Por Manuel Medrano
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Pues sí, le transmito a Pedro Sánchez mi enhorabuena más sincera por el resultado de las Primarias del PSOE, que ha ganado con mayoría absoluta pese a que se presentaban tres candidatos, lo cual lo hacía muy difícil.
Y lo hago desde el convencimiento de que así se ha dado un paso más, importante aunque para nada definitivo, en la erradicación del “Franquismo Sociológico” con el que ha seguido funcionando este país, ininterrumpidamente, desde la Transición. Un virus que infecta organizaciones políticas y sindicales de todo signo, instituciones de todo nivel y condición, y que ha hecho nuestra Democracia de cartón-piedra, no de sólidos sillares.
El motivo de mi felicitación, desglosado por partes, tiene como motivos:
1) La capacidad demostrada por Pedro Sánchez para superar la condena al olvido, destrucción de su imagen y traiciones y deserciones varias cuando fue “purgado” en un Comité Federal de su partido.
2) La voluntad demostrada por Pedro de afrontar esta Bajada a los Infiernos y utilizar todo lo padecido para madurar, mejorar, conectar con sus militantes (que son del pueblo llano, amigos) y finalmente reivindicar a los sans-culottes frente a la Burocracia Socialista del aparato, instalada en los despachos y con resortes más que suficientes para dominar al PSOE, incluido el control y designación de los puestos políticos remunerados que ocupan sus fieles allá donde gobiernan, y también donde no gobiernan (siempre hay huecos).
3) David (Pedro) derrotó a Goliat (Susana), con el apoyo muy mayoritario de los socialistas de base y de algunos cargos que, sabían, se jugaban su futuro político y que caerían de las próximas listas caso de perder esta apuesta. Y lo ha hecho en combate a campo abierto. En una España tardofranquista en la que se denuesta al Jurado Popular porque, al parecer, aquí la gente es tonta y no sabe hacer lo que hacen perfectamente los ciudadanos en otros países. En una España en la que los tertulianos-mercenarios se hartan de vociferar en los medios de comunicación diciendo que lo de las Primarias en los partidos es un error porque la gente se equivoca cuando vota (¡ostras, qué demócratas!). Donde “un militante igual a un voto” se critica con saña porque los ciudadanos que se afilian a los partidos, según la peña corsaria, no saben lo que hacen (¡pues perdónalos, Señor!, pero están ahí por y para algo, digo yo). En ese país tan dado al cacicazgo, va y Pedro Sánchez concita la voluntad mayoritaria de las gentes del PSOE y estos, que llevan en ocasiones décadas de militancia, deciden que Susana no y que Patxi tampoco, aunque éste parezca majete y tal.
4) Y también doy la enhorabuena a Pedro Sánchez porque ha demostrado que un partido laico aunque respetuoso, como el PSOE, no ha sido genuflexo ante sus Santos Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba, etc. Ni ante los llamados barones territoriales, una auténtica aberración dentro de una organización, el PSOE, que siempre ha apostado por el ordenamiento jerárquico de las actuaciones y decisiones según los ámbitos de responsabilidad de cada uno. Lo que no está reñido con consultar a las bases, por cierto.
La tarea de Pedro Sánchez, de aquí en adelante, es enorme. Recuperar la frescura de la Socialdemocracia. Democratizar el funcionamiento real del PSOE. Integrar pero sin que eso suponga que, al final, todo seguirá igual. Enfrentarse con decisión al inmovilismo en sus propias filas, etc. Pues suerte, Pedro, que como repiten desde otros partidos sus portavoces más cualificados, España necesita un Partido Socialista Obrero Español fuerte y consolidado, que vuelva a estar vivo en el tejido social y no solo en las instituciones, que genere ilusión en la izquierda, tan necesaria como las demás opciones para la salud democrática de España.
