Por Antonio Tausiet
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La empresa multinacional estadounidense de fabricación de automóviles General Motors abrió en 1982 una factoría en el polígono industrial Entrerríos de Figueruelas, en el área metropolitana de Zaragoza.
En 1978, la empresa Infraestructuras Aragonesas, presidida por Fernando Almarza y Laguna de Rins, también presidente de la Caja de Ahorros de Zaragoza, fue comprando las parcelas, junto a la autopista a Bilbao. José Joaquín Sancho Dronda, director general de esa entidad bancaria, se atribuyó años después la iniciativa de la operación especulativa.
En 1979 se anunció la construcción. El Ayuntamiento de Zaragoza aprobó en pleno su oposición, desestimándose el recurso por parte de Estado. El tamaño de esta empresa, la mayor de su entorno, con miles de puestos de trabajo, condiciona la economía de toda la región, y por ende, su política.
Cada vez que se lanza un nuevo modelo de coche, la noticia es celebrada por los medios de comunicación como si fuese el natalicio de un profeta.
Al año siguiente de su puesta en marcha, General Motors España comenzó un proceso de externalización que fue creciendo, pasando por un amplio plan en 2001, hasta que en 2007 el comité de empresa organizó movilizaciones, como la que se ve en la imagen de la plaza de España, contra la subcontratación de los empleos, por su precarización.
