Por ManuelMedrano
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El texto que sigue, ni es una alabanza ni una crítica irónica, es mi análisis.
Observando ya con cierta perspectiva la trayectoria de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España y, pese a todos los avatares, secretario general del PSOE, extraigo una serie de conclusiones que me parecen relevantes sobre su gestión, similares en el ejercicio de ambas responsabilidades.
Empezaré por decir, para quien quiera asimilarlo, que es un error fatal subestimar al adversario. Lo hizo el PP con Alfredo Pérez Rubalcaba y con José Luis Rodríguez Zapatero, y así le fue. La inteligencia brilla a veces, y ya he oído a más de un opinador liberal de la sociedad civil, en tertulias más bien próximas a Vox, que Pedro Sánchez es un gran líder, para escándalo de los demás presentes.
Pedro Sánchez lidera. Ni Iván Redondo ni nada, lidera él. Y saca provecho de algunas de las características tradicionales del PSOE.
Primero, de esa aura del Jefe que es mucho más respetada, en España, por la izquierda que por la derecha.
Segundo, de que el PSOE mantiene una presencia general en los ámbitos institucionales, empresariales, profesionales, sindicales, académicos, asociativos, etc., y desde hace décadas.
Tercero, de que la propia organización interna del PSOE es antigua, pero se adecua a los tiempos y es muy sólida.
Cuarto, de la velocidad del PSOE para acometer acciones concretas. Cuando llegan a un gobierno, configuran su organigrama con celeridad, es decir, todo está preparado para ejercer el poder, casi todos saben, desde hace tiempo, cual será ahí su papel y están preparados para ello. Por otra parte, la toma de decisiones concretas es muy activa durante sus mandatos. Ejecutan. Guste o no. Y eso entra dentro de la percepción de eficacia: es mejor tomar una decisión errónea que no tomar decisiones, dando sensación de indecisión o inutilidad. Pedro Sánchez, es este apartado, es un militante del PSOE de manual, y aventajado.
Quinto y último, no, lo siento, generalmente Pedro Sánchez no improvisa. Y planifica, como es habitual, simultáneamente en varios niveles. Causa sorpresa que sus opositores se queden perplejos porque a la vez que van desarrollándose las acciones sanitarias, el Gobierno de España sigue legislando otros temas de su agenda política, mientras los “barones” autonómicos opuestos a Sánchez se debilitan y cometen sus propios errores, convirtiéndose en sustituibles… o no, según convenga.
La geometría variable en el gobierno, es variable, pero no improvisada. Caso contrario, no le saldría favorable SIEMPRE. Planificar las actuaciones a efectuar en distintos escenarios posibles y, también, simultáneamente, en diversos niveles institucionales y territoriales, no es nada fácil.
Pensarán ustedes que soy del PSOE. Pues no, no lo soy, pero soy historiador y valoro los sucesos en la perspectiva de las trayectorias en las que se producen, así como esas trayectorias mismas.
Lo que sí creo es que casi todas las formaciones políticas de España, pueden ir tomando nota de estos tres aspectos tal y como se ven ahora en el PSOE: liderazgo indiscutido, planificación multivariante y pluriespacial, velocidad y simultaneidad en las acciones.
Y si, por lo que he escrito, se enfadan conmigo unos u otros, les reto a que rebatan estos argumentos con otros, pero sin valoraciones ideológicas o personales pues, como les digo, aquí no las hay.
