicóptero, por ello Sánchez destaca la importancia de que los usuarios ayuden a facilitar su correcto funcionamiento “haciendo caso de las indicaciones de los trabajadores, teniendo en cuenta que es una instalación colectiva en donde hay que respetar al resto de personas, y dándose cuenta de que se está en un sitio muy especial”.

    En respuesta a una creciente demanda de usuarios y aficionados a los deportes de naturaleza, cabe destacar el compromiso de la Diputación de Huesca para con estas infraestructuras, a las que considera como elementos dinamizadores de las economías de montaña, en un concepto de desarrollo sostenible.

    Tras seis años de trabajo y 2,5 millones de euros invertidos, han concluido las obras del refugio de Cap de Llauset, gracias a un convenio entre la DPH, el Ayuntamiento de Montanuy y la Federación Aragonesa de Montañismo; además se ha contado también con financiación del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural. Este refugio, que dispone de 86 plazas, permite ascender al Aneto desde su cara sur, y es el más alto de los guardados, a cerca de 2.500 metros. En él, han pernoctado desde julio de 2016 más de 8.000 personas.

    Los excursionistas pueden encontrar más información sobre refugios en el Alto Aragón, así como un mapa para ver dónde están ubicados, en la web de la Diputación Provincial: dphuesca.es

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